‘Delicades’ congela el tiempo en los 30 años de T de Teatre
“Son historias que no se nos hacen extrañas a nadie”, dice la actriz de la compañía, Carme Pla
Un comentario sobre Facebook, ahora lo es sobre TikTok. Ese es el único cambio que hay entre la obra Delicades que estrenaron las T de Teatre en 2010 en el Grec y la que, para celebrar sus 30 años sobre los escenarios, han vuelto a montar en el mismo festival (en cartel en el Goya, todavía, hasta el domingo). “Es una obra que aguanta perfectamente el paso del tiempo”, explica Carme Pla, una de las intérpretes, junto con Àgata Roca, Mamen Duch y Marta Pérez (la compañía T de Teatre) y los “cómplices” Albert Ribalta y Jordi Rico.
La obra, una serie de escenas cortas basadas en recuerdos familiares del director, Alfredo Sanzol (actual responsable del Centro Dramático Nacional), y llenas de humor, es un homenaje a las historias de su abuela (de Quintanavides, en Navarra) y a una generación partida por la Guerra Civil. En estos breves episodios que van y vienen, se perfila un cierto feminismo que, según Pla, los mantiene vigentes: “El paso de los años juega a favor de la obra, porque en ella las mujeres llevan la voz cantante. Las protagonistas son esas mujeres de aquella época que, de puertas adentro, cortaban el bacalao”, añade la actriz.
Otras obras célebres de la compañía no habrían resistido tan bien el paso del tiempo: ”Petits contes misògins o Homes! [sus dos primeros espectáculos, en 1991 y 1994, en que ironizaban sobre las mujeres y sobre los hombres], desde luego, ahora no encajarían, y las cuatro coincidimos en recuperar Delicades que, de hecho, nunca hemos llegado a abandonar, porque la hemos ido representando a lo largo de estos años, más de 200 veces”. De hecho, además de gira por España, la obra las llevó a Colombia y a Ecuador en 2013 y a Buenos Aires en 2018.
A pesar de que la obra es de su “fondo de armario”, la actriz no niega que sintieron un cierto un cierto déjà vu cuando retomaron los ensayos: “Primero trabajamos los actores solos, para recuperar el texto, centrarnos y confirmar que, efectivamente, nos sentíamos muy cómodos”, explica Pla. “Luego, ya con Alfredo Sanzol, estuvimos incidiendo en detalles muy concretos de cada escena”.
La relación del director con la compañía viene, incluso, de antes de esta obra. Sanzol se quedó prendado del estilo de escenas cortas, independientes, con humor que exhibieron ellas en Homes!. Bastó que, cinco años más tarde (en 2000), se conocieran unas y otro cuando el director navarro presentó en el Lliure, en Barcelona, Sí, pero no lo soy. La conexión fue total y Sanzol escribió, para ellas —y para su abuela del pueblo—, Delicades. Posteriormente, repitieron la combinación (con los mismos seis intérpretes) en Aventura!, estrenada en el Lliure de Gràcia en 2012, ya como un obra de texto larga, con planteamiento, nudo y desenlace, que hablaba de la crisis económica. “Es un director muy preciso, lo conocemos bien y sabemos que es un hombre tranquilo y distendido pero que no deja de ser un currante. Es un gustazo trabajar con él”, se quita el sombrero Carme Pla.
La atmósfera en la que Sanzol sumerge Delicades no es extraña a los actores: “Nosotros también hemos escuchado historias similares de nuestras abuelas”, dice Pla. Y esas historias están repletas de detalles reconocibles: desde la crema Nivea hasta referencias a Pedro y Pablo Picapiedra o a Epi y Blas (comentan ellos: Jordi Rico, bajito y rubio, y Albert Ribalda, más alto y moreno...), pasando por el aviador enamorado de la pueblerina, los milicianos que intentan arrancar un crucifijo de la casa de dos hermanas o el joven músico que se presenta ante las hermanas de la novia para mostrarles cómo toca su instrumento (... ¡unos platillos!). Detalles como una lata de Coca-cola, per ejemplo, o el citado comentario de TikTok bastan para ubicar cada historia en el tiempo. No se necesita más, ni siquiera la salida o la entrada de una actriz o actor en escena.
Tras más de dos semanas de representaciones en el Goya (reestrenaron el 15 de julio), Delicades ha sido una de las triunfadoras del Grec. “Desde el escenario se nota que el público la ha recibido con entusiasmo”, revela Carme Pla. “Probablemente, en parte, por lo que decimos: aguanta el paso de los años”.
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