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Cataluña, pendiente de un incierto episodio de lluvias y de nieve antes de la emergencia por sequía

“No nos sacará de pobres, habrá que ver hasta qué punto son efectivas”, explica la Agencia Catalana del Agua

Vista del pantano de Susqueda a finales de diciembre de 2023. [ALBERT GARCIA] EL PAIS
Vista del pantano de Susqueda a finales de diciembre de 2023. [ALBERT GARCIA] EL PAISAlbert Garcia
Carlos Garfella

Pese a haberlo sugerido semanas atrás, el Gobierno catalán no anunciará este martes, tras la reunión semanal del Govern, la entrada en la fase de emergencia por la peor sequía en la comunidad desde que existen registros. Y, de cara a atrasar la declaración a febrero, Cataluña lleva días mirando esperanzada proyecciones de un posible gran episodio de lluvias, previsto para miércoles y el jueves, que puede ser generoso en las cabeceras pirenaicas de los ríos Ter y Llobregat, los que abastecen los embalses de Barcelona y su área metropolitana, y Girona, hoy en un exiguo 17%, solo un punto porcentual por encima del lindar fijado para decretar el estado de emergencia. Sin embargo, la incertidumbre respecto a la cantidad de nieve, a la cota la que caerá y la intensidad de la lluvia es todavía generalizada en toda la Península, advierte la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en una nota informativa en la que, no obstante, apunta a que el escenario más probable es que “el cuadrante noreste peninsular y Baleares sean las zonas más afectadas” por el temporal.

La causa de este episodio es que el martes se formará una dana (acrónimo de depresión aislada en niveles altos, es decir, un embolsamiento de aire en capas altas de la atmósfera) sobre el Cantábrico que afectará los siguientes días a la Península y Baleares y, ese mismo día, “un sistema de bajas presiones (una borrasca) entrará por el Estrecho dejando precipitaciones en el tercio sur peninsular, para después desplazarse hasta el entorno de Baleares”. El Meteocat declaró ayer un aviso de intensidad leve por posibles nevadas en cotas de 700 metros en las comarcas interiores y prepirenaicas y de 600 metros durante el jueves.

Aunque desde hace días parecía que ambos fenómenos iban a chocar desencadenando un temporal importante de agua y de nieve, este lunes el “escenario más probable es que ambas estructuras no lleguen a interaccionar y que sea la dana la principal causante de las precipitaciones”. El problema es que las danas son los fenómenos más complejos de pronosticar junto con las tormentas. Así, el interrogante lleva sobre cuántos litros caerán y en qué zonas serán las más agraciadas se cierne sobre una comunidad demasiado acostumbrada a ver pasar de largo las lluvias.

Los modelos meteorológicos, como el ICON o el modelo GFS, con actualización cada 12 horas, llevaban días apuntando a acumulaciones generosas de nieve y más de 50 litros por metro cuadrado precisamente en las cuencas orientales de los ríos. El modelo del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF por sus siglas en inglés) rebajaba el lunes, sin embargo, las acumulaciones de agua, para dar más frío.

La esperanza del Govern, en cualquier caso, es ganar el tiempo que sea a una sequía que ya se prolonga más de 1.100 días y que está dejando un gran coste económico en las arcas públicas, a la industria y a la agricultura. Para empezar a remontar mínimamente el enorme estrés hídrico que acumula Cataluña desde hace tres años es necesario que caiga el máximo de agua y nieve posible sobre las cabeceras y las cuencas de los ríos Ter y Llobregat para que el agua acabe entrando así en los pantanos de Susqueda, Sau, Darnius Boadella, Baells, Llosa de Cavall y Sant Ponç, los principales embalses de este sistema hidrológico.

“No nos sacará de pobres, pero habrá que ver hasta qué punto son efectivas las lluvias. Hay mucha incertidumbre y hasta el mismo día del temporal no sabremos su impacto”, explicaban el lunes por la mañana fuentes de la Agencia Catalana del Agua (ACA), el máximo órgano en gestión del agua de la Generalitat.

Para Aemet, el día clave de este episodio invernal será el miércoles, cuando la situación se complicará. En cuanto a la precipitación, “prácticamente va a estar toda España regada, sobre todo la mitad nororiental, lo que será muy bueno para paliar el déficit hídrico de Cataluña”. En Cataluña, “lloverá en abundancia, más de 20 litros por metro cuadrado en general y 50 en Barcelona”, calcula el portavoz de Aemet, Cayetano Torres. También se esperan “nevadas generalizadas en la mitad nororiental: Burgos, Navarra, La Rioja, Aragón y todo el Pirineo, donde se acumularán más de 20 centímetros de nieve nueva”. Todo esto en un principio. “Con una mínima desviación de la dana, se altera totalmente el escenario”, explica Torres, que en ningún caso espera “un episodio de lluvia potente en Cataluña” que apuntaban los modelos los días previos, informa Victoria Torres.

El pasado fin de semana, coincidiendo con el Día de Reyes, los Pirineos catalanes vivieron el primer episodio de nevadas generosas tras uno de los diciembres más secos y calurosos desde que existen registros. El episodio, si bien consiguió teñir de blanco las montañas y todas las estaciones de esquí, se concentró más en los Pirineos occidentales (Vall de Arán) y en la cara norte de las montañas. Las precipitaciones en la cuenca del Ter fueron irregulares y no se superaron más de 20 litros por metro cuadrado. Aunque el aumento puntual del río sí consiguió, como mínimo, que las reservas no hayan menguado esta última semana.

La Generalitat lleva desde noviembre, cuando se declaró la preemergencia (una fase de transición), apurando al máximo la ampliación de nuevas restricciones de agua en la última fase del plan autonómico de sequía (cuando los embalses bajan del 17%) que se dictarán en una hipotética fase de emergencia, la más grave.

Los pantanos de este sistema están al 16,7% de su capacidad (hay embalsados 105 hectómetros cúbicos) y la declaración de emergencia está prevista cuando se baje del umbral de 100 hectómetros cúbicos, el 16% de su nivel. En la entrada a la fase de excepcionalidad, en febrero de 2023, el Govern decidió no esperar a que las reservas bajaran al 25% (como estipula el plan de sequía), y aceleró a la penúltima fase del plan con el 28%.

Ahora, sin embargo, el Govern parece decidido a intentar aguantar al máximo la entrada de la última fase, que supondría una reducción del 80% al riesgo agrícola, un 50% al ganadero, una reducción del 25% a la industria y un consumo doméstico máximo de 200 litros por habitante al día (ampliable a 160).

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Sobre la firma

Carlos Garfella
Es redactor de la delegación de Barcelona desde 2016. Cubre temas ambientales, con un especial interés en el Mediterráneo y los Pirineos. Es graduado en Derecho por la Universidad de las Islas Baleares, Máster en Periodismo de EL PAÍS y actualmente cursa la carrera de Filosofía por la UNED. Ha colaborado para otros medios como IB3 y Ctxt.

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