‘Madre’, de Paz Padilla, el debut de Carlos Sobera, Ramon Gener y Máximo Huerta acaparan los focos por Sant Jordi

Barcelona ha amanecido con una bajada de las temperaturas. Algunos comparan los nueve grados con las fotos en manga corta de hace un año y con los paraguas de hace dos. El frío es preferible a las mascarillas que hace tres años inundaban las calles de la ciudad y eso que estas son mejores que el silencio de 2020, Cataluña se quedaba en casa por el día del libro. Con frío, lluvia, mascarillas o incluso confinados, el día 23 de abril es Sant Jordi, el día de las letras, el San Valentín catalán, cuando las calles de Barcelona se convierten en una superilla literaria con hasta 450 puestos de libros y rosas, una jornada donde el vínculo entre autor y lector es el verdadero protagonista: “Los lectores me dicen que ya ríen y lloran y eso es lo que quiero que suscite Madre. Sant Jordi es un día precioso y lo vivo con la intensidad de un regalo”, reconoce la actriz y presentadora Paz Padilla, que ahora presenta su tercer libro.

Sant Jordi es uno de los mejores días del año para la periodista y escritora Lucía Lijtmaer, “la ciudad está preciosa, y es el día en que puedes conocer a los lectores y darte cuenta de que lo que has creado está vivo”, opina. Desde bien temprano, las concursantas y lectores han acudido las casetas de la librería On the Road, en Gràcia con Rosellò, uno de los puntos clave de la “superilla literaria” que se ha formado en el “paseo profesional” en Gràcia―donde se encuentran los puestos de las grandes librerías y editoriales―que ha reunido a los más pequeños y los mayores con una rosa y un libro en cada mano. Ruth (19 años) ha obligado a madrugar a sus amigas para recibir una de las primeras firmas de Eloy Moreno: ”Invisible fue el primer libro que me hizo llorar. Abandoné la lectura y hace poco me empecé su libro Tierra, y he retomado el hábito”, cuenta Ruth.

Como cada año, Laura y Daniel (25 y 26 años) han visitado su librería preferida e intercambiado sus rosas libros, con una sorpresa: este año los dos han escogido el mismo, La casa al final de Nedless Street de Catriona Ward. Pasean hacia la playa ajenos a la amalgama de gente que se ha concentrado en la esquina del paseo con Consell de Cent, frente a La Casa del Libro, donde cerca del mediodía Carme Chaparro, Carlo Padial o Eva García Sáenz de Urturi concentraban todas las miradas. Junto a ellos, una pila de ejemplares de A Contracorriente, el libro con el que Carlos Sobera debuta como escritor: “Me preguntan si es mi primer Sant Jordi, como si se tratara del primer amor, y sí lo es. Me encanta ver la gente volcada en el mundo del libro y de la cultura. Nunca había vivido este día en Barcelona pero soy un gran lector y creo que el Día del Libro es todos los días”, subraya Sobera. El presentador de First Dates ha sido uno de los cabezas de cartel del Sant Jordi 2024, puesto que ha compartido con el músico Ramón Gener premio Ramon Llull de este año por Història d’un piano, la premio Planeta 2023, Sonsoles Ónega, el periodista y exministro Máximo Huertas, la ilustradora Pilarín Bayés y Eduardo Mendoza con Tres enigmas para la organización, su último libro.

Todos los días son buenos para leer pero no siempre se tiene la oportunidad de cumplir el sueño de conocer al autor preferido, y en Sant Jordi Aitana Martínez (23 años) esperaría “lo que hiciera falta” por conocer a Javier Castillo, “estar con él aunque solo sean unos minutos me emociona mucho”, admite. La misma pasión aglutina a los fans de Abril Zamora en el paseo de Gràcia y a los seguidores de la escritora catalana Irene Solà, “Escribe de una manera única, necesitábamos un referente joven como ella en la literatura catalana”, puntualiza María (25 años).

La “superilla literaria” llega hasta Plaza Catalunya, donde se conecta con la Rambla formando la columna vertebral de la festividad en la ciudad. Allí, frente a la FNAC, una enorme fila de personas esperan a que el periodista y escritor Ángel Martín les firme un ejemplar de Detrás de todo el ruido, su última obra: “Sant Jordi es un día muy especial, conocer la perspectiva de los lectores del libro y lo que han sentido al leerlo es como pasar todo el día escuchando microrrelatos”, cuenta Martín.

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