La acusación contra el tirador de Canovelles: un asesinato, otro en tentativa y cinco secuestros
El juzgado de Granollers prevé ratificar la prisión contra el hombre de 20 años después de ser trasladado de Murcia a Cataluña
El hombre 20 años acusado de matar al responsable del Club de Tiro Precisión de Granollers (Barcelona) el pasado 8 de abril se enfrenta a una ristra de delitos. La investigación de los Mossos d’Esquadra le considera responsable de un asesinato, de otro en grado de tentativa y del secuestro de cinco personas a las que obligó a trasladarle de Canovelles a Murcia en una huida desenfrenada de 12 horas, armado. El juzgado de Granollers que investiga el caso recibió este miércoles a Roger L. S., que ha sido trasladado desde prisión a Cataluña, con grandes medidas de seguridad, ya que trató de huir en los juzgados de Murcia. El titular del Juzgado de Instrucción 2 de Granollers tiene previsto ratificar la prisión preventiva del individuo, como solicitó la Fiscalía y después de que ninguna de las partes, tampoco su defensa, solicitara su puesta en libertad.
Los motivos que llevaron a Roger L. S. a matar al responsable del club de tiro al que hacía poco que se había apuntado siguen siendo un misterio. A las siete y media de la tarde, la víctima, Jordi A., le recordó que le quedaban cinco minutos para seguir tirando en la sala de precisión porque ya cerraban. La respuesta de Roger fue dispararle en cinco ocasiones por la espalda, con el arma que en ese mismo momento estaba usando para las prácticas. Cuando escapaba, se cruzó con otro socio del club al que, según la investigación, intentó matar. “Le habría encañonado y disparado con una de las dos armas, probablemente la semiautomática”, recoge el juez en uno de sus autos a los que ha accedido EL PAÍS. “Afortunadamente, no se hizo efectivo por falta de munición”, añade.
Salió andando de la galería, con dos armas del club en su poder, y paró a un coche que conducían dos octogenarios. Amenazados con el arma, les hizo llevarle hasta una gasolinera en Granollers. En ese trayecto, cogió el móvil de uno de los ancianos y buscó en internet si aparecía alguna noticia relativa al crimen que acababa de cometer. Una vez allí, amenazó con el arma a una mujer que estaba repostando y la obligó a llevarle hasta la salida número 10 de la ronda de Litoral de Barcelona. Se bajó al lado de un autolavado de Pedralbes y amenazó otra vez con el arma a dos hermanas jóvenes que le condujeron a la fuerza y durante toda la noche hasta Murcia.
Su huida acabó en la estación de trenes de la ciudad, adonde se dirigió después de bajarse del vehículo de las dos mujeres. Ellas condujeron hasta un municipio cercano, Molina de Segura, y de nuevo desde una gasolinera llamaron a la policía y explicaron lo ocurrido. Cuando los policías nacionales le vieron esperando el tren y se acercaron a él, Roger S. L. sacó el arma, pero no tuvo tiempo de utilizarla. Se le abalanzaron y le detuvieron. Encima llevaba la pistola semiautomática Daewoo DP51 9mm, y el revolver S&W calibre 38 que robó del club de tiro. También se le detuvo munición detonada (5 cartuchos), munición sin detonar y unas gafas tácticas de tiro tintadas de negro. Todo ello en una mochila de tipo militar de color negro que llevaba colgada.
El arrebato criminal de Roger L. S. se ha traducido hasta el momento en un asesinato, otra en tentativa, y las cinco detenciones ilegales. Además, el juzgado de Murcia en funciones de guardia que le recibió tras ser detenido hizo constar también su intento de echar a correr y escapar de los juzgados, así como el delito de resistencia a los policías que intentaron detenerle. El individuo, que había estado destinado en el ejército de Tierra, del que se dio de baja a los pocos meses, no ha explicado en ningún momento los motivos que le llevaron a cometer el ataque.
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