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Los sindicatos docentes llenan las calles de Barcelona en la primera jornada de huelga contra el nuevo calendario y los recortes

La Generalitat cifra el paro en un 31% de seguimiento, la mitad de lo que defienden las centrales sindicales

Manifestantes y miembros de los diferentes sindicatos en la manifestación de Barcelona durante el primer día de huelga educativa en Cataluña.
Manifestantes y miembros de los diferentes sindicatos en la manifestación de Barcelona durante el primer día de huelga educativa en Cataluña.David Zorrakino - Europa Press (Europa Press)
Ivanna Vallespín Anna Ariño
Barcelona -

Los sindicatos educativos de Cataluña han comenzado este martes su prueba de fuerza contra el Departamento de Educación con la primera de cinco jornadas de huelga para protestar contra la falta de negociación del consejero Josep Gonzàlez-Cambray a la hora de modificar el calendario escolar y contra los recortes que siguen arrastrando desde hace una década. Desde primera hora de la mañana piquetes informativos intentan que la huelga sea un éxito y los docentes han llenado este mediodía el centro de Barcelona con una nutrida manifestación. Los primeros datos de la huelga reflejan los habituales choques entre sindicatos y la Generalitat. Según los primeros, han secundado la huelga entre un 60 y 70% de los docentes en la pública, mientras la Generalitat lo reduce al 31,3%. También en lo que se refiere a la manifestación: 22.000 asistentes según la Guardia Urbana, el doble según los organizadores. Al margen de las cifras, la marcha, que ha acabado en la sede del Departamento, ha forzado una reunión de urgencia entre Cambray y los representantes sindicales, aunque sin resultados.

La protesta se ha hecho notar en las calles del centro de Barcelona, donde han participado, según la Guardia Urbana, unas 22.000 personas, una cifra que doblan los sindicatos, que de hecho, admiten más asistencia de la esperada. Durante la marcha, que ha partido de los Jardinets de Gràcia hasta la sede de Educación en Via Augusta, se han coreado consignas como “No son cinco días de vacaciones, son 10 años de recortes” o “Basta de imposiciones, Cambray dimisión”.

Al llegar al Departamento, blindado por los antidisturbios, el consejero se ha reunido con representantes de cada sindicato, un encuentro breve y sin frutos. “El consejero ha mostrado su ha mostrado inmovilismo y no ha querido negociar nada. Pedimos su dimisión y que Aragonés se reúna con nosotros para negociar el conflicto, que no queremos perpetuar”, ha apuntado Iolanda Segura, portavoz del sindicato mayoritario, Ustec. “Ha sido decepcionante, esperábamos una propuesta concreta y nos han dicho que están donde estaban. Pedimos a la consejería que haga un curso rápido de resolución de conflictos. No puede ser que esta sea la respuesta ante una huelga de esta magnitud”, ha valorado Teresa Esparabé, de CC OO. “El consejero no ha hecho ninguna propuesta. Nos ha preguntado sobre nuestras líneas rojas y hemos expuesto nuestras reivindicaciones, pero como ha quedado claro que no tenía continuidad, nos hemos levantado y nos hemos ido”, ha añadido Xavier Massó, portavoz de los profesores de secundaria, Aspepc. El Departamento de Educación ha declinado valorar la reunión.

La manifestación ha contado con la participación de los diferentes colectivos educativos. Montserrat, profesora de un instituto de Viladecans, justifica la frase que luce en su pancarta: “Muy enfadados”. “Lo que más nos enoja es la unilateralidad, que no haya consenso en cosas importantes como el calendario o el requerimiento del nivel C2 de catalán, que vemos como una pataleta del Govern por la sentencia del 25% de castellano, pero el problema del catalán es algo endémico, no es culpa de la escuela”. La docente también reclama más recursos para la escuela inclusiva, el apoyo a los alumnos con alguna discapacidad. “Tenemos 20 plazas para atender a estos alumnos y no podemos aceptar más porque no tenemos recursos”, lamenta.

De forma insólita, los directores también han salido a la calle. Ana Prieto, directora de una escuela en Sant Cugat del Vallès, lamenta que la pandemia desbordó las escuelas y ha tenido que dejar de dar clases para convertirse en una “gestora”. “No hay pedagogía en las escuelas, solo burocracia”. Alba, una profesora de ese mismo centro, reclama la inversión el 6% del PIB en educación (ahora no llega al 4%). “Con esto lo solucionaríamos todo, porque el problema de la pública es la falta de recursos”, tercia, mientras un niño de apenas 3 años a su lado sostiene un cartel donde se lee “Quiero más maestros”.

El mismo porcentaje reclama Lourdes Sindreu, profesora de una escuela concertada, quien a la lista de reivindicaciones de la pública añade una reducción de la jornada lectiva para equipararlo a la pública.

Las maestras de las escuelas infantiles han lucido sus reivindicaciones particulares: reducción de ratios –”las aulas están masificadas, hay que atender bien a los niños, no estar apagando fuegos todo el día- y el soporte para alumnos con alguna discapacidad –”se diagnostican en la etapa infantil, pero no tenemos los recursos ara ayudarlos”, afirma Nuria, de una escuela infantil de Terrassa.

La huelga también cuenta con el apoyo de muchas familias, como un grupo del barrio de Sants que ha participado de la manifestación con sus hijos de cinco años. “Creemos que la educación es importante para nuestros hijos y apoyamos las reivindicaciones de los profesores porque vemos como en nuestra escuela, que era de máxima complejidad le han cambiado la categoría y hemos perdido personal”, cuenta Javi, uno de los padres.

