El Festival Sónar 2022 se pone a prueba en una temporada de oferta musical desmesurada
La cita barcelonesa arranca el jueves con un cartel en el que destacan Chemical Brothers, Nathy Peluso, Moderat y C Tangana
El Sónar es un festival, pero lo es a su manera. Ajeno a las grandes pujas para contratar artistas que ocupen plaza de cabeza de cartel, el festival siempre se ha comportado como algunos equipos de fútbol, en los que si el potencial jugador no prioriza fichar por club por encima del dinero, siempre acabará viniendo otro que o no tenga tantas exigencias económicas o crea que ser contratado por ese equipo reforzará su carrera. El Sónar considera que su prestigio es incontestable, que para un artista puede ser un festival relevante en su carrera y su modelo de desarrollo no se fundamenta en el tamaño, tema importante pero no crucial, sino en su réplica en muchas sedes internacionales. Estos son dos de los ejes del modelo Sónar. Este modelo puede ponerse a prueba este mismo año, en una edición que llega tras un Primavera Sound híper oxigenado y en una temporada en la que tras dos años de barbecho han salido a la carretera todos los artistas. Un año singular de oferta musical desmesurada para obtener conclusiones que quizás debido a ello no sean categóricas, aunque pueden indicar un cambio en la tendencia.
Los cabezas de cartel del Sónar este año no despiertan pasión. Sí, Chemical Brothers (sábado noche) estrenan espectáculo, son muy populares y suenan, como los buenos jugadores, hasta en los bares, todo y que sus mejores regates ya forman parte de la historia. Nathy Peluso (viernes noche) es una artista vigorosa y pertinente, un modelo de mujer poderosa que arrastra pasiones particularmente entre ellas, pero a la vez es una artista que ya se ha visto varias veces en la ciudad. Moderat (viernes noche), el grupo de electrónica berlinesa con alma pop, es una banda respetada que presenta nuevo disco y espectáculo, pero no es grupo de multitudes, y C Tangana (viernes noche) es un activo del festival pese a que en el Sónar ofrecerá un concierto de una hora que también ha pasado por Barcelona recientemente y en versión larga. Pero esto no es problema para un festival como el Sónar, que como todos los festivales, pero aún más, hace que formar parte de su parrilla aumente la dimensión de estos nombres. Aunque te llames Richie Hawtin, que también actúa (viernes noche). El Sónar es un festival cuya personalidad parece que está siempre por encima de sus más refulgentes estrellas.
Quizás por ello el festival es plataforma de estrenos, y este año con notable peso nacional. Desde la reinterpretación del maravilloso Clamor de María Arnal y Marcel Bagès (sábado día), esta vez con coro en un espectáculo denominado Hiperutopia, hasta el estreno de un nuevo espectáculo del Niño de Elche (viernes día), Concert de música festera, que tiene como trama la música popular y festiva debidamente trasteada por este singular artista. Tarta Relena (jueves día), un dúo de voces magníficas en el que cabe música sacra y popular, también estrenan espectáculo con refuerzo de voces, compartiendo cartel con artistas como Morad (sábado día), un émulo local de los raperos norteamericanos que tenían problemas policiales que reforzaban su perfil callejero; Samantha Hudson (viernes día), con un espectáculo en el que la sociedad biempensante, la del progreso, las parejas heterosexuales, la “elegancia” en la indumentaria y el decoro serán diana de un montaje que responde por Liquidación total por cierre. Y si el sexo y el género son hoy líquidos y modelables, nadie mejor para exponerlo que Arca (sábado noche), una musa del festival cuya música es aun más corrosiva que su imagen, candidata a arder en el infierno católico. Rojuu (jueves día), un artista local que no había nacido cuando comenzó el Sónar, llevará al festival su emo-trap y, lo que es más significativo, una visión de la música como carrera profesional que nada tiene que ver con la de generaciones precedentes.
El festival, que siempre ha estado atento a sonidos que no sean blancos y occidentales, muestra a una artista, Kamo Mphela (viernes día), del emergente “amapiano”, una derivada suave y relajada del house que se factura en Sudáfrica, y no por blancos. La dj de origen maorí Lady Shaka (jueves día) es otra apuesta por la centrifugación sonora del festival, que también alcanza Bollywood con la colaboración Yung Singh y Suchi (viernes día), el neo kuduro con la emergente Pongo (jueves día) –recordemos que el kuduro, textualmente “culo duro”, fue presentado como estilo bailable angoleño hace años en el festival- o la aportación africana de Nihiloxica (sábado noche). Si a ello sumamos el toque francés, siempre en esa frontera entre lo elegante, lo demasiado elegante y lo proto-cursi con The Blaze (viernes noche), o la necesaria presencia del rap-trap-drill de artistas como AJ TRacey (sábado noche) o Headie One (viernes noche), quien hace un par de años editó un tema con el primero y con Stormzy, estrella de la escena en el Reino Unido.
El perreo estará defendido desde una perspectiva de género por MS Nina (jueves día), el house bailable por The Blessed Madonna (sábado noche) y La Chica presentará una propuesta sugestiva para voz, piano casi impresionista, electrónica y patrones de hip-hop (sábado día). Todo ello y horas y horas de música de baile para que el hedonismo vuelva a imponerse en un Sónar noche que quiere olvidar dos años de suelas sin desgaste.
Finalmente, no cabe olvidar las tres intervenciones del Sónar Extra: el Palau Güell convertido en caja de resonancia de su órgano debidamente modificado para convertirse en un hiperórgano; la instalación audiovisual que se verá en el hotel ME bajo el nombre de Transient y la instalación sonora Sondear que en la Fundación Tàpies homenajeará al artista de electrónica experimental Mika Vainio, fallecido en 2017.
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