Preocupación en el Gobierno catalán por el desgaste de la gestión del descalabro en PISA y la sequía
Aragonès intenta neutralizar las críticas de la oposición en el Parlament escenificando su apuesta por la estabilidad de la legislatura
El Govern que preside Pere Aragonès ha vivido una de sus semanas más tensas desde que, tras la ruptura con Junts en 2022, asumió el reto de gobernar en solitario la Generalitat. La manera errática como se gestionó la crisis en de los peores resultados en 23 años de pruebas PISA en las escuelas catalanas y un patinazo en un tema de tanta sensibilidad como la respuesta a la sequía han servido para apuntalar el relato de la oposición sobre la falta de capacidad de Esquerra para llevar el peso de la Administración. Un tema que preocupa en el seno del Ejecutivo, pues una de sus bazas para lograr la reelección es precisamente exhibir lo que ven como una solvente obra de Gobierno. Ahí se enmarca que ayer, en el pleno del Parlament, el president optara por arrogarse la máxima responsabilidad delante del Ejecutivo y neutralizar las críticas de la oposición.
Las acusaciones persiguen al Ejecutivo desde que el pasado día cinco se conocieron los malos resultados de los alumnos catalanes evaluados en comprensión lectora, matemáticas y ciencia. Primero, desde el Departamento de Educación, se culpó a la sobrerrepresentación de alumnado inmigrante en la muestra de PISA y, al día siguiente, se rectificó asegurando que es el resultado de la segregación escolar y la pobreza infantil. La veterana consejera Anna Simó tardó casi una semana en comparecer ante la prensa para explicar los resultados y pidió a los otros partidos “hacer piña” para buscar soluciones.
Desde el verano, la Generalitat había puesto velocidad de crucero en su apuesta por comenzar a lucir obra de Govern. Y ahí una de las joyas de la corona eran los avances en materia educativa, como la disminución de las ratios gracias a una contratación récord de profesores. Si de por sí el descalabro de PISA era un síntoma grave, la cadena de errores en cómo se abordó informativamente la crisis opacaba aún más la estrategia de mostrar a ERC como un gestor creíble. El temor, aceptan voces de los republicanos, es que realmente esos cambios estructurales no sean “percibidos” por la ciudadanía como importantes.
El gabinete de Aragonès, consciente de que el tema protagonizaría ayer la sesión de control en Parlament, recurrió a la potestad que tiene el president para solicitar dirigirse a los diputados y abrir adicionalmente un turno de intervenciones con los grupos. El republicano buscaba así que su invitación a una mesa de partidos para dar una respuesta conjunta quedara diluida en el formato de mayor confrontación de las preguntas al jefe del Govern.
“Lo que nos pide el colectivo docente es estabilidad, que ante una situación en la que hay que tomar medidas no vayamos a hacer electrochoques ni medidas superficiales para cubrir el expediente del debate político de la responsabilidad política de Govern”, aseguró Aragonès. El president pudo así volver a sacar la carta de líder que no deja el barco en los momentos difíciles. Junts y el PSC le dejaron claro que no lo pondrán fácil. “Hasta cuándo piensa aguantar la agonía”, le espetó el exconvergente Albert Batet. El jefe de la oposición volvió a señalar la sequía, las renovables y la educación como los flancos donde intentará evidenciar la supuesta inexperiencia de los republicanos para gestionar.
La apuesta de Aragonès por remarcar su lugar en la primera línea llegó además en el día en que en otro campo, el de la gestión de la sequía, se tuvo que hacer rectificaciones. El consejero de Acción Climática, David Mascort, aceptó ayer que se había equivocado en la rueda de prensa del Govern donde él mismo explicó un nuevo paquete de medidas para hacer frente a la falta de lluvias. Mascort dijo el martes que clausuraba las duchas de los centros deportivos federados para ahorrar el consumo de agua. En una entrevista para Aquí Catalunya de SER Catalunya, Mascort aclaró ayer que sólo cerrarán las duchas de los centros que tengan piscina o rieguen el césped.
“Está bien reconocer cuando te equivocas y no me expresé bien en la rueda de prensa”, reconoció Mascort. El patinazo llega en un momento muy crítico y donde todos los ojos están puestos en cómo se enfrentará a tal vez el mayor reto del mandato. Tras 37 meses sin un ciclo normal de lluvias en Cataluña y la certeza de que en enero se entrará en la fase más dura del plan de emergencia, el Govern optó por poner al consejero al frente de la comunicación de las medidas sobre la sequía, optando por darle un peso más político. Hasta el mes pasado, había sido el director del ACA, Samuel Reyes, el responsable de dar las explicaciones, desde una vertiente más técnica.
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