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El PSC y los comunes tienden la mano al Gobierno catalán pese a acusarlo de no tener rumbo

Salvador Illa, líder de la oposición, y Jéssica Albiach, portavoz de En Comú Podem, ofrecen acuerdos sociales y se abren a negociar los presupuestos

Salvador Illa, jefe de la oposición, en un momento del debate en el Parlament.
Salvador Illa, jefe de la oposición, en un momento del debate en el Parlament.Gianluca Battista

El PSC y En Común Podem han realizado en el debate de Política General en el Parlament de Cataluña un diagnóstico similar de la situación del Govern al coincidir en que está preso de la parálisis por las constantes desavenencias entre los socios (ERC y Junts). Con todo, el líder socialista, Salvador Illa -”El Govern no va: es un juguete roto”- y la de los comunes, Jéssica Albiach -”No tiene rumbo”- se han brindado a negociar los presupuestos y a pactar medidas sociales. La coalición de Govern cuenta con el apoyo de 64 diputados -sin contar el voto de Laura Borràs, suspendida de sus funciones- y necesita al menos del respaldo de cuatro votos más para respaldar las cuentas. La CUP ya se ha descolgado de esa posible ecuación.

La propuesta de Aragonès de un acuerdo de claridad para desatascar el conflicto soberanista ha tensionado y agriado por momentos el debate con Illa, que ha insistido en su filosofía desde el primer día en que arrancó la legislatura de política de “la mano tendida” y en trenzar una oposición constructiva. El socialista ha acusado al Govern de hacer una obra de gobierno “escasa” y ha puesto como ejemplo su política en renovables, que ha situado en la cola de Europa. Además de su oferta de negociar las cuentas, Illa ha ofrecido tres acuerdos legislativos: una ley electoral -Cataluña es la única comunidad que carece de ella-; una forestal para evitar los grandes incendios y otra sobre un nuevo modelo policial.

Aragonès ha planteado en el debate una partida de 300 millones de euros como “escudo social” para combatir los efectos de la inflación y de la subida del coste de la energía para apoyar a las familias más desfavorecidas. Illa los ha calificado “insuficientes”, al tiempo que ha avanzado que le sugeriría nuevas medidas para aumentar esa protección social. El asunto ha acabado redundando en el sistema de financiación al sostener Aragonès que la Generalitat carece de más margen con el déficit fiscal que arrastran.

Jéssica Albiach, líder de los comunes, ha calificado de “colador” esa propuesta de “escudo social” y ha lamentado que el president empleara un tono “autocomplaciente” y “triunfalista” sobre su obra de gobierno. Aun así, la líder de los comunes ha admitido que se toman “con ganas” la negociación presupuestaria por tercera vez después de firmar un acuerdo en 2020 y en 2022. La diputada ha advertido que no está “muy satisfecha” del cumplimiento de las cuentas del ejercicio pasado, que contenía, entre otras cosas, la gratuidad del P-2 o mejoras en el ámbito ferroviario. “No les daremos un cheque en blanco: para eso ya tienen al PSC”, ha zanjado. El debate ha reflejado que al menos la parte de ERC, PSC y En Comú Podem coinciden en rechazar la bajada de impuestos a los ricos y descartan suprimir, a diferencia de lo que sucede en otras comunidades, el impuesto de patrimonio.

La CUP replicó con dureza el relato de Aragonès. Los anticapitalistas le acusaron de hacer un “discurso autocomplaciente que tiene poco que ver con la realidad de la gente”. Eulàlia Reguant, que este miércoles afronta un juicio en el Tribunal Supremo por un delito de desobediencia, afeó al líder del Ejecutivo no haber aportado “ningún horizonte de cambio ni medida transformadora”. Según Reguant, el discurso de Aragonès es más propio de un discurso “más propio de un dirigente de la patronal que no de un president de la Generalitat”. La CUP llegó a ser identificada como “socio prioritario” del Govern, pero la buena sintonía del inicio de la legislatura ha mutado en un total distanciamiento.





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