A primera hora de la mañana, en las escuelas, la huelga ha tenido un seguimiento irregular, según ha sondeado este diario. Así, hay centros donde el paro es masivo, como en Acadèmia Cultura de L’Hospitalet de Llobregat, una escuela concertada actualmente en lucha por su continuidad, ya que tiene previsto cerrar las puertas en junio tras fracasar las negociaciones con la Generalitat para pasar a la red pública. Esta mañana estaban en servicios mínimos, con solo ocho profesores de una plantilla de 30 y 18 alumnos de un total de 330. En la escuela El Miracle de Tarragona, del total de 21 profesores, 14 no han asistido, ni tampoco la mitad de los 270 alumnos. Desde el colegio comentan que secundarán la huelga especialmente este martes como muestra de que “la gente está bastante quemada”. “Es una suma de cosas y al final la gente ha dicho ‘basta’ por la poca empatía del consejero con docentes”, añaden. También es notorio el seguimiento en el instituto Jaume Vicens de Girona, en que han faltado 57 de los 82 profesores y 480 de 600 alumnos. “La gente está muy enfadada, nos ningunean y no nos respetan, sentimos menosprecio hacia nuestra profesión”, lamenta la directora Roser Rabassedas.

En cambio, el paro apenas se nota en el colegio Ramon y Cajal de Terrassa, donde solo se han sumado dos profesores, pero el 70% de los alumnos, “seguramente por el miedo de las familias a que la huelga fuera masiva hoy”, comentan desde el centro. En la escuela Malagrida de Olot, ningún docente se ha sumado al paro. “Como son cinco días, la gente ha decidido repartirse. Creo que el hecho de que sean tantos días diluirá el paro”, comenta el director, Jordi Ferrarons. La misma situación se vive en la escuela Cervantes de Lleida, donde han asistido la totalidad de profesores y alumnos. “Son muchos días y muchas reivindicaciones de unos sindicatos y otros, y esto es lo que ha decidido al profesorado no secundarla”, comentan desde el centro. También completa normalidad en la escuela Vedruna de Balaguer. “Son muchas reivindicaciones mezcladas, en algunas estamos de acuerdo, pero en otras no”, justifica la directora Mercè Viola.


El Govern ha hecho un llamamiento a los sindicatos para reactivar una negociación que permita suspender la huelga con carácter inmediato. “Mejor hoy que mañana”, apuntó la portavoz Patrícia Plaja. El ejecutivo dice tener “máximo respeto” por las reivindicaciones laborales de la comunidad educativa, pero dice lamentar el perjuicio que causa en los estudiantes el parón de clases durante cinco días. “Hace un mes que los sindicatos no se sientan en la mesa de negociación, pedimos diálogo”, manifestó Plaja. El Govern afirma trabajar para “revertir recortes” que han diezmado el sistema educativo pero reprocha a los maestros la huelga, alegando que menoscaba a “niños y jóvenes”, un colectivo que, ha recordado la portavoz, “ha sufrido mucho durante dos años de pandemia”.

El PSC y En Comú Podem han pedido al Govern que negocie con los sindicatos y que alcance un consenso. David Cid, portavoz de los comunes, ha planteado la aplicación de una moratoria de un año de las medidas impulsadas por el Ejecutivo de Pere Aragonès. La socialista Alicia Romero ha defendido que el avance del calendario debería ir en cualquier caso acompañado en cualquier caso de recursos económicos y que los 12 millones que baraja el Govern son escasos. “Con esa suma no se llega a toda Cataluña”, ha dicho la portavoz del PSC que ha apuntado que con la reforma se corre el riesgo de generar una sociedad de dos velocidades al acabar las clases en septiembre a las 13.00 horas.

Los sindicatos convocaron cinco días de huelga este mes -días 15, 16, 17, 29 y 30- tras la negativa del consejero de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, de negociar el nuevo calendario escolar -que avanza una semana el inicio de las clases en primaria y tres días en secundaria-, que anunció por sorpresa y sin negociar con los centros. Esto hizo acabar la paciencia de profesores y directores, cansados y exhaustos de dos años de pandemia en que han tenido que asumir muchas funciones que no les son propias y adaptarse a unos protocolos cambiantes y poco claros. Y todo ello, tras una década de recortes que han mermado las escuelas.

En este sentido, los sindicatos han sacado a la calle reivindicaciones como la recuperación del horario lectivo previo a estos recortes, la reducción de la jornada a los docentes mayores de 55 años, la recuperación del poder adquisitivo o aumentar el personal de atención directa al alumnado. Asimismo, piden que se retire tanto el nuevo calendario como los nuevos currículos, la estabilización del personal interino, la defensa de la inmersión lingüística, la inversión del 6% del PIB en educación (en el 3,67% en 2018, según los últimos datos publicados por el Idescat), así como “una negociación real” con el Departamento y la dimisión del consejero.

Las direcciones de centenares de centros educativos, de forma insólita, también se han posicionado a favor de la huelga y han enviado cartas a Cambray explicando sus motivos para secundarla. En cierta forma, respondían así a una misiva que el jueves les había enviado el jueves, con un marcado tono propagandístico, en que el consejero presumía de las novedades para el próximo curso, como la reducción de ratios en P3, la gratuidad del P2 en la pública, aumento de la jornada de los sustitutos, y en que quitaba hierro de asuntos polémicos como los nuevos currículos o el nuevo calendario.

En motivo de las jornadas de huelga, la Generalitat decretó los siguientes servicios mínimos: una persona del equipo directivo, un docente por cada tres aulas y un 50% de personal de comedor, en las guarderías y centros de educación especial.

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