Liceu Mar y Moco Museum
Con la doble iniciativa y si se desbloquea el proyecto del Museo del Hermitage, la ciudad habrá logrado ampliar y diversificar la calidad de su oferta cultural, sin coste para el contribuyente
El primer teatro de Barcelona, el Liceu, se abre al mar: su comisión ejecutiva acordó el 19 de enero avanzar los estudios para construir el Liceu Mar en el solar del Port Vell ocupado hasta ahora por la carcasa del Imax, una sala de cine panorámico que cerró en 2014. Liceu Mar, una muy buena noticia para la cultura lírica, para Barcelona y para el país entero. Sigue a otra también excelente, la de la inauguración el pasado mes de octubre del Moco Museum Barcelona. Y si, por fin se desbloquea el proyecto del Museo del Hermitage, la ciudad habrá conseguido muchísimo de aquello que bastantes creemos que necesita: ampliar y diversificar la calidad de su oferta cultural, sin coste para el contribuyente, cuyos dineros pueden destinarse a satisfacer necesidades no más básicas, pero sí más primarias.
El Liceu quiere situar en su segunda sede al Petit Liceu, que programa espectáculos dirigidos al público escolar y a las familias. Esta temporada ha organizado casi una docena de espectáculos, como, por ejemplo, La barcarola, La Cuina de Rossini y Trencanous-Jazz, todos muy recomendables y que son asequibles hasta en su duración, pues no son largos. Con un nuevo edificio, la iniciativa se podrá multiplicar. Nos acercará aún más a la gran cultura musical centroeuropea que siempre admiré —en Alemania, por ejemplo, hay más de ochenta teatros de ópera— pero para conseguirlo hay que empezar por las escuelas.
Liceu Mar, que se situará en el Imax, es una buena noticia para la cultura lírica, para Barcelona y para el país entero
También quiere ubicar en Liceu Mar su Centro de Ópera de Nueva Creación para abrir el teatro a nuevos públicos y creadores. Quizás no alcancemos la majestad arquitectónica de los 10 o 12 teatros más grandes de ópera del mundo. Cualquier lista es opinable, pero los 11 que siguen son candidatos espléndidos: La Scala, Garnier, Versalles, Viena, Royal Opera House, Bolshoi, Colón, San Carlo, Sydney, Praga y Metropolitan Opera House. Añadan ustedes uno más y tendrán 12. Luego, cambiar uno de esta lista por otro que no aparece en ella no es difícil, pero retirar cinco o seis y añadir otros tantos grandes teatros es más complicado. Si en Barcelona podemos conseguir igualar la eficacia e influencia de cualquiera de ellos dentro de una o dos generaciones, Liceu Mar habrá sido una decisión excelente. Hay que mirar a lo lejos.
Y se trata de hacer aún mejor las cosas que ya se hacen bien: hay mucho muy bien hecho desde siempre: Joan Matabosch, el actual director artístico del pujante Teatro Real de Madrid, lo fue antes del Liceu, cuya programación modernizó. Montserrat Caballé (1933-2018) ingresó becada a los 11 años de edad, en el Conservatorio Superior de Música del Liceu. La página de la Fundació Conservatori del Liceu (www.conservatoriliceu.es) informa bien sobre las iniciativas escolares que el nuevo Liceu Mar podría multiplicar.
En octubre del año pasado se inauguró en el número 25 de la calle Montcada, en el Palau Cervelló, al lado del Museu Picasso, el Moco Museum Barcelona (Museum of Contemporary Art Barcelona), su segunda sede después de la Ámsterdam, abierta en 2016. Esta es una iniciativa privada de los galeristas Lionel y Kim Loghies la cual ofrece un espectáculo de estrellas del arte mundial (de grandes nombres: Banksy, Haring, Warhol, Hirst, Basquiat, KAWS, Kays, Kusama, La Chapelle, Muramaki…). Conceptualmente, MOCO es una mezcla de museo y galería, aparta la imagen de mausoleo que persigue a muchos viejos y grandes museos y los acerca a la de un escaparate de lujo para la clientela —también necesariamente opulenta— de su Lionel Gallery, de Londres y Ámsterdam (www.lionelgallery.com). ¿Un museo que parece una tienda y una tienda cara que parece un museo exclusivo? Quizás, pero la provocación no es mala idea, salvo para quienes piensen que corrompe a la juventud, al arte y a la cultura misma, nada nuevo, pues todo lo que es realmente hermoso se vende demasiado bien como para exhibirse a prueba y gusto de reformadores severos.
El MOCO, abierto en octubre, aparta la imagen de mausoleo que persigue a viejos
Las galerías son el lugar de encuentro entre el comercio y el arte. Tienen además el poder mágico de transformar la realidad allí donde aparecen, sobre todo si lo hacen juntas. La evolución durante los últimos diez años de la calle Trafalgar de Barcelona es un ejemplo de libro y las exposiciones conjuntas organizadas por las galerías abiertas en esa calle la semana pasada han sido un ejemplo excelente de tránsito del comercio al museo por el camino del arte. ¿Qué queda ahora? Resolver el embrollo de la franquicia del Museo de L´Hermitage en Barcelona. A ver.
Pablo Salvador Coderch es catedrático emérito de Derecho Civil de la Universitat Pompeu Fabra
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