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La industria apuesta por Tarragona ante la falta de suelo en Barcelona

La carencia de espacio y los precios llevan a empresas como Iljin a buscar la segunda metrópolis catalana

El alcalde de Mont-roig del Camp (Tarragona), Fran Morancho, con representantes de Iljin Materials. la semana pasada.
El alcalde de Mont-roig del Camp (Tarragona), Fran Morancho, con representantes de Iljin Materials. la semana pasada.MONT-ROIG DEL CAMP (Europa Press)

Al área metropolitana de Barcelona le queda poco suelo disponible, en parcelas reducidas y a precio de oro. Nada que ver con la situación de Tarragona, segunda metrópolis catalana y que en el último año está aprovechando el colapso barcelonés para atraer inversión industrial extranjera. La surcoreana Iljin, con una inversión de 600 millones para fabricar a partir de 2024 elecfoil, un componente clave para la producción de celdas de baterías y otros productos electrónicos, es el último anuncio de una tendencia a la que antes se apuntaron el fabricante de madera contrachapada Kronospan (180 millones), la química Covestro (200 millones) o Florette (13 millones), entre otras. Son más de 1.000 millones de euros que están en cartera, una cifra que va en línea con los 1.685 millones invertidos en el quinquenio 2017-2021 y que es muy superior a la de los cinco años anteriores (815 millones), según los datos de Acció, la sociedad de la Generalitat que rastrea posibles inversores.

“Lo relevante de estos proyectos es que no son deslocalizables, van a muy largo plazo. Y en Tarragona tenemos que diversificar la economía para que no dependa tanto del turismo, de la petroquímica o de la generación eléctrica [a través de las centrales nucleares, que irán cerrando a partir de 2030]”, explica Natàlia Mas, directora general de Industria de la Generalitat y consejera delegada de Acció. Pero pese a ese objetivo, Mas reconoce el efecto colapso por falta de suelo y altos precios que padece Barcelona (sus precios, afirma un experto, pueden llegar a cuadriplicar los de Tarragona). Para ocupar la gran parcela de Nissan en la Zona Franca --todavía por confirmar qué empresas la ocuparán en su totalidad--, de más de medio millón de hectáreas, no se presentó de forma firme ninguna gran industria consagrada. Y los intentos del Govern para que se ubicara en Cataluña una planta de pilas de baterías para la automoción se enfocaron en Tarragona y Lleida, aunque la provincia tarraconense está ganando la batalla porque su suelo disponible ya está transformado urbanísticamente, lo que le da más agilidad. Kronospan, por ejemplo, prefirió Tortosa a los terrenos que miró en Lleida y la Conca d’Òdena.

Para ese tablero de ajedrez, el alcalde de Mont-roig del Camp, Fran Morancho (PSC), tenía una estrategia. Se negó a parcelar el suelo de su municipio en pequeñas parcelas, convencido de que la mejor apuesta era la de tener disponibilidad para atraer una gran industria que, como defiende también Mas, reduzcan la dependencia del turismo y el terciario, origen del 90% de la actividad económica del municipio, y su estacionalidad. Morancho revela que apostó por dar valor al polígono de Els Comellarets donde se implantará Iljin Materials, un enclavamiento pegado a la autopista AP-7 y al corredor ferroviario mediterráneo. “Es un punto estratégico al que siempre le hemos dado mucho valor, por eso intentamos huir del modelo más implantado, que consiste en albergar cuatro, cinco o diez empresas.”, razona.

El consistorio estableció contactos con intermediarios y con Acció para poner en liza la pastilla de suelo industrial. “Precisamos que no íbamos a especular con el terreno, que buscábamos una sola empresa, ya fuera una gran industria o un operador logístico”, cuenta el alcalde. Por Mont-roig desfilaron varios candidatos, pero ninguna opción se concretó. Hasta que en noviembre pasado los emisarios de Iljin comprobaron en persona la ubicación del polígono y las posibilidades que ofrecía para instalar una gran planta de componentes de baterías. Durante tres meses inspeccionaron su subsuelo para asegurarse que estaban encima de una gran laja de roca madre. “A las dos semanas de venir ya nos trasladaron su interés por la operación”, explica el alcalde. Los servicios asociados al turismo también ayudaron.

Mas está convencida de que esas nuevas inversiones tendrán un efecto llamada sobre otras, en especial en el caso de Iljin, ya que aporta a Cataluña una actividad que no tiene competencia, por lo que se tendrán que crear proveedores, y porque puede acabar con la creación de un centro de investigación y desarrollo. “Pero el otro día hablaba con una ingeniería que ha empezado a trabajar con Kronospan y estaban encantados porque se han dado cuenta de que las inversiones al final tienen un efecto también para ellos”, explica.

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Josep Maria Cruset, presidente de la Autoridad Portuaria de Tarragona, señala que el desembarco de Iljin supone “una oportunidad de aquellas que, cuando se dan, son una alegría”. Cruset reivindica el valor de las conexiones internacionales del puerto de Tarragona, unos enlaces que sirven sobre todo para dar salida a la producción del potente polígono petroquímico, pero que son un activo para atraer nuevas inversiones. Pero desde la Cámara de Comercio de Reus, Jordi Just, denuncia que pese al potencial de Tarragona llevan años denunciando un déficit histórico en infraestructuras, fácilmente detectable en la carretera N-420, y el desaprovechamiento de enclaves clave como el del aeropuerto. “Si estuviera conectado con una estación intermodal podría convertirse en una pista complementaria a la de Tarragona. Me temo que última gran inversión hecha aquí debe ser la de Port Aventura. El centralismo barcelonés no ha mirado mucho hacia aquí”.


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