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Laura Borràs se desmarca del abucheo a Carme Forcadell pese al vídeo que la muestra riéndose de la situación

La presidenta de la ANC, por su parte, asegura que cuando el independentismo silba al Rey “a nadie le parece mal” y luego rectifica

Alfonso L. Congostrina

La líder de Junts per Catalunya, Laura Borràs, ha asegurado este lunes en Catalunya Ràdio que “le incomodó” escuchar los gritos y silbidos que recibió Carme Forcadell en la concentración del quinto aniversario del 1 de octubre. La también presidenta suspendida del Parlament ha advertido de que es incorrecto centrar las críticas Forcadell, que pasó tres años en prisión tras ser condenada por un delito de sedición pero también justificó que la gente pueda expresar su rechazo a ciertas políticas. Esas expresiones de apoyo y la tímida condena a los gritos de Borràs contrastan, y mucho, con las risas y aspavientos que ella y otros cargos de Junts no disimularon en la concentración, mientras su antecesora al frente de la Cámara catalana recibía insultos y silbidos de buena parte de los concentrados.

Por su parte, la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, ha afirmado este lunes que esas muestras de reprobación forman parte de la libertad de expresión y ha sostenido que cuando el independentismo silba al Rey “a nadie le parece mal”. Sin embargo, un par de horas más tarde ha rectificado: “La comparación no ha sido acertada”. Y ha añadido en las redes sociales: “El Rey representa al Estado que nos domina y reprime, y Forcadell es una compañera de lucha”.

El pasado sábado ERC sabía que no era bienvenida en la concentración organizada por la entidad que preside Puigdemont, Consell per la República, y que servía de homenaje al 1 de octubre de 2017. La zona VIP reservada a actores, cantantes, miembros de la cultura y entidades independentistas estaba situada a la izquierda del escenario, en el Arc del Triomf, en Barcelona. Allí también estaban los representantes políticos. ERC optó por un perfil bajo y el máximo representante que acudió a la concentración fue Marta Vilalta, la portavoz. Quien sí se dio un baño de multitudes fue la propia Borras, que entró en la zona acompañada del cesado Jordi Puigneró. El ya exvicepresidente de la Generalitat era el más demandado para los selfies de las decenas de fans independentistas. Aún así, a su lado, inseparable no podía faltar Borràs -que se dedicó a aparecer en decenas de fotografías- acompañada de su núcleo de afines, entre los que tampoco faltó uno de los más incondicionales, el diputado Francesc de Dalmases.

La primera persona que intervino en el acto fue Forcadell, expresidenta de la Assemblea Nacional Catalana y bajo cuya presidencia del Parlament se aprobaron las leyes (después declaradas ilegales por el Tribunal Constitucional) con que se pretendía darles amparo jurídico. Pronto comenzaron los abucheos y los silbidos. El núcleo de militantes y dirigentes que rodeaba a Borràs comenzó, sin disimulo, a reír. Algunos se carcajeaban al escuchar como gritaban a la expresidenta, condenada por el 1 de octubre. La propia Borràs también esbozó una risa orgullosa. El que menos pudo aguantar la compostura fue el expresidente de la Cambra de Barcelona y diputado de Junts, Joan Canadell, que giró el rostro hacia Borràs encontrando su complicidad. La presidenta de Junts, en un momento del abucheo, giró la cabeza y constató que detrás suyo había medios de comunicación. A partir de ese momento, no volvió a darse la vuelta.

Tras comprobar lo que estaba pasando en la concentración, la exconsejera de ERC Dolors Bassa (ERC), que también permaneció tres años en prisión por el referéndum ilegal, abandonó la zona VIP. Antes de marchar, se despidió al líder de Junts, Jordi Turull. Borràs vio que Bassa se iba e intentó despedirse pero la exconsejera se fue sin saludarla. Quizás no la vio.

Ha habido otras ocasiones en las que líderes independentistas sí que han actuado cuando gritan a un rival político. En agosto de 2021 el entonces líder de Omnium, Jordi Cuixart, defendió a la alcaldesa Ada Colau cuando la estaban gritando en el pregón de la fiesta mayor de Gràcia. La propia Forcadell salió en defensa del socialista Àngel Ros cuando, en 2015, este dio la bienvenida en Lleida a los miembros de la ANC.

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