Eugènia Gay afirma que Europa ha fracasado en la respuesta a la inmigración

La gestión humanitaria de la crisis migratoria es un tema pendiente en Europa, “que ha fracasado a la hora de dar una respuesta a ese problema”. Ésta fue una de las afirmaciones que hizo Maria Eugènia Gay en el foro social que organiza la Fundació Pere Tarrés con la colaboración de EL PAÍS. Gay es teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona con competencias en derechos sociales, cultura, educación, deportes y coordinación territorial además de ser la concejal del distrito Sarrià-Sant Gervasi. En su conferencia, desplegó básicamente la larga agenda de problemas y retos sociales que deben afrontar las sociedades. Y uno muy claro es conseguir un proceso legal y ordenado en la gestión de las migraciones que separe este flujo humano del control mafioso y de una respuesta humanitaria a las personas que llegan al país, impelidos por la necesidad.

Gay reivindicó los valores del humanismo cristiano en el despliegue de las políticas públicas que deben estar basadas en los derechos humanos. Recordó el artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos -”todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y (…) deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”- y el papel de Eleanor Roosevelt reivindicando la mujer también como sujeto de estos derechos. “El cumplimiento de la declaración es inexcusable y ha de estar por encima de ideologías y ordenamientos jurídicos. Son unos derechos que únicamente pueden desarrollarse en democracia”. En la medida que los municipios tienen la posibilidad de “incidir directamente en la vida de las personas”, sus administraciones deben aprovechar esta cercanía con el ciudadano para favorecer el aterrizaje de estos derechos. Gay defendió un despliegue coordinado de los mismos con la colaboración entre administraciones y sociedad civil.

La prioridad, dijo, del Ayuntamiento de Barcelona es el bienestar de la ciudadanía y ello implica abordar una serie de retos que enumeró seguidamente y fueron el asunto central de su charla. Tras afirmar que la administración municipal debe asumir sus carencias para poder mejorar y reducir la burocratización, subrayó que Barcelona lidera el trabajo por la inclusión social que exige un cambio de modelo en la provisión de ayudas. Ligado a la pobreza citó el problema de los sintecho -1.384 personas en las calles de Barcelona con medias de permanencia de cuatro años y medio-. Y citó el plan suscrito en 2005 por 38 entidades que trabajan en esta área para impulsar políticas con el liderazgo de la Generalitat.

Sobre la exclusión residencial -”un problema que, como país, no hemos sabido afrontar”-, subrayó que las soluciones no pasan únicamente por incrementar la disponibilidad de vivienda social, sino por evitar la pérdida que suponen los desalojos. Destacó el buen funcionamiento de la atención domiciliaria y la voluntad de promover un envejecimiento activo y combatir la soledad no deseada. Tras citar la conveniencia de dar más autonomía a las personas discapacitadas y de mejorar la igualdad de oportunidades, Gay explicó la necesidad de que en el terreno de la infancia, las políticas sean transversales y en todos los ámbitos, algo que ya hace el Ayuntamiento barcelonés. El cambio climático y la violencia de género así como la tarea del Centre d’Emergèncias, “un servicio oculto”, fueron otros asuntos abordados por la ponente. Gay fue presentada por Sònia Fuertes, comisionada de Acció Social del ayuntamiento.

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