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Larga vida a las discotecas con QR

Barcelona da comienzo a la reapertura del ocio nocturno con certificado de vacunación o PCR negativa

Dos jóvenes bailan en la Sala Apolo (Barcelona) en la noche de reapertura del ocio nocturno, este jueves. / [ALBERT GARCIA]
Dos jóvenes bailan en la Sala Apolo (Barcelona) en la noche de reapertura del ocio nocturno, este jueves. / [ALBERT GARCIA]Albert Garcia Gallego
Mar López
Barcelona -

Jueves por la noche en Barcelona. En las calles se respira algo distinto. Revive el ocio nocturno poco a poco y con él también las eternas colas, las bolsas de plástico llenas de alcohol y los cambios de planes a última hora. Las discotecas abren, pero lo hacen con algunas condiciones. Los clientes deben demostrar que tienen una PCR negativa, que están vacunados o que han pasado la enfermedad en los últimos seis meses. Todo ello a través del certificado covid y de su correspondiente QR. Un año y medio después del inicio de la pandemia, los jóvenes vuelven a pisar las pistas de baile y las terrazas de los locales. La consejera de Cultura, Natàlia Garriga, ha asegurado a media mañana de este viernes que esperaba que, con la apertura de los locales nocturnos, la cultura, “en la que la gente está callada, sentada en su butaca y con mascarilla”, conseguiría abrir también este viernes al 100% del aforo. “No ha sido así, pero confiamos que pueda ser el viernes próximo, pero no depende solo de nosotros”.

En la parada de metro de Paral·lel se acumulan grupos de gente ya a las once y media de la noche. Todos ellos se reparten por parques, portales y bares antes de entrar a la emblemática Sala Apolo, en Poble-Sec. El miércoles lanzaron a la venta sus entradas, y a las seis de la tarde del jueves ya anunciaban que estaban todas vendidas. Más de 2.000 personas han ocupado las tres salas con las que cuenta la discoteca. “Si todo el mundo tiene el certificado, protege al resto, y no tiene por qué pasar nada”, comentaba María, a punto de entrar al local. La patronal del ocio nocturno Fecasarm estima que en la madrugada de ayer solo abrieron el 40 % de los locales, un porcentaje que se incrementará hasta el 70 % el fin de semana.

Un trabajador escanéa el código QR del móvil de una joven en la reapertura del ocio nocturno en Barcelona, este jueves. / [ALBERT GARCIA]
Un trabajador escanéa el código QR del móvil de una joven en la reapertura del ocio nocturno en Barcelona, este jueves. / [ALBERT GARCIA]Albert Garcia Gallego

Las entradas anticipadas permiten que la Sala Apolo pueda contar con un mínimo de organización en sus colas. Aun así, este método también tiene sus puntos débiles. Más de un grupo de personas se ha acercado a la taquilla para quejarse de haber comprado las entradas y después no haberlas recibido en sus correos electrónicos. La cosa es distinta en la calle Tuset, donde se encuentran las discotecas Sutton y Bling Bling. Una prácticamente en frente de la otra. Dos colas infinitas se miran como si se tratara de un espejo. En Sutton, que había optado por ofrecer entrada gratuita hasta las dos y media de la madrugada para aquellos que se apuntaran en una lista, reina el descontrol. Los del final deciden cambiar de plan: “Queríamos salir por aquí, pero hay demasiada gente, así que ya veremos dónde nos lleva la noche”, cuenta Iván.

Dentro de estos establecimientos, las medidas prácticamente desaparecen. La gente baila como si no existiera el virus. En la calle paralela, la situación es casi la misma. Frente al club Costa Breve se amontona una larga fila de personas que espera poder tener su primera noche de discoteca pospandemia. Pero un guarda de seguridad augura el final del caos: “La gente está haciendo cola, pero ya nadie va a poder entrar”. Sin embargo, tanto los profesionales del ocio nocturno como sus clientes, celebran esta reapertura y desean una larga vida a las discotecas, aunque sea con QR.

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