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La T2 del aeropuerto de Barcelona reabre a medio gas

Tras medio año clausurada, Aena reactiva la terminal antigua con tráfico escaso

Marc Rovira
Aeropuerto Barcelona
La T2 del aeropuerto de Barcelona este martes.Carles Ribas (EL PAÍS)

El aeropuerto de Barcelona no nota el efecto verano. Más allá de lo que puedan marcar los termómetros, los indicadores de actividad en las instalaciones de El Prat siguen lejos de lo habitual en un mes de junio, tradicional preludio del pico turístico estival. El último dato registrado por Aena refiere 852.000 usuarios mensuales, un 81,8% menos que en 2019, último ejercicio previo a la pandemia. La media de usuarios en el conjunto de aeropuertos españoles es un 76% inferior a lo que se contabilizó en 2019.

Pese a la flojera persistente, Aena decidió reabrir la terminal T2 este martes. Había programados apenas 60 vuelos durante todo el día. Normalmente son unos 300 y, en días de trajín acusado, se alcanzan los 400. La reapertura de la T2 se produce en pleno debate sobre la conveniencia o no de ampliar el aeropuerto. El plan de Aena para alargar la pista de mar lleva aparejada la construcción de una terminal satélite para absorber el previsible incremento de pasajeros. Se saltaría el tope de 55 millones de usuarios al año y habría disponibilidad para superar los 70 millones. Las cifras actuales están muy lejos de rozar ningún límite de capacidad, pero Aena insiste en que la recuperación del tráfico llegará más pronto que tarde y que es menester tener la instalación preparada.

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La Confederación de Asociaciones Vecinales de Cataluña (Confavc) ha calificado de “inasumible” para los vecinos y para el medio ambiente la actual propuesta de ampliación del aeropuerto. La entidad afirma que Aena ya está incumpliendo los requerimientos ambientales y apunta que la inversión reservada para agrandar el aeropuerto debería ir destinada a una mejora en la planificación y aprovechamiento de la infraestructura actual.

Mientras, Aena ha quitado el candado a la T2, que llevaba clausurada desde el mes de diciembre. La empresa define la terminal como “imprescindible”. Durante el cerrojazo ha gastado 106 millones de euros en obras de mejora. Reactivándola, se busca repartir el flujo de pasajeros que hasta ahora se acumulaba en la T1, para garantizar las distancias de seguridad que exigen los protocolos anticovid. El primer vuelo en la T2 aterrizó poco después de las seis de la mañana, procedente de Tánger. La primera salida, también de madrugada, correspondió a un vuelo hacia Bruselas, operado por Ryanair. La compañía irlandesa genera el mayor volumen de tráfico en la T2. Con la reapertura de la antigua terminal se recupera, también, el servicio de bus lanzadera con la T1.

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