Lista de espera sanitaria en Cataluña: suben un 11% los pacientes en la cola, pero cae el tiempo de demora
Salud asegura que ya se ha vuelto a niveles prepandemia, aunque admite que “hay que reforzar” la recuperación diagnóstica
Más de 741.000 catalanes están en lista de espera para un procedimiento médico, ya sea una intervención quirúrgica, una prueba médica o visitar a un especialista. Según los últimos datos del Departamento de Salud, correspondientes a febrero de 2022, las personas en lista han aumentado un 11,6% en el último año, pero el tiempo que esperan se ha reducido: hay más cola, pero aguardan menos en ella. Tras el parón de actividad y que provocó la pandemia —nadie entraba ni salía de la lista y los tiempos de espera se disparaban—, Salud asegura que ya se ha vuelto a niveles prepandemia, aunque admite que “hay que reforzar” la recuperación diagnóstica.
En Cataluña hay 171.409 personas esperando para operarse. Si la intervención es oncológica o cardíaca, apenas hay demora: son intervenciones preferentes y los pacientes se llevan a quirófano de forma prioritaria. Pero los tiempos y la cola se alargan, por ejemplo, cuando se trata de las operaciones de cataratas y prótesis de cadera y rodilla, las tres con tiempo máximo garantizado de espera de seis meses: la media está por debajo de ese plazo, en 100 días, algo por encima de marzo de 2021 (93 días) y 15 días más de lo que se esperaba en enero de 2020, antes de que estallase la crisis sanitaria.
Pero más allá de los términos medios, la situación es muy heterogénea entre hospitales. Por ejemplo, en el Hospital del Vendrell aguardan una media de 192 días para una prótesis de cadera y en el de Palamós, casi ocho meses; en el Joan XXIII de Tarragona, las personas en lista para una prótesis de rodilla esperan más de 10 meses y en el hospital de Igualada, solo dos.
El resto de operaciones, que tienen un tiempo espera de referencia máximo de un año —si el paciente se valora como preferente se interviene en menos de 90 días—, también fluctúan entre hospitales y tipo de intervención: en esta bolsa está la inmensa mayoría de los que esperan para operarse y aguardan, de media, 173 días, casi dos semanas menos que el año pasado y similar a lo que se esperaba antes de la pandemia. Aunque hay intervenciones, como la vasectomía en el Hospital Santa Caterina de Girona o en Althaia (Manresa), donde las personas esperan más de un año (617 y 416 días, respectivamente).
La lista de espera para pruebas diagnósticas también suma una bolsa de más de 163.600 personas, 7.000 más que el año pasado, aunque la espera media (casi tres meses) se ha reducido 22 días en un año. Sobre el papel, los términos máximos de referencia que esperaría un paciente serían de un mes si tiene prioridad preferente —esto lo marca el médico según la situación clínica y social del enfermo— y 90 días si sigue el flujo ordinario.
Pero los plazos reales de espera son mayores en muchas pruebas: las estancias en la cola para un electromiograma (134 días de espera media) o una colonoscopia (129) son las más largas. Otros exámenes médicos arrastran también largas demoras, como los 310 días de espera media para una ecografía urológica en el Hospital de Bellvitge o el año que aguardan los pacientes para una endoscopia esofagogástrica en la Mútua de Terrassa.
Las visitas al especialista tampoco están exentas de demora: más de 406.000 personas, a febrero de 2022, esperaban una consulta externa una media de 98 días. En un año, la lista ha crecido en 48.000 personas, pero los pacientes aguardan un mes menos. Urología es la especialidad con más esperas (189 días), seguida de otorrinolaringología y traumatología (103 días).
Las consultas externas son, junto a las pruebas diagnósticas, la primera puerta de acceso al sistema hospitalario tras la derivación desde la atención primaria. Y, precisamente, el tapón que se ha producido en los centros de salud tras las sucesivas olas de coronavirus que han saturado a los médicos de familia, puede haber influido en la evolución de esta lista de espera, coinciden los expertos consultados. A diferencia de las intervenciones o los exámenes médicos, en las visitas al especialista hay menos pacientes esperando que antes de la pandemia (casi 100.000 menos).
Acelerar diagnósticos
El vicepresidente del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB), Jaume Sellarès, admite que el descenso de la lista de espera para las consultas externas es “sorprendente”, pero señala las “dificultades” de comparar las actuales visitas con las del escenario prepandemia. El facultativo plantea qué ha podido influir en la aparente reducción de las listas: “Primero, el flujo de pacientes de los centros de atención primaria que van a los hospitales se redujo durante la pandemia y quizás aún no se ha recuperado del todo”. Sellarès pone un ejemplo hipotético: si la Atención Primaria derivaba 1.000 pacientes al mes antes de la llegada de la covid se pasó a 100 durante la pandemia, compara, los 900 restantes no se contabilizaron como usuarios que esperan una visita al especialista. “Todo esto se ha ido equilibrando”, apunta.
David Elvira, exdirector del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) y artífice del último plan de choque para reducir las listas de espera en 2016, coincide en que puede haber “un efecto” en las listas por el tapón en atención primaria: “Lo que inquieta es la capacidad de diagnóstico: se necesita acelerar al máximo. Y se debe normalizar el acceso a la atención primaria para garantizar el cumplimiento del tiempo en diagnósticos e intervenciones”.
Sellarès añade otra posibilidad: la saturación de los hospitales durante los dos últimos años ha cambiado algunos hábitos, dice. “En algunos casos, como los diabéticos, que siempre tendrán esta patología, se les dio el alta en el hospital y ahora los tratamos desde la atención primaria, cuando antes quizás iban tres veces al año al especialista hospitalario”. En todo caso, el vicepresidente del COMB niega que exista un infradiagnóstico por una reducción de las visitas derivadas del temor a contagiarse en los ambulatorios. “Esto ya no ocurre”.
Una portavoz de Salud, por su parte, asegura que se ha mejorado en las listas quirúrgicas y de pruebas diagnósticas, “pero es necesario un refuerzo en recuperación diagnóstico porque, con la pandemia, es donde ha habido más retraso”. Para ello, se destinarán 160 millones del presupuesto de Salud en 2022, apunta, y también se ha hecho un programa específico de apoyo a la renovación tecnológica para recuperar actividad.
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