Los camiones de bomberos de Barcelona que salvan vidas en Ucrania
Dos vehículos cedidos por el cuerpo municipal de emergencias de la capital catalana protegen los distritos más importantes de Kiev
Un camión de bomberos de Barcelona estuvo el pasado lunes en primera línea de la guerra en Ucrania. Dos misiles de crucero rusos impactaron aquel día contra el Ministerio de Educación, en el corazón de Kiev. A los pocos minutos, una unidad del Servicio Estatal de Emergencias llegaba a bordo del vehículo Man número 4 que el Ayuntamiento de Barcelona había donado el pasado junio a la capital de Ucrania. El fuego devoraba el edificio y también media docena de coches a los que sorprendió un tercer misil que impactó en la calzada. Para los equipos de extinción de incendios no era una tarea cualquiera: era el primer bombardeo a gran escala contra el corazón de Kiev, y el ataque no había finalizado.
El riesgo para el equipo bomberos y su camión era extraordinario: en muchas ocasiones, si el enemigo ruso considera que es primordial destruir un objetivo, disparan una segunda ronda de misiles. No fue el caso, aunque durante las tareas de extinción, y este diario fue testimonio, dos misiles rusos volvieron a sobrevolar el barrio universitario —donde se localizaba el equipo de bomberos— e impactaron a tan solo un kilómetro, en el rascacielos que sirve de sede de la mayor compañía energética del país, DTEK.
Que el camión donado por Barcelona participara en este operativo indica que ha sido destinado a la protección de los distritos más importantes de la capital, donde se encuentran los principales órganos de decisión de Ucrania: en un radio de un kilómetro se cuentan la oficina del presidente, Volodímir Zelenski, la sede del Parlamento ucranio y el Ayuntamiento de Kiev, además de ministerios y embajadas.
El Ayuntamiento de Barcelona cedió, el pasado marzo, al Consistorio de Kiev dos camiones de los bomberos de la capital catalana. EL PAÍS ha podido recopilar cuáles fueron los pormenores de esta cesión de vehículos. Uno de los artífices es Antonio Cabeza, jefe de bomberos de la unidad de recursos materiales del Ayuntamiento de Barcelona. “Al comenzar la guerra comprobé por la televisión que los bomberos ucranios rescataban a personas con muy pocos recursos materiales. Eran rescates donde no solo se podían hacer daño ellos sino también los propios rescatados. Fue en ese momento cuando pensé que en Barcelona teníamos materiales que no utilizábamos y que podrían ser de utilidad”, recuerda Cabeza.
Los vehículos cedidos son una autobomba urbana pesada (B318) y un brazo articulado (E19). Según anunció el propio Ayuntamiento de la capital catalana, en marzo, se utilizarían para hacer frente a los desastres que provocan diariamente los bombardeos del ejército ruso. “El autobrazo tiene una altura de 37 metros y sirve para los rescates en fachada. En Barcelona lo hemos sustituido por otros vehículos. También teníamos la autobomba de 3.000 litros pero aquí usábamos otros vehículos más pequeños”, asegura el jefe de bomberos.
“Contactamos con el consulado y con el Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania. Les dijimos que a parte de estos camiones teníamos otro material de protección que nosotros habíamos descatalogado”, recuerda. La burocracia se impuso. El Ayuntamiento era el propietario de uno de los coches y el Port de Barcelona, del otro. Al final se acordó la cesión de ambos y el 30 de mayo Cabezas y otros siete bomberos fueron conduciendo los dos vehículos y dos furgonetas cargadas de material hasta la frontera de Polonia con Ucrania. “Cuando vimos lo que les entregaban otros países supimos que iban a utilizar, y mucho, nuestros camiones”, se enorgullece.
Los dos vehículos son muy técnicos y difíciles de utilizar. Les entregaron las instrucciones en inglés pero los bomberos barceloneses quisieron que pudieran sacarle el máximo provecho. “Grabamos unos vídeos en los que aparecían bomberos nuestros explicando cómo funcionaban los camiones. Hicimos esos vídeos en inglés pero dudábamos si los iban a entender. Entonces se nos ocurrió ir a las colas de ucranios que estaban en la Fira de Barcelona reclamando asilo. Allí localizamos a uno que sabía inglés y le grabamos una traducción en ucranio. Así pudimos añadir una voz en off a los vídeos”, relata el jefe de bomberos.
A las pocas semanas de la cesión, los bomberos ucranios enviaron fotografías de cómo habían reformado los conectores de agua ya que los enlaces en Ucrania son diferentes a los de Barcelona. “Estábamos ansiosos de ver nuestros camiones en funcionamiento y fue justo en la Mercè cuando nos enviaron fotografías de los dos vehículos rescatando a personas”, informa, orgulloso.
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