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Barcelona tendría un 19% menos de casos de asma infantil si mantuviera los niveles de polución de 2020

La Agencia de Salud Pública de Barcelona vaticina en su informe anual que con el descenso de la contaminación también caerían un 5% los casos de cáncer de pulmón

Polvo africano Cataluña
Vista de Barcelona en una jornada con elevados niveles contaminación.Joan Sánchez

Las restricciones de la movilidad que se adaptaron durante el año pasado por la pandemia del coronavirus y en especial el confinamiento domiciliario obligatorio provocaron un descenso sin precedentes en la contaminación y una mejora significativa de la calidad del aire en Barcelona. Gemma Tarafa, regidora de Salud, Envejecimiento y Curas y Elisenda Realp, directora de Salud Ambiental de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), han presentado este lunes el informe anual sobre la calidad del aire elaborado por la ASPB que arroja que, si se mantuviera la contaminación a los niveles del 2020, se evitarían cada año el 4% de las muertes naturales. En datos absolutos son 600 muertes menos en Barcelona. También, según el informe, con el descenso de la contaminación, caerían un 19% los casos de asma infantil, que serían unos 300 anuales, y un 5% los casos de cáncer de pulmón, que equivale a 50 anuales.

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El estudio calcula que durante el confinamiento estricto el tráfico se redujo hasta cerca del 70% y, en general, durante todo el año, cayó un 30%. Esos índices han permitido un descenso histórico de la contaminación, que permitió que, por primera vez, en 2020 los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), un contaminante muy relacionado con las emisiones del tráfico, se situaran por debajo de las cifras recomendadas por la OMS y del nivel legal de la UE. Con la desescalada, los carriles se llenaron de nuevo, pero no tanto como se esperaba. Muchas personas han cambiado el coche por la bicicleta o el patinete eléctrico. O han optado por ir a pie. Las cifras de NO2 se mantienen por debajo de lo aconsejado por la OMS. “Tenemos que mantenernos en estos niveles, como mínimo”, ha declarado la directora de la ASPB.

La zona de la ciudad más afectada por el NO2 es el Eixample, por su gran afluencia de tráfico. El informe deja constancia que durante el año pasado continuó siendo el distrito con más escuelas expuestas a niveles altos de NO2, pero también fue el que experimentó la bajada más pronunciada en las mediciones. Se ha estrechado así la brecha entre las escuelas más afectadas por la contaminación y las que menos lo están. Cómo afecta la contaminación a los más jóvenes es uno de los parámetros a los que tención se ha prestado porque, según Realp, “los niños son uno de los sectores de la población más vulnerables”.

Las cifras de dióxido de nitrógeno se mantienen en Barcelona por debajo de los índices aconsejados por la OMS

Sin embargo, han reconocido que Barcelona sigue estando mal en las cifras de partículas en suspensión, que también han llegado a mínimos históricos, pero que dependen de otras fuentes de contaminantes ajenas al tráfico. Realp ha señalado que los niveles de amoníaco, por ejemplo, son elevados debido a los purines que provienen de la ganadería, que llegan hasta la ciudad y reaccionan con los gases de la atmósfera. Este, sin embargo, es un tema que se está investigado a día de hoy, y del que todavía no se pueden sacar conclusiones. También contribuyen a las partículas en suspensión las emisiones del puerto, el polvo de las obras y la industria tanto local como regional. Las cifras de partículas en el aire, en 2020, siguieron superando los niveles guía de la OMS, aunque cumplen con el nivel legal de la UE.

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Tarafa ha subrayado que el año pasado fue duro en muchos aspectos, pero en lo que respecta a la contaminación ha evidenciado que todas las políticas públicas, desde las superislas a la protección de las escuelas, pasando por la creación de la zona de bajas emisiones (cuyos efectos todavía es pronto para valorar porque están completamente eclipsados por el efecto de la pandemia), todas ellas son importantes, y que hay que seguir trabajando en esa dirección, porque “no podemos pedirle al ciudadano un cambio de hábitos sin tener una política pública”.

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