Barcelona permite el cierre de una plaza del Poblenou con vallas pagadas por los vecinos de cinco edificios
La actuación enfrenta al vecindario y a los dos socios del gobierno municipal, los comunes y el PSC
Polémica en el barrio del Poblenou de Barcelona por el cierre con vallas de la plaza de Mercè Sala: una actuación impulsada y pagada por unos pocos vecinos del entorno y que tiene permiso municipal. Los vecinos del barrio están enfrentados por las obras, que impedirán la libre circulación de personas durante la noche. Los propietarios de los cinco edificios que rodean la plaza llevan varios años tramitando el vallado con el Ayuntamiento alegando que la zona es insegura. El distrito de Sant Martí y el área de urbanismo del Ayuntamiento les ha tramitado todos los permisos para cerrar perimetralmente la zona. Han pagado ellos la obra: 52.000 euros. El resto de vecinos del barrio están en pie de guerra y acusan al Consistorio de privatizar un espacio que es público.
Albert València, miembro del Observatorio de los barrios del Poblenou, explica que las alarmas saltaron ante la “impunidad” con la que se ha concedido la licencia para la valla y “por la singularidad del espacio”, ganado en su día por los vecinos cuando se hizo el plan del 22@. Entonces reivindicaron mantener una plaza que históricamente había existido y pedían que su nombre aludiera al barrio de La Plata, aunque terminó llevando el nombre de la concejal socialista Mercè Sala. “Es increíble que unos vecinos que no son propietarios del espacio público obtengan una licencia para vallar una plaza y lo paguen de su bolsillo. No ha pasado por ningún órgano de debate político”, critica València y plantea varias preguntas sobre la decisión: “¿No saben lo que firman? ¿No miraron la titularidad? No todo el mundo tiene en la cabeza los detalles del planeamiento, pero sí los servicios técnicos”. El representante vecinal apunta además que “no hay ningún problema de inseguridad, incivismo ni limpieza”. “Y si lo hubiera, se podrían buscar soluciones, no vallarlo”, concluye.
La Asociación de Vecinos del Poblenou ha hecho público un comunicado rechazando el cierre de la plaza. “La medida implica la privatización, de facto, del espacio público al servicio de los lofts continuos que son los que han convencido al Ayuntamiento de esta actuación”, destaca el documento. La asociación mantiene que la plaza Mercè Sala es “muy tanquila” y nada justifica su cierre.
Toni vive en uno de las plantas bajas cuya terraza da directamente a la actual plaza vallada. “Aquí en la pandemia tuvimos a personas durmiendo en tiendas de campaña, gente violenta que enseñaba el cuchillo... buscamos una solución y el Ayuntamiento nos la admitió”, zanja. Está previsto que un trabajador de Parques y Jardines abra cada día la plaza de 8.00 a 22.00. Los vecinos que se oponen al cierre del espacio público consideran que no es suficiente. “La sensación que da ahora es de plaza privada. La gente ya no entra y al final acabarán semiprivatizando el espacio”, mantiene Lluís Santos, uno de los vecinos que vive a pocos metros. Toni mantiene que ahora es el momento de colocar una mesa de pin pon y más bancos en el interior para conseguir que la plaza “sea más bonita”.
Tensión entre comunes y PSC
La polémica de la plaza Mercè Sala también ha provocado tensiones en el Gobierno municipal. Sant Martí lo gobiernan los socialistas, con el concejal David Escudé al frente. Pero Urbanismo, en genérico, es una cartera de los comunes, capitaneada por Janet Sanz. Después de varias versiones distintas, el consistorio responde que la licencia la ha firmado Urbanismo a instancias del Distrito. Sanz admite que desconocía el proyecto: “Creo que es un error como lo han hecho y he pedido al distrito que lo revise y acuerde con entidades y asociaciones qué es necesario hacer”. Un argumentario facilitado por la portavoz del distrito afirma que la plaza sigue siendo pública, que la verja es homologada, la obra la han pagado los vecinos y el Ayuntamiento es quien tendrá las llaves y fijará los horarios de apertura. También asegura que estamos ante un “procedimiento admnistrativo que permite realizar la petición de cierre nocturno con interiores de manzana o similares y que se ha hecho en manzanas de la calle de Tànger, Pamplona, Sancho d’Àvila y Zamora pagado por las comunidades”. Sobre lo que no hay respuesta oficial es el motivo del cierre.
Las obras comenzaron el martes y han acabado este viernes. Varios operarios de la empresa Rivisa, Sistemas de Protección Perimetral, comenzaron a agujerear el suelo del espacio público y en tres días vallaron y aislaron la plaza Mercè Sala. “Hace unos meses trasladaron la fuente que había dentro de la plaza a una punta”, observa Santos. “Ahora sabemos por qué. La han sacado fuera del perímetro de las vallas. Es una vergüenza, han privatizado un espacio público”. Su indignación es muy similar a la que tiene Margarita Triguero. La vecina pasea junto con su perro por la zona y desde esta semana ha comenzado una batalla para que se revierta el vallado de la plaza: “¿Pero esto qué es? Un día te levantas por la mañana y han privatizado un espacio que es de todos”.
La mañana de este viernes el arquitecto encargado de la obra tiene una reunión con Parques y Jardines. No quiere revelar su identidad pero responde al nombre de Carlos. “Este tipo de plazas valladas no es una excepción. Pasa algo similar en Central Park, en la Ciutadella o en el Retiro. Aquí había un problema de inseguridad. Los vecinos realizaron denuncias, pidieron al distrito hacer esta obra y se les concedieron los permiso. Además han pagado la obra de su bolsillo”, asegura.
Los vecinos que han pagado el cierre de la plaza aseguran que no han realizado ningún movimiento fuera de normativa y que han esperado a tener todos los permisos para comenzar la obra. Los vecinos contrarios al cierre no cuestionan la legalidad de la actuación sino que critican al Ayuntamiento por permitirla.
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