Martorell celebra librarse de su estigma viario
Los conductores de la ciudad y alrededores dejarán de esquivar el peaje que hizo popular la ciudad
”Para ahorrarse el peaje la gente entraba dentro del municipio por la carretera que va hasta Sant Andreu de la Barca”, explica el alcalde de Martorell, Xavier Fonollosa. El taxista de la ciudad Francisco Javier Sifre conoce bien el trayecto que, con 17 resaltos, sirve para cruzar Martorell por la calle Mur. Es una de las formas que durante décadas ha servido para sortear un peaje cuya eliminación, según Fonollosa, “llega tarde y, curiosamente, al mismo tiempo, en el que estará listo el enlace de la B-30 con la A-2 [autovía gratuita] después de 17 años de obras”. Este vial servirá para unir el norte del Baix Llobregat con el Vallès Occidental, “dos de las comarcas más dinámicas del Estado que hasta ahora estaban conectadas solo a través del peaje”. Pronto tendrán dos enlaces gratuitos.
“Algunos vecinos del Alt Penedès salían y volvían a entrar a la AP-7 en Gelida”“Algunos vecinos del Alt Penedès salían y volvían a entrar a la AP-7 en Gelida”
Sifre explica que su trabajo, muy vinculado a la actividad industrial de la zona liderada por Seat, se verá simplificado. Viajando en taxi los peajes los asume el cliente que, en algunas ocasiones prefiere el trayecto largo que no es de pago. Destaca que mejorará la conexión con Sant Cugat y los polígonos de Sant Andreu de la Barca y Sant Esteve Sesrovires.
El presidente de la asociación de vecinos del Pont del Diable de Martorell, Àngel Anton, opina que a su barrio la supresión del peaje afectará poco. “A un lado tenemos la A-2 y al otro la AP-7, la descarga de tráfico que haya en un lado se cargará en el otro”, expone. Según él, más que a Martorell, la gratuidad de la autopista beneficiará a las poblaciones que quedan en dirección Vilafranca del Penedès.
El consejero de Movilidad del Consejo Comarcal del Alt Penedès y jefe de la oposición en Gelida, Lluís Valls (PSC), recuerda que en 2011 se logró la gratuidad del tramo de la AP-7 entre Gelida y Vilafranca. Esto alimentó la picaresca de los vecinos del Alt Penedès que iban hasta Barcelona pasando por Martorell. Para esquivar parte del monto del peaje, salían y volvían a entrar en la autopista de Gelida. Valls explica que esto generó un tráfico muy intenso en el municipio, sobre todo por las mañanas, hasta que Acesa implantó un sistema que detectaba estas entradas y salidas rápidas. “Tendremos que ver cómo se verá afectada la movilidad”, valora Valls, que cree que estos efectos serán determinantes en el Plan territorial parcial del Penedès, en el que su equipo está trabajando.
El alcalde de Martorell (PDeCAT) confía en que la movilidad interna de la ciudad mejorará y resta importancia a la pérdida del ingreso del impuesto de actividad económica (IAE) que el peaje ingresaba al Ayuntamiento: “El retorno para la ciudadanía es más importante”. Fonollosa apunta a que el “mantenimiento de la AP-7 recaerá en el Estado” y espera que no suponga ningún coste para los ciudadanos en forma de impuesto porque, según él, sería un agravio en comparación con otras comunidades autónomas.
“En la época romana en el Pont del Diable ya se tenía que pagar por pasar”“En la época romana en el Pont del Diable ya se tenía que pagar por pasar”
“Todo el mundo conocía Martorell por el peaje y por la Seat. Ahora podrán descubrir otras cosas”, concluye el edil, que subraya que lo de pagar para continuar por el camino viene de lejos: “En la época de los romanos, en el Pont del Diable se tenía que abonar un peaje para poder cruzarlo”. Martorell y sus alrededores esperan ahora el desmantelamiento de las casetas naranjas y que todo quede en la historia.
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