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UE Sant Andreu: cómo un club reventó récords y confirmó ser “l’orgull del poble”

El histórico equipo, fundado en 1909, disfruta de una oleada de socios tras ascender a Segunda Federación después de ocho años en Tercera

Irene Guevara
El estadio del Sant Andreu, en obras por el cambio de césped, con los bloques del barrio detrás.
El estadio del Sant Andreu, en obras por el cambio de césped, con los bloques del barrio detrás.Albert Garcia

El portavoz del UE Sant Andreu, Gerard Álvarez, suspira sonriente al pedirle que describa el club. Es sencillo, y complicado. “Somos lo que pone en nuestra camiseta: l’orgull del poble”. Más de 100 años de historia de buenas y malas rachas y un estadio -el Narcís Sala- que dibuja el paisaje de barrio atestiguan la historia del Unió Esportiva Sant Andreu, un club que saca pecho cuando habla de su afición. Esta temporada, el primer equipo masculino ha logrado subir a Segunda Federación tras ocho años de pelea en Tercera. Han ascendido con su eterno rival, el CE Europa, y ahora más de 2.600 socios les empujan a seguir creciendo: gracias a su campaña, han reventado los récords, y ahora navegan encima de una ola de éxitos. La historia del Sant Andreu es cambiante, pero hay algo inamovible en ellos: su clave es, sin duda, su esencia de barrio.

El ascenso ha marcado esta temporada, aunque no todo ha sido sencillo. En Salamanca se jugaron la plaza en Segunda Federación, y diluvió. En aquel partido, que se interrumpió por la lluvia, nada fue fácil, ni para el club, ni para los jugadores, ni para los 500 aficionados desplazados. “Fue indescriptible. Más de tres horas de lluvia. Una hora y pico en el vestuario durante el descanso. La gente tapada con toallas, mojados, con frío. Todo era incertidumbre, y querer jugar”, comenta Jordi Méndez (26), jugador y cuarto capitán del Sant Andreu. “Parecía que habíamos ganado la Champions cuando lo celebramos”, explica Álvarez. La temporada fue irregular, pero tuvo el broche del ascenso. “El equipo tuvo un bache la primera mitad de la temporada. No conseguimos el objetivo principal, quedar líderes y subir directos, pero encaramos los play offs con las máximas garantías”, argumenta Xavi Molist, entrenador del equipo desde enero del año pasado. “Jugamos desde atrás, nos gusta hacer un fútbol bonito, pero hay que ser competitivos, rocosos en defensas”, explica el técnico.

Gerard Álvarez, portavoz del Sant Andreu, posando para El País en la grada del estadio Narcís Sala.
Gerard Álvarez, portavoz del Sant Andreu, posando para El País en la grada del estadio Narcís Sala.Albert Garcia

Una afición “de primera”

La afición es el eje del club. “Tenemos una afición de primera”, explica Méndez. Tras llegar al Sant Andreu con 11 años en alevín y marcharse para descubrir otras ciudades como Córdoba, volvió al equipo como parte de la cantera. Se enamoró del club en 2003 con 12 años, sentado en el gol norte del campo durante un partido, y se hizo socio en aquel mismo momento. “Para mí el Sant Andreu es todo. Y para muchos otros, también”, explica el portavoz, que destaca el apoyo incondicional de la grada de animación. El estadio Narcís Sala, uno de los emblemas del club y con capacidad para 7.000 personas, no se llena siempre, pero sí logra el pleno absoluto en los derbis. “Somos el equipo de Tercera que más gente ha desplazado durante toda la temporada”, comenta Álvarez.

Esta temporada la campaña de socios se les ha ido de las manos. El club, bajo el lema Forjats en l’adversitat, el patrocinio de Meyba, histórica marca catalana que vestía al FC Barcelona a principios de los 90, y la colaboración con Open Arms, ha roto récords. “Es una locura, y bendita locura. Hemos hecho más de 1.000 renovaciones y 1.500 altas. Lo importante es que el Sant Andreu crezca de la mano de su afición, sino, no tendría sentido crecer”, recalca el portavoz.

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Un aficionado del Sant Andreu se prueba la camiseta del club para comprarla.
Un aficionado del Sant Andreu se prueba la camiseta del club para comprarla.Albert Garcia

100 años de historia protegiendo un escudo

Los inicios del club se remontan a 1909, cuando un grupo de Sant Andreu de Palomar decide crear el “Grupo Z”, embrión de lo que meses más tarde tomaría el nombre del Andreuenc Club de Fútbol, el equipo que ha sobrevivido más de 100 años a pesar de escisiones, cambios y fusiones. Su camiseta y escudo lleva con orgullo las cuatro barras de la senyera, que fueron eliminadas durante la dictadura de Franco. Posteriormente se recuperaron, y se convirtieron en un símbolo de la catalanidad del club. Su trayectoria transcurre entre épocas buenas, y malas. Pero sin duda les marcó Narcís Sala, quien llevó al Sant Andreu por primera a Segunda División en 1950.

“Este club se caracteriza por decepciones deportivas, sobre todo, en los últimos años, como por ejemplo el llamado “Robo de Lugo”, u otros muchos ascensos que no han podido ser”, recuerda Álvarez. Pero el club también ha vivido épocas doradas, como los 60 y 70. Entre crisis económicas y ascensos momentáneos, inestabilidad y una presidencia del expresidente del FC Barcelona, Joan Gaspart, el Sant Andreu pasó a ser en verano de 2008 una Sociedad Anónima Deportiva. En sus más de 100 años de historia han logrado dos Copas Cataluña, diversos títulos de liga y una Copa RFEF, entre otros.

Jordi Méndez, futbolista del UE Sant Andreu, fotografiado frente al estadio.
Jordi Méndez, futbolista del UE Sant Andreu, fotografiado frente al estadio.Gianluca Battista

Ahora, eso sí, todo se complica: desplazamientos más lejanos, mayor coste económico y un grupo con más nivel. “La temporada que viene será complicada. Primero hay que acomodarse en la categoría, y a partir de ahí luchar cada año por estar más arriba”, considera Molist. Volverán a encontrarse con su eterno rival, el Europa, que logró el ascenso esta pasada temporada como líder de grupo. “Los derbis hacen que se llenen los estadios. Esto se hace ver que el fútbol modesto interesa, que a la gente del barrio les produce sensaciones más cercanas a la Primera División. El fútbol modesto, a pesar de los intentos de minimizarlo y destruirlo, se mantiene a alto nivel”, destaca Álvarez.

El campo dibuja el paisaje del barrio. Las gradas, con su característica senyera. Aún los tambores y las voces de la tribuna de animación se escuchan desde los asientos, desde donde se observan los edificios que han crecido y cambiado con el club. Allí es donde Gerard Álvarez se confiesa fiel seguidor del Sant Andreu, y en el bar de al lado, Jordi Méndez sonríe al hablar de su equipo. No se muestra dubitativo. “Casa. Hogar”. Así define el capitán su club, su equipo, su Sant Andreu, y el de todos.

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