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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Programa o carisma

Junts parece seguir la premisa de otros partidos con fichajes estrella: da igual lo que digan o el programa que nos vendan, lo que vale es que salgan en medios

Carmen Domingo
La exjefa de filas de Junts en Barcelona, Elsa Artadi, en una imagen de archivo
La exjefa de filas de Junts en Barcelona, Elsa Artadi, en una imagen de archivoALBERT GARCÍA

Hace unos días, en Twitter, el periodista de cabecera de Pablo Iglesias, Pedro Vallín, sentenciaba: “En la izquierda: Un liderazgo carismático, todo lo demás no sirve. La organicidad sirve para hacer paellas solidarias y ya. Como vimos en 2019. En la derecha: El bypass moderantista Galicia-Andalucía en el PP gana derrotando al PP de Madrid. Gana Feijóo, pierden Ayuso y Vox.” Y al hilo de ese mismo tuit insistía poco después: “Un candidato que lo pete en la tele. No hay nada más. Así sobrevivió Podemos a 2019, en que su desaparición estaba escrita. La macronización es innegociable.”

Incoherencias de razonamiento aparte —a mi juicio, Ayuso es, sin duda, mucho más mediática que Feijóo—, lo que se desprende del tuit me dejó bastante preocupada. Sobre todo a la vista de los intentos que, mediáticos mediante —y pienso en la elección del PSOE del candidato/entrenador de baloncesto Pepu Hernández, por ejemplo—, han hecho algunos partidos y que han dado todos un resultado, digamos… poco lucidos. Eso por no hablar de las espantadas de esos mismos “carismáticos” tras unos malos resultados. Me apuesto lo que queráis que seguro que no soy la única que recuerda la huida hacia mejores y más confortables lares de Manuela Carmena, Pablo Iglesias o Manuel Valls.

Porque no solo el carisma es importante para la izquierda, la búsqueda de “estrellas mediáticas” para engordar listas electorales se extiende a todo el arco político patrio, desde Juan José Cortés (padre de Mari Luz, la niña asesinada en 2008) y que logró un escaño por el PP en el Congreso, hasta los toreros Miguel Abellán, también candidato popular y Serafín Marín, por Vox.

Y ahora, a un año de muchas elecciones, son muchos los partidos políticos que están en búsqueda activa del “mediático” que se preste a aparecer en sus listas. El más reciente en valorar al famosillo de turno ha sido Junts per Catalunya que “se debate entre un fichaje estrella o un perfil de largo aliento para ser cabeza de cartel en Barcelona”, titula en este mismo diario Camilo S. Baquero.

Tras la salida de Elsa Artadi, en Junts saben que Ada Colau lo tiene todo a su favor. ¿Solución? ¿Explicar con detalle el programa? ¿Centrarnos en las necesidades de la ciudad? Parece que prefieren aplicar la expresión refranera utilizada para el desamor de “la mancha de una mora con otra verde se quita”. A la mediática alcaldesa de Barcelona no dudan de que hay que enfrentarla con un candidato o candidata, cuenten o no el programa, pero que salga en la tele. Tanto es así que parece que —con o sin primarias— hasta se plantearon elegir ya el candidato y aprovechar el tirón de las fiestas de Gràcia o de la Mercè para presentarlo en sociedad.

La premisa es que da igual lo que digan, el programa que nos vendan, pero que salgan en medios. O mejor todavía, que hubiesen sido anteriormente carne de medios ¿Era eso la nueva política? Eso parece.

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¿Por qué será que yo sí que echo de menos aquello de Anguita de “programa, programa, programa”, y suelo leerme los de los partidos que voto para que ningún mediático acabe engañándome, porque ya llevamos muchos blufs con los candidatos mediáticos.

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