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elecciones municipales
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La reconquista de Barcelona

La recuperación de la Alcaldía por parte del PSC hace menos empinada la cuesta de Salvador Illa hacia la Generalitat

El socialista Jaume Collboni, el nuevo alcalde de Barcelona, con la vara de mando de la ciudad este sábado.
El socialista Jaume Collboni, el nuevo alcalde de Barcelona, con la vara de mando de la ciudad este sábado.Albert Garcia
Milagros Pérez Oliva

Con la gravedad del momento en el rostro, Jaume Collboni recuperó para el PSC la alcaldía de Barcelona gracias al voto sin contrapartidas de los comunes y del grupo popular, propiciando así la noticia más positiva de la jornada para el PSOE. El giro de guion cogió por sorpresa tanto a Xavier Trias como a Ernest Maragall, que acababan de pactar un acuerdo en lógica de frente independentista. ERC sale del envite como doblemente perdedora: los resultados electorales dieron a Trias la primacía que él tuvo en 2019 y no pudo aprovechar, y ahora que se disponía a entrar como fuerza secundaria en el Gobierno municipal, Maragall se queda con la banda descompuesta, en la oposición. La estrategia de Oriol Junqueras de ampliar la base republicana a costa del PSC en el área metropolitana recibió ayer una estocada y su decisión de volver a supeditarse a la estrategia de Junts le ha servido de bien poco.

En una tarde absolutamente emocional, tanto Trias como Maragall utilizaron expresiones desabridas para transmitir la idea de que el acceso de Collboni a la alcaldía era indigno y de algún modo ilegítimo, por aceptar los votos del PP, prescindiendo en el caso de Trias de que también él estaba dispuesto a aceptarlos si los necesitaba, y que quería pactar con Collboni para echar a Colau. Se entiende su contrariedad, pero el discurso de Trias, que comenzó diciendo que sus oponentes no sabían perder, demostró que él tampoco.

Para el PSC, la alcaldía de Barcelona era un objetivo político de primer orden y su reconquista tenía mucho de emocional para sus dirigentes. Desde la recuperación de la democracia el PSC ha sido el partido que ha dirigido la política municipal, y aunque siempre ha necesitado y contado con la colaboración de las sucesivas marcas herederas del PSUC, se considera el artífice del éxito de la ciudad en el escenario global. Después de tantos años de liderazgo, que Xavier Trias le arrebatara la alcaldía en 2011 no dejaba de ser para ellos una anomalía, por más que respondiera a la lógica de la alternancia democrática. Pero que Ada Colau se hiciera con la alcaldía en 2015 era para el PSC un grave accidente que ponía en cuestión su larga hegemonía en un momento en que la vieja política bipartidista estaba en crisis. Recuperarla hace menos empinada la cuesta de Illa a la Generalitat.

Una vez fracasada la propuesta de un gobierno tripartito de izquierda con un pacto para alternarse en la alcaldía, y situados contra las cuerdas por la exigencia del PP, la lógica llevaba a los comunes de Ada Colau a facilitar el nombramiento de Collboni y dar así alas al tándem Pedro Sánchez-Yolanda Díaz, pero sin participar en el pacto. Dolida por la actitud del socialista en campaña, Colau le devolvió ayer un dardo desvelando que le había propuesto un pacto secreto que no había querido aceptar, lo que era una acusación de conducta no fiable. La advertencia final de Colau de que no podrá gobernar en solitario indica que la partida no ha terminado. Collboni logró la alcaldía pero no lo tendrá fácil. La segunda parte, a partir del 23-J.

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