Barcelona estalla contra Uber: “Ya era hora de desenmascarar a estos chorizos”
Colau y el sector del taxi se muestran satisfechos por haber frenado la implantación de la multinacional pese a las presiones reveladas en los documentos de ‘Uber Files’
Barcelona ha sido el centro de las disputas de España y del sur de Europa entre los taxistas y la multinacional Uber en el intento de esta última para adueñarse del mercado de la movilidad urbana. De ahí que las revelaciones conocidas este fin de semana dentro de la investigación Uber Files se hayan leído con especial interés, no solo entre los taxistas, sino en las diferentes administraciones y entre los agentes económicos de la ciudad. Indignación es la palabra que mejor define el estado de ánimo de quienes los últimos años han seguido de cerca tanto las disputas entre Uber y los taxistas como los movimientos de la compañía de vehículos con conductor (VTC) para implantarse pese a tener el marco legal en contra.
La primera en mostrarse satisfecha de que se haya “desenmascarado” a Uber ha sido la propia alcaldesa de Barcelona, Ada Colau: “Son tiburones especuladores que lo que han hecho es disfrazarse de innovadores y de pequeños autónomos cuando en realidad son unos chorizos. Después de lo que hemos leído y escuchado ya no sé cómo describirlos”. Colau sostiene que lo que ocurre con “Uber, Cabify y los VTC es muy parecido” a lo que pasa con los apartamentos turísticos: “Son grandes plataformas digitales que se escaquean de cumplir impuestos, no cumplen las reglas y generan competencias desleales. Explotan muchas veces a falsos autónomos que ganan muy poquito mientras ellos se llevan millonadas”. Colau defiende que siendo ella presidenta del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) se creó la primera normativa para controlar la expansión de las VTC. “No queríamos que estos tiburones acabaran disfrazando las VTC de taxis encubiertos y haciendo competencia desleal. Los informes les han puesto en su sitio. Son depredadores, saturan el mercado, revientan precios para cargarse a los taxistas y luego, si hubiesen saturado el mercado no habrían dudado en subir los precios”, denuncia. “Nosotros en Barcelona conseguimos regular los VTC y presionar para que la Generalitat y el gobierno central hicieran algo. Isabel Díaz Ayuso nos criticaba porque nosotros regulamos y ella, en Madrid, no. Que le pregunten a los taxistas madrileños lo que opinan”, concluye Colau. La primera edil exige a la Unión Europea actuar ante unas prácticas que según ella, son propias de la “ley de la selva, perjudican a los débiles y causan desigualdad”.
Jaume Collboni, líder del PSC y socio de gobierno municipal de Colau, se muestra igualmente crítico, aunque más comedido: “Había que diferenciar claramente los dos servicios y evitar la competencia desleal”. Collboni defiende que con el acuerdo alcanzado entre el PSC y el gobierno de la Generalitat “ayudan a garantizar la diferenciación de servicios”. Y concluye: “Necesitamos empresas que destaquen por la colaboración y no por la confrontación. Que cooperen con las administraciones y se ajusten a las regulaciones vigentes”.
El Departamento de Vicepresidencia y de Políticas Digitales y Territorio de la Generalitat declinó pronunciarse “por el momento” sobre las publicaciones del Uber Files. Una portavoz de la consejería que lidera Jordi Puigneró ha afirmado este lunes que se trata de “un tema de competencia de mercado”, si bien es el responsable de la normativa que afecta a aplicaciones como la de Uber, basadas ahora en las licencias VTC.
Movea, una de las patronales de VTC, defiende que fue el propio sector el que denunció a Uber. “Las filtraciones son de 2013 a 2016, cuando Uber pretendía que cualquiera pudiera transportar a personas en su coche particular. Nosotros lo denunciamos y en seis semanas se prohibió. Lo cierto es que hay muchos taxis que son de Uber y lo que tenemos que tener claro los taxis y los VTC es que podemos pelearnos por muchas cosas pero las aplicaciones que utilizamos ambos deben cumplir la legalidad”, sostiene Eduardo Martín, presidente de Movea.
El que se manifestaba eufórico por la revelación era ayer el portavoz de Élite Taxi, líder de los taxistas de Barcelona, Tito Álvarez: “He estado 14 veces en el calabozo, desde 2014 hasta hoy, siempre por culpa de los conductores de Uber y Cabify. Me señalan en sus denuncias diciendo que soy yo el que les ha roto el coche o les ha amenazado. Me han enviado anónimos al buzón de casa diciendo que sabían a qué colegio va mi hijo, me he tenido que cambiar de piso y todo por estas organizaciones que sabíamos que eran mafiosas y ahora ha quedado constatado”. Álvarez concluye: “Por fin se confirma lo que veníamos diciendo desde hace mucho tiempo. Nos han espiado, nos han vigilado, nos han manipulado, nos han provocado para generar altercados y violencia con las estrategias del miedo. Esto lo utilizaban los nazis. Uber utilizaba la doctrina del shock: llegas, atacas fuerte, creas un conflicto en el que coges a todo el mundo desprevenido y aprovechas ese espacio de tiempo para intentar quedarte dentro”.
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