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El PP catalán, ahora o nunca con Feijóo

Bajo el impulso del nuevo líder, los populares catalanes afrontan las futuras elecciones municipales como un trampolín para salir del pozo

Feijoo PP
De izquierda a derecha, Manu Reyes, presidente del PP en Barcelona, Alberto Núñez Feijóo, líder del partido y Alejandro Fernández, presidente del PP catalán, el día de la reelección del primero.Kike Rincón (Europa Press)
Àngels Piñol

Tras fracasar en las últimas elecciones autonómicas del 14-F de 2021 al repetir como última fuerza en Cataluña, el Partido Popular parece que empieza a levantar cabeza en la región, al menos a tenor del resultado que arrojan los sondeos. La última encuesta del Centro de Estudios de Opinión, el CIS catalán, revela que el PP sería ahora la cuarta fuerza del Parlament, pasando de tres a entre nueve y 14 escaños. Adelantaría a Vox y relegaría a Ciudadanos, en plena caída libre. Aprovechando el impulso en los sondeos de Alberto Núñez Feijóo, que ganaría ahora las elecciones generales según el CIS de julio —el PP catalán está en la tesitura casi del ahora o nunca. Su objetivo es afrontar las elecciones municipales de 2023 como un trampolín para salir del pozo y reagrupar a la derecha contraria a la independencia.

“Es evidente que con Feijóo estamos notando en positivo que la marca va hacia arriba”, señalan fuentes del partido en Cataluña, que añaden que la situación interna ha mejorado y les permite lanzar mensajes más eficaces desde el Parlament. La formación, lastrada muchas veces por las peleas entre familias, busca sentar las bases para pasar página de una década horribilis coincidiendo con la explosión del procés, que lo convirtió en residual. El PP pasó, en 2011, de pactar y condicionar los presupuestos con Artur Mas y lograr en 2012 los mejores resultados de su historia con 19 diputados, a sumar en 2017 cuatro escaños en las elecciones convocadas por Mariano Rajoy tras el 1 de Octubre. O a tres en el 14-F, todos por Barcelona con el agravante de que una diputada, independiente, renunció al acta tras crear un propio partido que hacía la competencia al PP.

En una conferencia en el curso de verano del PP catalán en Cerdanyola (Barcelona), en julio, ante los cuadros del partido, Feijóo expuso las “enseñanzas” de la reciente victoria popular en Andalucía y remachó: “En política no existen maldiciones eternas”, dijo en alusión a que habían arrollado en el granero más importante del PSOE en los últimos 40 años. “La política útil no pasa de moda”, afirmó Feijóo instando a los dirigentes a ensanchar el partido. “Hay que hacerlo con ilusión, humildad, trabajo, gestión y sensibilidad”.

La dirección está convencida de que Cataluña no es una excepción y de que pueden recuperar mucho espacio en el espacio del centroderecha rescatando votos perdidos de Ciudadanos y los que se fugaron hacia Vox. Miembros del PP catalán admiten que buena parte de su electorado les abandonó al dejarles de ver como un partido útil que no sirvió para contener el auge del independentismo ni para frenar las dos consultas del 2014 ni la del 1-O.

Las municipales se adivinan como la primera prueba de algodón para un partido que tocó fondo en 2019: pasó de 214 a 67 ediles, casi se evaporó del área metropolitana y logró in extremis dos concejales en Barcelona. Su botín fue pírrico: Xavier García Albiol encadenó su tercera victoria en Badalona —fue destituido en noviembre por la moción de censura tras aparecer en los Papeles de Pandora—. Ahora el PP solo gobierna en Pontons (Barcelona, 500 habitantes) y en Gimenells (Lleida, 1000) donde se turna la alcaldía con el PSC.

Con la estrategia de pisar territorio, el partido, que ha entregado 200 nuevos carnés a militantes, acaba de renovar su dirección provincial en Barcelona donde Feijóo abominó de la agenda de la desjudicialización pactada en la mesa de diálogo. Presidido por el diputado Alejandro Fernández, el PP se dispondrá a elegir en otoño a su cabeza de lista por la capital catalana tras la renuncia del empresario y edil Josep Bou al constatar que ahora no cuenta con el apoyo del partido. Pero no se trata solo de las municipales. El PP catalán solo cuenta con dos diputados en el Congreso —Cayetana Álvarez de Toledo y Llanos de Luna— y aportó una docena de actas cuando Mariano Rajoy logró la mayoría absoluta. La dirección nacional recuerda en sus mensajes que necesita un buen resultado en Cataluña y no darla por perdida.

El partido elegirá en otoño al cabeza de lista en Barcelona tras la renuncia de Josep Bou

Con todo, los pronósticos también eran buenos en las fechas previas a las elecciones del 14-F de 2021 y luego no se confirmaron. Pablo Casado se volcó en la campaña catalana y acabó monopolizando los mensajes, a veces contradictorios sobre el 1-O, apuntan fuentes del partido que había apostado sin la menor fisura por Casado en las primarias. No les ayudó tampoco que Luis Bárcenas amenazara con tirar de la manta en los días previos al inicio del juicio de la caja b. Tuvo el impacto en la campaña de un meteorito. El partido después naufragó en la recogida de firmas contra los indultos a los líderes del procés.

Aun así, justo el primer sondeo del CIS catalán de 2021, antes del nombramiento de Feijóo ya vaticinaba el aumento del PP. Lejos de las palabras más beligerantes de Casado, que en diciembre reclamaba la aplicación del artículo 155 t la suspensión de la autonomía en Cataluña, Feijóo ha imprimido la moderación en sus discursos en Cataluña salvo en el tema del catalán cuando afirmó que se aplicaba un “apartheid lingüístico” con el castellano en esta comunidad. Todos los partidos soberanistas y el PSC salieron a rebatirle. Nadie de su partido lo hizo. El PP ha elevado la nueva ley del catalán, elaborada para rehuir la aplicación del 25% de castellano, al Tribunal Constitucional.

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