Pegasus y Unicornios
La mitología nos habla de cómo somos. En nombre de la democracia, se vulneran derechos
Pegaso es un caballo mitológico, un magnífico caballo alado, hijo de Medusa y Poseidón. Se nos cuenta que es el primero que llegó a estar entre los dioses, que sería montado por el héroe Belerofonte para enfrentarse a Quimera. Gracias a la capacidad que le da la excepcional montura es capaz de acabar con la vida de Quimera y la destrucción que este monstruo genera. Se nos cuenta, también, que fruto de esta victoria y de otras que llegarían, Belerofonte cae en la hibris, en la desmesura, uno de los grandes males identificados en las tragedias griegas clásicas.
Belerofonte, tomado por la desmesura, voló hacia el monte Olimpo, la casa de los dioses. Se sentía un dios. Zeus quiso contestar la arrogancia del héroe y lo hizo caer, también cayó Pegaso. El Pegaso que ahora nos ocupa es uno de los programarios informáticos que permite espiar y que ha sido utilizado para observar dispositivos de diferentes personas por su independentismo o por la relación que tenían con otras personas que interesaban a quien ha desarrollado el espionaje. Todavía está por ver la dimensión de la vulneración de derechos que esto puede significar. Lo que ya es muy evidente es la hibris que nos invade como sociedad. Nuestra hibris se hace presente de diferentes maneras en demasiados ámbitos. En este caso: la arrogancia, la desmesura, de decir defender la democracia y practicar comportamientos contrarios a la democracia y las libertades que se le asocian.
El unicornio también es un ser mitológico, una especie de caballo que puede estar formado con partes de diferentes animales conocidos y con un cuerno en la frente. Está presente en muchas culturas, religiones y en nuestro alrededor. Son miles y miles los productos que se presentan con imágenes de unicornio o con alguno de sus elementos. Tradicionalmente, los unicornios se han asociado a la pureza, a la buena magia…
Su cuerno ha sido objeto de deseo por sus poderes protectores, sanadores… El gran interés por esta parte de su cuerpo, inexistente, desató el comercio de materiales que pudieran pasar por provenientes de un unicornio. Es el caso, por ejemplo, del largo cuerno de narval. Un cuerno que no es un cuerno, se trata de un largo colmillo que les crece. El unicornio, en los últimos años, también se ha identificado con determinadas prácticas independentistas que se ven como una especie de pensamiento mágico que no conduciría a ningún lugar. Relatos que no buscan acompañarse de hechos.
No existen pegasos ni unicornios, pero, como hace la mitología, nos hablan de cómo somos. Nos hablan de nuestros deseos, de nuestra arrogancia, de nuestra desmesura… En nombre de la democracia, en estos casos y en otros, se vulneran derechos. Se vulneran derechos en nombre de la unidad de España y en nombre de la independencia de Cataluña. Cuanto antes lo asumamos y lo cambiemos mejor. Se pueden defender las dos posiciones sin vulnerar derechos y construyendo democracia, no destruyendo la que pueda existir.
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