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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Reinfecciones y ómicron, ¿qué conocemos?

Quizás esta variante sea el punto de inflexión hacia la transición de una fase pandémica a una fase endémica, en la que se consiga una transmisión estable y controlada, con picos epidémicos estacionales

Magda Campins
Una investigadora trata con tubos de ensayo que contienen la variante ómicron de la covid 19.
Una investigadora trata con tubos de ensayo que contienen la variante ómicron de la covid 19.DADO RUVIC (REUTERS)

Hace poco más de un año reflexionaba en estas mismas páginas acerca del riesgo de reinfección en las personas que ya habían padecido la COVID-19. El número de reinfecciones documentadas hasta entonces era muy escaso, menos de 6 casos publicados, según el European Center for Disease Prevention and Control (ECDC), hasta el 21 de septiembre de 2020.

Llevamos ya dos años de pandemia y la eclosión de la variante ómicron, con su gran transmisibilidad y mayor escape a la protección vacunal, ha hecho que el riesgo de reinfección no sea una cosa anecdótica. Muchos de nosotros conocemos a alguna persona que ya había padecido la COVID-19 y ahora se ha reinfectado, algunos incluso dos o tres veces.

¿Qué es exactamente una reinfección? Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera que una persona tiene una reinfección cuando vuelve a padecer una nueva infección por SARS-CoV-2 después de una infección previa con un intervalo entre ambos episodios de al menos 90 días. Ambos episodios deben estar confirmados por una prueba de diagnóstico de infección aguda (PCR o test de antígeno), que debe haberse negativizado durante el periodo de tiempo intermedio. Además, para la confirmación de reinfección deben realizase pruebas de laboratorio específicas (secuenciación).

Datos procedentes de Catalunya, a 12 de enero de este año, indican que casi el 2% del total de los casos registrados desde el inicio de la pandemia son reinfecciones, cifra que asciende al 8,06% de los casos en menores de 50 años.

Informes de Sudáfrica, Reino Unido, Dinamarca, Israel y Estados Unidos son consistentes en la evasión inmune de la variante ómicron debido al gran número de mutaciones que tiene. Según datos del Reino Unido, la capacidad de ómicron de reinfectar es 5 veces superior a la de la variante Delta (6,4 veces en los no vacunados y 5 en los vacunados). La protección frente a la reinfección por ómicron después de una infección previa por SARS-CoV-2 puede ser de sólo un 19%. Un estudio reciente realizado en Qatar, aún no revisado por pares y publicado como Preprint, compara el riesgo de reinfección según el tipo de variante de SARS-CoV-2 y muestra resultados muy ilustrativos: la protección generada por haber padecido la covid-19 previamente frente a una reinfección sintomática es del 90% para la variante Alpha, del 84,8% para Beta, del 92% para Delta y del 56% para Ómicron. La buena noticia es que la protección estimada frente a hospitalización o muerte en los casos de reinfección se mantiene con niveles muy elevados independientemente del tipo de variante: 69,4% para Alpha, 88% para Beta, 100% para Delta y 87,8% frente a Ómicron.

Diversos estudios muestran que hay una disminución de hasta 20 veces del número de anticuerpos neutralizantes frente a la variante ómicron en personas que ya habían padecido la infección, y de hasta 7 veces en los infectados que ya habían recibido 2 dosis de vacuna. Este menor número de anticuerpos podría explicar este mayor riesgo de reinfección. Por el contrario, los estudios que analizan la inmunidad celular concluyen que este tipo de respuesta está mucho más preservada, lo que permite mantener una buena protección frente a enfermedad grave y el menor riesgo de hospitalización en las personas que se reinfectan con ómicron.

Al inicio de pandemia, ya barajábamos la hipótesis que, como ocurre con los coronavirus estacionales causantes del resfriado común, era posible que el SARS-CoV-2 se quedara entre nosotros, evolucionando de forma que cada vez cause menos daño y reinfectando de forma recurrente a una parte importante de la población. Quizás ómicron sea el punto de inflexión hacia la transición de una fase pandémica a una fase endémica, en la que se consiga una transmisión estable y controlada, con picos epidémicos estacionales, pero sin las temidas olas que generan una alta saturación del sistema sanitario. De todos modos, aún es algo pronto para asegurar que estamos en este nuevo escenario. Sigamos, por tanto, avanzando con la vacunación y manteniendo las medidas de seguridad, pilares fundamentales para el control de la pandemia.

Magda Campins es doctora y miembro del Grupo de Investigación en Epidemiología y Salud Pública del Vall d’Hebron Instituto de Investigación.

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