El 20% de los trabajadores de la cultura en Cataluña perdió su empleo por la pandemia
Según el Informe Anual del CoNCA, los ingresos disminuyeron un 24% por el confinamiento y el límite de aforos
Que la cultura ha sufrido los efectos de la pandemia de forma dramática es tan evidente como que los efectos del cierre por la covid-19 ha sido como llover sobre mojado sobre los efectos de una precariedad del sector que se vive desde la crisis de 2008. El cierre decretado a mitad de marzo en museos, teatros, cines, salas de conciertos y auditorios; pero también en ateneos, centros cívicos y bibliotecas; la anulación de las fiestas populares y cualquier actividad cultural ha hecho que las cifras, a lo largo de 2020 y comienzos de 2021 sufrieran uno de los mayores batacazos de su historia como consecuencia del confinamiento y las posteriores restricciones de aforo (vigentes en la actualidad en un 70%).
Y lo peor, tal y como recordaba la presidenta del plenario del Consell Nacional de la Cultura i de les Arts (CoNCA), Vinyet Panyella, en la presentación del Informe anual del Estado de la Cultura y de las Artes, es que “detrás de esas cifras hay personas”. Por eso, más que el descenso de visitantes y usuarios de la cultura, que bajó un 68% en líneas generales, mientras que la venta de bienes culturales se redujo el año pasado un 64%, está el hecho de que el 20% de los trabajadores de la cultura perdieron en 2020 su empleo, otros 10% sufrieron un ERTE y el 42% del total han reducido su actividad por la pandemia.
A estas cifras hay que sumar algunas tan contundentes como que se ha reducido un 24% los ingresos culturales (pasando de los 4.475 millones en 2019 a los 3.387 en 2020) después de que se haya reducido la facturación en las actividades que requieren presencialidad, entre el 35% de los museos y el patrimonio, las artes escénicas unas pérdidas del 58%, la exhibición cinematográfica del 73% y música en vivo un 87%. Otros sectores con pérdidas son el de la edición, un 14%; el audiovisual y el multimedia, un 15%, y el diseño, la fotografía y la creación artística, un 12%. Con todo, hay subsectores que se han beneficiado de la situación, ya que la edición de videojuegos ha aumentado su facturación un 12% y la edición musical lo ha hecho un 11%. Pero son una excepción.
La presidenta del plenario, tras destacar la dificultad de elaborar el informe ante la falta de datos recientes; algunos inexplicables como los de las pérdidas de ingresos en los museos catalanes el año pasado, que Cultura no ha hecho públicos, aseguró que tras el paso del confinamiento la recuperación ha sido lenta. De tal forma que el 60% de las entidades y organizaciones culturales indican que la recuperación está siendo parcial, mientras que un 13% más todavía no han reiniciado la actividad o han cerrado directamente. “Esperamos que este 2021 sea la salida de la crisis y que la recuperación no se nota hasta 2022”, puntualizó Panyella, que desgranó las principales características del informe junto a Salvador Casals y Jordi Font, miembros también del plenario del CoNCA.
El informe, que fue presentado ayer a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, como a la consejera de Cultura, Natàlia Garriga, también pedía a los 1.184 organizaciones y trabajadores de la cultura encuestados que valoraran el papel de las administraciones para hacer frente a los efectos de la covid-19. Del 1 al 5, han obtenido una media de 1,8. Y lo hacen manifestando que se ha trabajado con improvisación, descoordinación y pocos recursos, en comparación con la magnitud de la pandemia.
Por último, el informe propone un impulso legislativo. “El último año ha sido un desierto, no se ha aprobado ninguna ley cultural”, aseguró Font, que recordó la necesidad de actualizar leyes como la del Patrimonio y la “obsoleta” del cine. Los miembros del CoNCA también reclamaron la necesidad de un acuerdo nacional para la cultura que fortalezca la cooperación entre las diferentes administraciones, para poder saber “qué hace cada una”, resaltó Panyella. Y, por último, los tres llamaron a desarrollar el contenido de la declaración de la cultura como bien esencial promovida por el Govern en septiembre de 2020 para llenarla de contenidos, para evitar, como ocurrió hace unos meses, que la cultura cerrara en noviembre, ante un nuevo pico de la pandemia, pese a la declaración y que las librerías tuvieran que permanecer cerradas los fines de semana, por no considerar el libro como un bien esencial, mientras que si era posible comprarse esos días un coche.
La fórmula mágica de la consejera Garriga para alcanzar el 2%
Desde 2013 el CoNCA reclama que el 2% del presupuesto de la Generalitat se destine a Cultura (ahora es del 0,75%); un anhelo que han hecho suyo diferentes entidades y últimamente las consejeras Laura Borràs, Mariàngela Vilallonga, Àngels Ponsa y Natàlia Garriga, la última de la larga lista. En diciembre de 2020 el Parlament también se comprometió a que, gobierne quien gobierne, este 2% sea posible en 2024, a raíz de crecer un 33% anual. Con ese índice se pasaría de los 39 euros por habitante y año actuales a los 70 euros.
Pero la prórroga de los presupuestos de 2020 ha hecho que sea inasumible el aumento para este año y casi inviable que el año que viene la cultura esté dotada con un 66% más de recursos. La única forma sería que Garriga, habituada a los números, tras ser gerente del ICEC y estar vinculada a Economía desde 2016, tenga una fórmula mágica. Quizá la desvele en su comparecencia en el Parlament de este jueves día 2.
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