Alberto Núñez Feijóo se ha pasado la última década y media viendo lo que acontecía en Cataluña desde 1.000 kilómetros de distancia. Reconoce que estaba atareado “gobernando en otro lugar”, en referencia a sus mandatos al frente de la Xunta, pero dice tener elementos suficientes para afirmar que “las prioridades de los gobiernos autonómicos en Cataluña no han sido mejorar la calidad de vida de los catalanes”. Feijóo estuvo este lunes en Barcelona para dar a conocer las claves de su programa económico para las elecciones del 23 de julio, y se presentó como alguien capaz de darle a Cataluña un brillo perdido. “Yo aspiro a que conmigo los catalanes vivan mejor”, dijo.

Su receta no se detiene en concretar propuestas específicas para Cataluña, y se limita a hablar de “más trabajo y mejores empresas”. Sí aludió a “recuperar la unidad” y, en este sentido, presumió de haber tomado en las últimas semanas decisiones que son “determinantes”. El alarde llevaba implícita una referencia al Ayuntamiento de Barcelona, donde el candidato del PP Daniel Sirera medió para hacer alcalde a Jaume Collboni, en detrimento de Xavier Trias.

El líder de los populares promete acabar con “el populismo económico” del Gobierno de coalición y repite un mantra: “No vamos a hacer la política económica de Sánchez y sus socios”. Sus propuestas se concentran en una rebaja del IRPF para quienes cobren menos de 40.000 euros al año. Para romper la “contención en el crecimiento” que aprecia en Cataluña, escasas proposiciones: “Cataluña sabe que este vuelve a ser un partido útil”, manifestó. Aludió, sin desarrollar como, a una “racionalización y harmonización” de la normativa autonómica para que permisos y licencias obtenidos en una comunidad sean válidos automáticamente en otra.

Daniel Sirera ejerció de moderador del acto y presentó repetidamente a Feijóo como el próximo presidente del Gobierno. También Sirera se encargó de recuperar el siniestro balance del procés y enarboló la fuga de “8.000 empresas” de Cataluña. El terreno económico es punta de lanza de la ofensiva del PP para conquistar La Moncloa y el jefe del partido conservador adaptó el mensaje a su auditorio. Este lunes en la Casa Seat estaban el presidente de Pimec, Antoni Cañete; el secretario general de Foment del Treball, David Tornos; el presidente del Cercle d’Economia, Jaume Guardiola; el presidente del Círculo Ecuestre, Antonio Delgado; y el presidente del Col·legi d’Economistes, Emilio Álvarez.

Núñez Feijóo combinó el guante con el mazo, destacando que Cataluña tiene potencial para ser “una de las grandes economías regionales europeas”, para poner también de relieve la caída de la inversión extranjera: “Cataluña ha pasado de captar en 2016 un 30% de la inversión extranjera a un 11% el pasado año”.

El presidente del PP escogió Barcelona para dar las claves de su programa económico para las elecciones del 23 de julio. “No lo hemos elegido al azar”, dijo Feijóo, situando Cataluña como un pilar de un país que, dice, “es y seguirá siendo una superpotencia en calidad de vida”. Hace un mes, Núñez Feijóo ya tuvo un espaldarazo de los poderes económicos catalanes, al recibir una bendición pública del presidente del Cercle, Jaume Guardiola. Presión fiscal, cargas burocráticas e inseguridad jurídica son reproches habituales de la clase empresarial. El aspirante a presidente busca pescar en ese río revuelto y defiende que su acción de gobierno adelgazará papeleos. “Vengo a solucionar problemas y no a crear más problemas de los que ya tenemos”, afirma Feijóo.

Los planteamientos que guían la campaña del PP parecen encontrar sintonías inesperadas en Cataluña. Xavier Trias, estandarte de Junts per Catalunya en las pasadas elecciones municipales, ha manifestado que no se negaría a una “negociación seria” con Feijóo. Trias, que precisamente fue apartado de la alcaldía de Barcelona por el apoyo que los ediles populares brindaron al socialista Jaume Collboni, manifestó en una entrevista en el diario Ara que no ve motivos para no ayudar a a Feijóo a llegar a la presidencia del Gobierno. La condición, opina el veterano político convergente, es que los populares se comprometan a no atacar la lengua catalana y que Vox quede fuera de cualquier pacto.

La opinión de Trias fue aplaudida por Roger Montañola, cabeza de lista del PDeCAT en las elecciones al Congreso. Montañola, que se atribuye ser la continuación del legado de Convergència, puso de relieve en Twitter su conformidad con Trias: “Ahora que sabemos que Cataluña no será independiente hace falta hablar, o pactar, con el PP”. En las últimas elecciones generales, Junts y el PDeCAT configuraron una lista conjunta y sacaron ocho escaños en el Congreso de los Diputados. Esta vez cada uno va por libre.

La ampliación del aeropuerto alerta al barón del PP en Castelldefels

Durante su exposición ante los empresarios de Barcelona, Feijóo sacó una carta ganadora: la ampliación del aeropuerto de El Prat. “Es necesario volver a poner encima de la mesa esa multimillonaria inversión”, dijo, en referencia al plan fallido de Aena que contemplaba una partida de 1.700 millones de euros para agrandar la infraestructura y poder acaparar más tráfico. El proyecto, muy demandado por la clase económica catalana, permanece atrancado desde hace dos años por la oposición de la Generalitat a que la obra afecte al parque natural del delta del Llobregat. Feijóo no reveló qué estrategia abordaría para redimensionar las pistas de Barcelona y uno de los principales activos del PP en Cataluña, el alcalde de Castelldefels, Manu Reyes, ya ha avisado al jefe del partido: “Estoy en contra de la ampliación del aeropuerto si supone más aviones sobre la ciudad”, manifestó en declaraciones a El Periódico.

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