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Núria Feliu era mucho más que la ‘tieta’ de Catalunya

Una exposición reivindica las diversas facetas personales y artísticas de la cantante

Núria Feliu
Exposición dedicada a la cantante catalana Núria Feliu en el Palau Robert de Barcelona.massimiliano minocri

Una geganta perfectamente engalanada de fiesta y con las facciones y el porte inconfundibles de la recordada Núria Feliu recibe, y lo hará durante estas próximas semanas, a los visitantes a las puertas del Palau Robert. La elegante geganta pertenece a la colla de los Geganters de Sants y en este momento es una de las piezas centrales, como mínimo de las más llamativas, de la exposición que este martes se inauguró en memoria de la desaparecida artista, fallecida en julio de 2022 a los 80 años.

Núria Feliu al Palau (Robert), organizada por el departamento de presidencia de la Generalitat de Catalunya y comisariada por el comunicador Óscar Dalmau con la colaboración del guionista Julià Guillamon y del documentalista Fermí Puig, podrá visitarse hasta el próximo 19 de mayo de forma gratuita en el primer piso del palacete institucional del paseo de Gràcia. Dalmau explicó que esencialmente la exposición trataba de “romper la imagen de la Tieta de Catalunya que todos teníamos en mente y mostrar las diversas facetas, tanto artísticas como personales, de Núria Feliu”. Dalmau insistió en que incluso algunas de estas facetas podrían sorprender a muchos que solo imaginaban a la Feliu como una cantante popular, pero detrás de esa apariencia incluso frívola se encontraba una mujer fuerte que supo ponerse al frente de reivindicaciones tanto sociales (contra la OTAN o a favor de las luchas vecinales) como profesionales (las reclamaciones del Sindicat de Músics para acabar con la música pregrabada en los locales públicos) luchando siempre por la lengua (hizo traducir al catalán canciones de todos los estilos e insistía constantemente en que cualquier cosa podía cantarse en ese idioma) o mostrándose como una aguerrida emprendedora (montó su propia discográfica grabando en las mejores condiciones con los músicos que quería o su propia empresa de contratación, cosas ambas inusuales en la España de finales del pasado siglo).

A lo largo de cinco ambientes diferentes, separados por elegantes cortinajes, se pueden recorrer todas esas facetas de Núria Feliu gracias a un buen número de fotografías. Los nombres más importantes de la fotografía desfilan por las paredes: Colita, Ontañón, Fornés, Maspons, Catany, Seguí,...). A su lado, compartiendo protagonismo, recortes de prensa, pósteres, discos, objetos personales, los trofeos más disparatados (los comisarios hablaban de auténticos pongos que le entregaban todo tipo de asociaciones y que se han rescatado de los almacenes del distrito de Sants donde estaban archivados) e incluso álbumes de cromos o revistas infantiles. Diferentes puntos de escucha permiten desde comparar la fuerza de una de sus interpretaciones jazzísticas con la misma realizada por Sarah Vaughan hasta visionar entrevistas y actuaciones televisivas (magnífico un olvidado programa del mítico A su aire de TVE rescatado en glorioso blanco y negro con el acompañamiento de Tete Montoliu o una actuación en TV3 con el malogrado Lucky Guri, imágenes entrañables que muestran la perfecta comunicación que existía entre ambos).

Las sorpresas se enlazan una tras otra, desde fotografías de su infancia (entre ellas el balcón de su casa natal en Sants) hasta octavillas tan curiosas como la que anuncia su actuación de 1971 en Can Amat Paradís compartiendo escenario con Josephine Baker presentadas por Chicho Gordillo.

Desde sus principios en el teatro independiente (sus tres primeros discos fueron como narradora), el jazz y los estándares estadounidenses a la sardana pasando por tangos, boleros, canciones tradicionales, cuplés, temas de cine o de musicales (que ella adaptaba casi al mismo tiempo de los estrenos londinenses), y hasta con el country se atrevió. Todo cabía en la propuesta de Feliu, a la que, en la exposición, podemos escuchar cantar por supuesto en catalán pero también en castellano (grabó tres discos con Waldo de los Ríos) y, ¡oh sorpresa!, en inglés.

Realmente había mucha Núria Feliu detrás de su entrañable imagen de tieta.

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