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Las restricciones de agua potable no llegarán a Barcelona al menos hasta el verano

Pese a la próxima entrada en emergencia por sequía, los grifos domésticos de la capital catalana no notarán una caída de presión hasta julio, si no llueve

Restricciones agua Cataluña
Vegetación seca en el parque de Montjuïc de Barcelona, la semana pasada.Gianluca Battista
Clara Blanchar

Cataluña entrará en emergencia por sequía en las próximas semanas, salvo que se produzca un episodio de lluvias muy abundante. Pero pese al escenario de emergencia, Barcelona podrá mantener en los próximos meses el abastecimiento de agua potable, porque su consumo es relativamente bajo, 173 litros por habitante y día durante el año pasado. La fase de emergencia tiene tres etapas y si no lloviera, en el peor de los escenarios, las restricciones no llegarían a los grifos de los vecinos hasta verano. Porque no sería hasta la llamada fase de Emergencia III cuando la ciudad superaría el consumo máximo previsto en el plan, de 160 litros por persona y día. Es entre junio y septiembre cuando la ciudad suele gastar más agua potable, por encima de los 170 litros, con datos del año pasado. Si llegaran, las restricciones se materializarán bajando la presión de la red, no cortando el suministro.

Más allá del agua de boca, la declaración de emergencia sí afectará a servicios municipales, como el riego de vegetación y la limpieza de calles. En vísperas este escenario, el ingeniero Jefe del Ayuntamiento de Barcelona, Oriol Altisench, y las responsables de Servicios Urbanos, la gerente Sònia Frias, y de Barcelona Ciclo del Agua, Cristina Vila, han comparecido para explicar qué le espera a la ciudad en los próximos meses. “Si la situación no mejora en la segunda quincena de enero, entraríamos en emergencia I y si en primavera no hay las lluvias habituales, entraríamos en emergencia II en abril y en julio en emergencia III”, ha resumido la directora general de BCASA. Vila también ha explicado que si en condiciones normales, sin sequía, Barcelona se abastece en un 80% de los pantanos del sistema Ter-Llobregat, al avanzar la situación de falta de lluvias se han activado los recursos alternativos: el agua freática (del subsuelo, que en Barcelona no es potable), la que procede de las desalinizadoras y la reutilizada suponen ahora un 80% de la que consume la ciudad. “Si ahora en emergencia aguantaremos es gracias a las grandes infraestructuras que se construyeron tras la última gran sequía”, la de 2008.

Riego de espacios verdes. La emergencia sí impactará mucho en el riego de espacios verdes, que en un 80% se riegan con agua potable y en un 20% con agua freática, del subsuelo. En fase de emergencia el decreto de sequía prohíbe regar zonas verdes incluso con agua del subsuelo, pero el Ayuntamiento ha solicitado a la Agencia Catalana del Agua (ACA) poder regar con agua freática, porque la de Barcelona no es potable. El consistorio confía en que el Govern lo permitirá. Pero aún así, el riego solo llegaría a un tercio de los espacios que se riegan en situación normal, cuando no hay sequía. En emergencia se pasaría de tres hectómetros cúbicos al año, a solo 0,87 hectómetros cúbicos. De éstos, una parte son parques o zonas que ya están conectados a las bolsas de agua del subsuelo (como Glòries y su entorno), pero en el resto de la ciudad se tendría que hacer a mano, con cubas de una tonelada de agua. En este caso, se priorizarán árboles y palmeras de grandes avenidas, calles que tienen vegetación (paseo de Sant Joan o la Diagonal), y parques históricos o emblemáticos (el rosal de Cervantes o el parque del Laberint). La gerente de Servicios Urbanos, Sònia Frias ha planteado que una sequía como la actual plantea: “Tenemos un dilema, que es no hacer entrar en competición el agua y la naturaleza: dejar morir el verde no es la situación para salir del cambio climático, vecinos y vegetación compiten por el mismo recurso”.

Baldeo de calles y limpieza urbana. La emergencia también afectará a los servicios de limpieza viaria, siempre con agua del subsuelo y con 28 camiones cisterna. Para el operativo necesario sería necesario hacer tres turnos que trabajaran 24 horas, por lo que el consistorio, ha explicado Frias, está negociando con los sindicatos cómo organizar estos turnos. Por ahora no está previsto contratar personal.

Piscinas. El Ayuntamiento también ha pedido al Govern poder utilizar agua freática para el rellenado mínimo que se hace de las piscinas públicas y de uso público. En general, en Cataluña el uso de agua del subsuelo está prohibido en fase de emergencia porque en muchos lugares es agua potable, mientras que en Barcelona el agua del subsuelo es “no potable y no potabilizable”, por su composición química y alta en sal. Los responsables municipales del dispositivo de sequía, con todo, han reconocido que “nunca se había tensionado tanto como ahora la bolsa de freático”. “De momento, aguanta”, han celebrado.

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Ordenanza de aguas grises y nueva infraestructura. A corto plazo, y para aumentar la resiliencia de la ciudad a la sequía, el Ayuntamiento prepara también inversiones en infraestructuras para conectar al freático más zonas de la ciudad y no tener que regar con agua potable; y una ordenanza para obligar a las nuevas construcciones a reutilizar las aguas grises. Esto es, que el agua que las viviendas tiran por los fregaderos, lavabos o duchas tenga un circuito propio y se pueda reaprovechar para tirar la cadena del váter.

Reunión de la mesa de sequía. El próximo 16 de enero está previsto que se reúna la mesa de sequía que capitanea el Ingeniero Jefe del Ayuntamiento de Barcelona, Oriol Altisench, y en la que participan los gerentes de todas las áreas municipales afectadas (limpieza viaria, deportes, parques, servicios sociales...), el ACA, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), la Delegación del Gobierno o las compañías de agua.

Las grandes cifras del consumo en Barcelona. Desde 1999, y en buena parte gracias a ese episodio, la ciudad ha registrado una caída en picado del consumo: un 22% menos en el doméstico, un 28% en la industria, hoteles y comercio; y un 32% los servicios municipales. En el caso el agua potable, el grueso del consumo es el doméstico (un 69%), el 26% corresponde al comercio e industria (que incluye los hoteles y restaurantes) y un 5% municipal (desde el riego de parques, hasta la limpieza viaria, pasando por equipamientos o edificios municipales).

La emergencia por sequía, una fase que tiene tres etapas

En el plan de sequía de la Generalitat, la fase de Emergencia tiene tres subescenarios (I, II y III). En Emergencia I, el consumo de los municipios no puede superar los 200 litros por habitante y día. En Emergencia II el umbral es de 180 litros. Y en Emergencia III, de 160. Las restricciones comenzarían si se rebasaran estos consumos. Barcelona está por debajo (173 litros el pasado mes de noviembre). Y la media del AMB es de 170 litros por habitante y día. Por ello no es hasta la fase III de la Emergencia cuando, si no llueve hasta verano, habrá que aplicar restricciones de agua potable en Barcelona.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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