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Bajar al huerto para olvidar el hospital

El hospital Vall d’Hebron ha iniciado el proyecto de un huerto terapéutico, junto a la escuela Thau Barcelona, para fomentar la socialización de los pacientes y mejorar su bienestar emocional

Vall d’Hebron
Huerto en el Hospital Vall d'Hebron con los alumnos del instituto Thau de Barcelona. Foto: Massimiliano MinocriMassimiliano Minocri (EL PAÍS)

Este lunes ha sido el primer día que los pacientes con lesiones medulares y daños cerebrales de Vall d’Hebron han plantado espinacas y fresas en el nuevo huerto terapéutico del hospital barcelonés, con los alumnos de tercero de secundaria del colegio Thau Barcelona. “Tocar tierra, manipular plantas, que no dejan de ser vida, en el exterior y al sol tiene un valor importante para los pacientes”, asegura Lluïsa Montesinos, coordinadora de la unidad de lesionados medulares del Hospital Vall d’Hebron. Este proyecto forma parte de un plan de Neurorrehabilitación y supone un tratamiento complementario donde “se cumplen objetivos terapéuticos de manipulación fina, de aguantar de pie, en el caso de aquellos que puedan levantarse.

“La finalidad de producir algo también es beneficiosa”, añade Montesinos. Sandra Ponce, enfermera supervisora del Hospital de Traumatología, Rehabilitación y Quemados y creadora de la iniciativa, destaca “la mejora en el autoestima” que supone la actividad. Añade que los pacientes “tienen la necesidad de hacer un tipo de rehabilitación fuera del ambiente tan medicalizado del hospital, y además de fomentar las relaciones sociales, el hecho de cuidar de una planta, cuando todavía no son capaces de cuidar de otra persona, les hace sentir empoderados”.

Sergio (26) y Carlos (33) son dos pacientes de los 20 que forman el proyecto. Ambos están en tratamiento de rehabilitación intensiva por una lesión medular traumática reciente. “Cuando sales del hospital vuelves a recuperar poco a poco sensaciones y, después de pasar por algo así, el aire y el sol son pequeñas cosas que aprendes a valorar y que ayudan a despejarte”, dice Sergio, que estuvo un mes ingresado sin salir. Carlos lleva 15 días en el hospital y confiesa que “el contacto con la tierra ayuda a notar sensaciones en las manos que vienen bien para recuperar la sensibilidad. Además es algo distinto a lo que hacemos dentro”. Los dos valoran el trabajo de los niños que les han enseñado e incluso Sergio bromea: “Cuando llegue a mi casa, voy a plantar un huerto. De mientras, con suerte nos ponen las fresas que plantemos en el menú”.

Los estudiantes de la escuela Thau Barcelona son los encargados de transmitir los conocimientos de horticultura que previamente le han enseñado en el marco del proyecto educativo Fent Verd cuyo objetivo es sensibilizar y concienciar a los alumnos sobre la importancia de la naturaleza. Pau (15) es uno de los 33 adolescentes que compartirán tiempo con los pacientes y se muestra muy ilusionado por ello: “Ayudarles a recuperar movilidad y sensibilidad es muy gratificante y estamos muy contentos de hacer este proyecto que no es algo común“. El grupo de Pau montó el espacio del huerto la semana pasada con materiales reutilizables, los otros dos grupos en los que se ha dividido la clase, visitarán el huerto las próximas semanas. La tutora de la clase, Mireia Vallès, asegura que la actividad “los nutre como personas inculcándoles valores que muchas veces faltan en esta sociedad”.

El huerto terapéutico lleva desde 2018 en el exterior del Hospital de Traumatología, Rehabilitación y Quemados, pero por la pandemia tuvieron que suspenderlo. Ahora, completamente adaptado para los pacientes medulares, Sandra Ponce propone que la cosecha que se obtenga, sea material que se utilice en talleres, por ejemplo, de cocina, que beneficien su proceso de rehabilitación.

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