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Los dueños del tobogán hinchable donde murió una niña aceptan un año de cárcel por homicidio imprudente

El matrimonio elude el ingreso en prisión tras asumir que cometió una negligencia y pagar la indemnización a la familia

Jaume M. uno de los propietarios del restaurante donde ocurrió el accidente, llega a comisaría a declarar acompañado por su abogado, Carles Monguilod.
Jaume M. uno de los propietarios del restaurante donde ocurrió el accidente, llega a comisaría a declarar acompañado por su abogado, Carles Monguilod.ROBIN TOWNSEND (EFE)
Jesús García Bueno

Los dueños del tobogán hinchable de Caldes de Malavella (Girona) que en 2017 causó la muerte a una niña de seis años han aceptado una condena de un año de cárcel por homicidio imprudente. La atracción estaba mal anclada y saltó por los aires, lo que además del fallecimiento de la menor provocó heridas a otros seis niños. La sentencia, a la que ha accedido EL PAÍS, concluye que el accidente fue fruto de una negligencia: “Fue consecuencia directa de la inobservancia de las medidas de montaje, seguridad y supervisión”.

La semana pasada debía celebrarse el juicio contra el matrimonio que regentaba el restaurante-masía Mas Oller, donde se instaló el hinchable. La Fiscalía solicitaba inicialmente cuatro años de cárcel por homicidio imprudente para Jaume M. y María Pilar P, pero finalmente llegaron a un acuerdo. A cambio de asumir los hechos, la pareja se benefició de una rebaja de la pena gracias a sus esfuerzos para reparar el daño causado. La pareja, defendida por el penalista Carles Monguilod, ha consignado ya parte del dinero para hacer frente a la indemnización para las víctimas y sus familias (640.000 euros). La mayor parte de ese dinero ha sido abonado por la aseguradora que tenían contratada. La sentencia, dictada por el juzgado de lo penal número 2 de Girona, deja en suspenso la ejecución de la pena, por lo que la pareja no deberá ingresar en prisión.

En marzo de 2017, Jaume y María Pilar compraron un tobogán hinchable con dibujos del personaje infantil Bob Esponja a un particular. Pagaron 3.000 euros y la instalaron en la masía. La atracción, recoge la sentencia, no tenía manual de instrucciones ni normas de seguridad y ninguno de los dos se interesó por esos documentos. El tobogán disponía de diez anclajes, cinco por lado, y estuvo en funcionamiento todos los fines de semana. Los acusados, sin embargo, solo sujetaban la atracción con dos anclajes, los de la zona posterior, no disponían de las cuerdas necesarias para llevar a cabo la sujeción por delante.

Las negligencias fueron numerosas. La normativa europea, recuerda la sentencia, señala que este tipo de juegos infantiles deben disponer al menos de seis puntos de anclaje al suelo. Añade que ningún trabajador supervisaba la instalación cuando estaba en funcionamiento, pese a que la normativa obliga a ello. Y señala que la pareja ni siquiera pidió la licencia administrativa correspondiente para este tipo de atracciones.

El 7 de mayo de 2017, Jaume y María Pilar no estaban en el restaurante. Uno de sus trabajadores instaló el hinchable, como siempre, con los dos únicos puntos de anclaje. Alrededor de las 15.30, se produjo una ráfaga de aire que rompió los dos puntos de anclaje. La atracción se desprendió de su base y saltó por los aires. El tobogán, donde había entonces siete menores, llegó a desplazarse hasta 39 metros de su posición inicial y acabó en el tejado del restaurante. Los niños cayeron al suelo desde diferentes alturas. Arán, una niña de seis años, sufrió un impacto especialmente severo. Fue trasladada en helicóptero al y, a las pocas horas de llegar al hospital, murió.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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