Más allá de la accesibilidad

En el Día Internacional de las Personas con Discapacidad queremos hablar de la accesibilidad universal a través del caso de Barcelona, modelo de referencia y de éxito en este sentido. Desde los Juegos del 92, Barcelona puso como prioridad el diseño universal en los Juegos Paralímpicos que se extendió no solo en la Vila Olímpica, sino en todo el espacio público de la ciudad. Esta política se ha mantenido firme y en consenso por todas las fuerzas políticas, y liderada por el Instituto Municipal de personas con discapacidad del Ayuntamiento.

La ciudad sigue siendo un campo de pruebas. Primero, ha sido el espacio público, poniendo todo el esfuerzo en las barreras físicas, siendo un referente internacional el vado Barcelona en el cruce de las calles, diseño universal y de gran durabilidad. También en toda la señalización podotáctil con pavimentos de señalización. Después, la movilidad. Toda la red de autobuses y de tranvías es accesible. La práctica totalidad de las estaciones de metro lo es o se ha adecuado para que lo sea. Sin embargo, todavía no se contempla la posibilidad de recarga de las sillas motorizadas en el espacio público.

Pero los retos de la accesibilidad no sólo se centran en la movilidad. Se trata de garantizar el acceso a la totalidad del espacio público y equipamientos, para poder facilitar todas las actividades que la ciudadanía pueda emprender, desde el trabajo al ocio. La arquitectura tiene un papel activo en todo esto, porque acompaña y conduce lo que denominamos la cadena de la accesibilidad. Es decir, poder enlazar la vida cotidiana en su conjunto.

También tenemos el reto de adaptar nuestro parque edificado para poder garantizar su accesibilidad. Todavía hay personas que viven confinadas en sus casas por no tener un ascensor. Aquí los fondos europeos Next Generation nos brindan un reto para poder dar un nuevo impulso a la sostenibilidad y accesibilidad universal. No obstante, no es sencillo. Debemos buscar estrategias más complejas e innovadoras para resolver las limitaciones de los edificios, como en núcleos entre fincas cuando compartan medianera o con nuevas terrazas. Tenemos un gran abanico de propuestas en la que arquitectos, administración y comunidades tenemos que trabajar de la mano.

Pero si queremos una casa para toda la vida también debemos explorar la flexibilidad de los espacios domésticos que permitan acoger diferentes formas de agrupación, así como servicios de apoyo paralelos para seguir viviendo el máximo tiempo posible en nuestros hogares.

Barcelona quiere seguir siendo un referente y el hecho de que, en 2026, albergue la Capitalidad Mundial de la Arquitectura, nos estimula a seguir potenciando la innovación para dar respuesta de forma creativa más allá de las normativas.

Los arquitectos queremos poner en valor todos los tipos de diversidad funcional que necesitan de su propia accesibilidad. No sólo debemos romper las barreras arquitectónicas físicas, sino también las comunicativas para que todas las personas sean el centro de nuestras acciones de mejora. Una ciudad accesible es más segura, empática y bella.

Sandra Bestraten es presidenta de la Demarcación de Barcelona del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya