Programa o carisma
No solo el carisma es importante para la izquierda, la búsqueda de “estrellas mediáticas” en sus filas se extiende a todo el arco político patrio
Hace unos días, en Twitter, el periodista de cabecera de Pablo Iglesias, Pedro Vallín, sentenciaba: “En la izquierda: Un liderazgo carismático, todo lo demás no sirve. La organicidad sirve para hacer paellas solidarias y ya. Como vimos en 2019. En la derecha: El bypass moderantista Galicia-Andalucía en el PP gana derrotando al PP de Madrid. Gana Feijóo, pierden Ayuso y Vox.” Y al hilo de ese mismo tuit insistía poco después: “Un candidato que lo pete en la tele. No hay nada más. Así sobrevivió Podemos a 2019, en que su desaparición estaba escrita. La macronización es innegociable.”
Incoherencias de razonamiento aparte —a mi juicio Ayuso es, sin duda, mucho más mediática que Feijoo—, lo que se desprende del tuit me dejó bastante preocupada, sobre todo a la vista de los intentos que, mediáticos mediante —y pienso en la elección del candidato/entrenador de baloncesto Pepu Hernández, por ejemplo—, han hecho algunos partidos y que han dado todos un resultado digamos… poco lucido. Eso por no hablar de las espantadas de esos mismos “carismáticos” tras unos malos resultados. Me apuesto lo que queráis a que seguro que no soy la única que recuerda la huida hacia mejores y más confortables lares de los mediáticos Manuela Carmena, Pablo Iglesias o Manuel Valls.
Porque el carisma no solo es importante para la izquierda. La búsqueda de estrellas mediáticas en sus filas se extiende a todo el arco político patrio desde Juan José Cortés (padre de Mari Luz, la niña asesinada en 2008) candidato del PP, a los toreros Miguel Abellán, también candidato del PP, y Serafín Marín, de Vox.
Ahora son muchos los partidos políticos —andamos a un año de muchas elecciones— que siguen buscando al mediático que se preste a aparecer en sus listas. El más reciente en valorar al famosillo de turno ha sido Junts, que “se debate entre un fichaje estrella o un perfil de largo aliento para ser cabeza de cartel en Barcelona”, escribe en este mismo diario Camilo Baquero.
Desaparecida Elsa Artadi, Junts sabe que Ada Colau lo tiene todo a su favor, al ser la única conocida, por no hablar de que andamos esperando conocer a los candidatos de los otros partidos. ¿Solución? ¿Explicar con detalle el programa? ¿Centrarnos en las necesidades de la ciudad? Parece que en Junts prefieren aplicar la expresión refranera utilizada para el desamor de “la mancha de una mora con otra verde se quita” y a la mediática alcaldesa de Barcelona no dudan de que hay que enfrentarla con un candidato o candidata que, cuente o no el programa, salga en la tele. Tanto es así que parece que —con o sin primarias— hasta se plantearon elegir ya al candidato y aprovechar el tirón de las fiestas de Gràcia o de la Mercè para presentarlo en sociedad.
La premisa es que da igual lo que digan, el programa que nos vendan, pero que salga en medios. O mejor todavía, que hubiesen sido anteriormente carne de medios ¿Era eso la nueva política? Eso parece.
¿Por qué será que yo sí que echo de menos aquello de Anguita de “programa, programa, programa”, y suelo leerme los de los partidos que voto para que ningún mediático acabe engañándome, porque ya llevamos muchos bluffs con los candidatos mediáticos.
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