El fiscal del juicio a la ‘manada de Sabadell’: “El relato de la víctima es creíble y verídico”
La fiscal delegada de violencia de género critica en el juicio la falta de “empatía” de su compañero al interrogar a la chica que sufrió tres agresiones sexuales consecutivas
El fiscal Eduardo Gutiérrez ha pedido este miércoles que los cuatro acusados por una violación en grupo a una chica de 18 años en Sabadell (Barcelona) sean condenados. La prueba de cargo, ha subrayado el fiscal, no es otra que la declaración de la víctima, que ofreció “un relato perfectamente verídico y creíble” sobre las tres agresiones sexuales consecutivas que, presuntamente, sufrió en un local ocupado el 3 de febrero de 2019. El fiscal, que en la primera sesión del juicio sometió a la chica a un interrogatorio áspero e incómodo, ha destacado este miércoles que la víctima ha sido “consistente y uniforme” y ha mantenido “invariable” su versión desde el principio, lo que en su opinión sustenta una sentencia condenatoria. Al mismo tiempo, su actuación de la víspera ha sido criticada por la fiscal de sala delegada de violencia contra la mujer, Pilar Martín, que le ha afeado su falta de “sensibilidad” y “empatía” con la víctima.
Ajeno a la polémica por la forma de conducir el interrogatorio —con interrupciones constantes y preguntas sobre detalles accesorios—, el fiscal ha dado plena credibilidad a la víctima. La chica no tiene “ningún móvil espurio” para incriminar a los acusados y tampoco “motivos para inventar haber sido víctima de una agresión sexual”. Apoyado también en las declaraciones de testigos y profesionales que atendieron a la chica, así como en las pruebas de ADN, el fiscal ha ratificado su petición de penas de entre 37 y 41 años de cárcel. Y ha tumbado los argumentos de la defensa: “Se produjo una agresión sexual y no una relación consentida”.
Antes del informe del fiscal ha sido el turno de los acusados, que solo han respondido a las preguntas de sus abogados. De los cuatro que se sientan en el banquillo, solo uno (Mohamed A.) está acusado como autor material de una de las agresiones sexuales. Los otros tres son considerados cooperadores porque estaban en la nave donde ocurrieron los hechos, en Sabadell, y no hicieron nada por impedirlo. Según el relato de la víctima, fue violada por otros dos hombres: uno de ellos se dio a la fuga durante la instrucción del caso; el otro, que la abordó en la calle tras salir de una discoteca y la condujo a la fuerza hasta la fábrica, nunca pudo ser identificado.
Relación “consentida”
Mohamed A. ha contado que pasó toda la noche en la nave, tomando cubatas y fumando porros. A las 6 de la mañana, vio llegar a un chico y una chica “abrazándose”. Siempre según su versión, fue la víctima quien entabló conversación con él. “Me dijo que quería hablar conmigo. Me preguntó por qué había banderas independentistas en el local. Le dije que soy bereber”, ha relatado. El chico ha explicado que mantuvieron relaciones sexuales, pero que fueron consentidas. “Ella se sentó a mi lado y me preguntó si tenía novia. Me besó en el cuello, me dijo que tenía el corazón blanco. Se abalanzó sobre mí. Nos besamos, nos quitamos la ropa, nos acostamos. Tuvimos una relación sexual consentida, lo juro por Dios y por mi madre”, ha afirmado.
“Después de dos años, nos sorprende con la teoría del consentimiento, que carece de toda lógica y credibilidad”, ha respondido en su informe el fiscal. Según el relato de la chica, Mohamed A. fue el tercer y último agresor sexual, el hombre que después la sacó con malos modos fuera de la nave y le preguntó insistentemente donde vivía. La chica se zafó de él y logró entrar en el vehículo de un matrimonio que en ese momento salía del aparcamiento. El fiscal ha subrayado que la mujer del vehículo reconoció ante los Mossos a Mohamed A. como la persona que estaba con la chica y que salió corriendo del lugar de los hechos. Y ha recordado que, ya en ese primer momento, fue muy clara sobre lo ocurrido. “Cinco moros me han violado”, dijo al matrimonio.
Las coartadas
Los otros tres acusados han mantenido, con distintas coartadas, que no estuvieron en la nave en el momento en que ocurrieron los hechos y, por tanto, no vieron nada. Jawad B. ha declarado que estuvo en la calle con unos amigos y llegó a la nave a las 8 de la mañana, cuando todo había pasado. Allí, alguien le dijo que “habían violado a una chica”. Poco después llegó una patrulla de los Mossos d’Esquadra, que acompañó a la víctima para reconstruir el recorrido. En un primer momento, la joven identificó a Jawad como uno de los agresores, pero luego se desdijo. El fiscal ha justificado esa laguna en que la chica estaba “muy nerviosa” e incluso “molesta o enfadada con la policía” por someterla a esa situación. El hombre quedó detenido.
Redouane O. ha dicho que estuvo con su novia durmiendo en la casa donde ambos vivían y Mustapha B. dijo que estaba en la nave, pero durmiendo. Para el fiscal, todos ellos han dado una “versión genérica, sin nombres, sin corroboración de ningún tipo”, que queda desvirtuada por el reconocimiento de la víctima.
Preguntas “necesarias”
Reconocer a los acusados fue uno de los muchos y penosos pasos que dio la víctima hasta el martes, cuando llegó el turno de declarar ante los jueces. Los abogados de la defensa la sometieron a un interrogatorio tenso, tratando de buscar grietas a favor de sus clientes. “Ya he contestado a eso, ¿no?”, trató de defenderse ella. Su relato, sin embargo, también fue interrumpido en numerosas ocasiones por el fiscal de una forma un tanto abrupta.
Mientras se celebraba la segunda y definitiva jornada del juicio —que ha quedado visto para sentencia— la fiscal delegada de violencia de género, Pilar Martín, ha dicho que una actuación como la de su compañero Gutiérrez “no debería ocurrir nunca”. En su comparecencia ante la comisión de seguimiento del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, Martín ha afirmado que seguramente el fiscal “intentaba afianzar” la declaración, aunque lo hizo sin fortuna. El fiscal debería haberle explicado a la víctima por qué le preguntaba esos detalles, para que ella recibiera las preguntas de otra forma. Es un problema, ha dicho, de “falta de formación en artes psicológicas”. Martín ha pedido más acompañamiento a las víctimas de violencia machista.
El abogado de la joven, sin embargo, no se ha sentido molesto por esa actitud. Antes de acceder este miércoles al Palacio de Justicia, el letrado, Jorge Albertini, ha apoyado el interrogatorio del fiscal: “Son las mismas preguntas que yo hubiera hecho”. Albertini ha recordado que las preguntas son “necesarias” y la víctima estaba “preparada” para afrontarlas. “Uno puede ser cauteloso y tener tacto, pero son preguntas dolorosas que se tienen que hacer”. Sobre la posible revictimización ante un proceso penal de esta magnitud, el abogado ha asegurado que el interrogatorio fue más bien como una “catarsis” y que “no hay mejor terapia que contar todo lo que ocurrió en el juicio”. En su informe final, Albertini ha alabado la “templanza” de la joven, que le ha permitido “declarar de forma precisa”.
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