Las obras en la R3 quieren poner fin a la sequía inversora de Renfe
La línea estará cortada entre La Garriga y Mollet a partir de hoy
“Un café con leche y un cruasán para este señor”, grita la camarera, corriendo a poner otras dos tazas. La prisa es el día a día en las mañanas entre semana de la cafetería de la estación de Rodalies de La Garriga, un municipio situado a 40 kilómetros de Barcelona. Muchos de sus habitantes cogen cada día la línea R3 para desplazarse al trabajo o a la universidad. A partir de hoy, la línea estará cortada entre esta estación y la de Mollet-Santa Rosa, lo que afectará a unos 12.000 usuarios al día, a los que Renfe ofrece un servicio de bus como alternativa. El corte (que dentro de unas semanas afectará solo al tramo entre La Garriga y Parets del Vallès), servirá para acometer las obras de instalación de la doble vía en las estaciones. Un proyecto importante, con 155 millones de euros de inversión, que sumado a los muchos otros que constan en el Plan de Rodalies de Catalunya 2020-2030 quiere poner fin a una década de sequía inversora.
En plena negociación por la investidura de Pedro Sánchez, el asunto del déficit de inversiones en Rodalies vuelve a estar sobre la mesa, más aún cuando una de las demandas de los partidos independentistas es el traspaso de la red para la gestión autonómica. El lunes, el Govern volvió a denunciar los datos de ejecución presupuestaria del Estado, denunciando que entre 2010 y 2021 solo se ejecutó el 50% de las inversiones previstas (o lo que es lo mismo, se dejaron de invertir 3.639 millones de euros en ese periodo).
“Son las mismas cifras que siempre se sacan sobre el déficit. Pero la realidad ahora es que se están haciendo muchísimas obras, y la que empieza en la R3 es un ejemplo más”, afirma Xavier Flores, secretario general de infraestructuras en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Destaca que el Plan de Rodalies 2020-2030, que prevé una inversión de 6.300 millones de euros —la parte más importante está prevista para el primer lustro— ya está en marcha, con obras terminadas, obras en curso y proyectos en licitación.
“Hemos superado los 1.000 millones de euros ejecutados desde que empezó el plan, y ahora cogeremos carrerilla con un sinfín de actuaciones”, apunta. Entre estas obras ya ejecutadas, a punto de terminar o adjudicadas está la remodelación de la estación de Ocata (línea R1) y la ampliación de los andenes en la estación de Arc de Triomf, la adjudicación de las obras de soterramiento de la estación de Montcada i Reixac por 540 millones (línea R2), el desdoblamiento de la R3 entre La Garriga y Mollet —que se completará con un segundo corte de la vía el año que viene, para terminar de desdoblar los 18 kilómetros que comprende este tramo—, o varias obras que afectan a diferentes estaciones de la R4. También se ha licitado el estudio informativo para conectar las líneas R4 y R8, y en lo que respecta a Adif, ayer anunció que invertirá 23,4 millones para reforzar la infraestructura en los 23 kilómetros entre Vilanova i la Geltrú y Castelldefels, en concreto para renovar 87.000 metros de carril y unas 60.000 traviesas. Hasta el primer semestre de 2023, según la evaluación del propio Plan de Rodalies, se ha licitado el 48% de lo previsto en el periodo 2020-2025, se ha adjudicado el 45% y la ejecución presupuestaria ha sido del 33,3%. Entre otros hitos, de las 50 estaciones donde se prevén grandes actuaciones, 10 ya están terminadas, 21 están en obras y 19 en proyecto.
¿Cuándo notarán el cambio los usuarios? La disparidad de obras, y el distinto momento en el que se encuentran, hace que sea complicado poner una fecha en el que los cambios serán totalmente perceptibles en cuanto a frecuencias y comodidad. “Es difícil decir cuándo se verá, será cuando la obra nueva se vaya consolidando. También se han hecho cosas que no se ven, como la modernización de la señalización de la R4 en Manresa, que repercutirá en la fiabilitat y la seguridad, y también se han comprado 100 trenes que tienen que venir”, explica Flores.
Por ahora, los usuarios de la R3 tendrán que conformarse con el bus. Martí es uno de los que cogía cada día el tren para ir a la universidad, y el corte le obligará a hacer un trayecto mucho más largo, de una media hora más para poder llegar a tiempo a clase. Otra de las usuarias, María, también universitaria, cree sin embargo que la alternativa en autobús por obras será incluso beneficiosa, “una buena noticia porque, al menos, me aseguro llegar a tiempo porque los buses funcionan mucho mejor que el tren”. María José, que usa el tren para ir a “hacer recados” a la ciudad, coincide con ella, porque está harta de lo retrasos en la red de Rodalies, y prefiere un autobús directo.
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