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La Nueva York de los años setenta conquista Girona

Bòlit, el centro de arte contemporáneo de Girona, reúne obras históricas y nuevas producciones en un ambicioso proyecto sobre arte y comida

La moto de color rojo sangre de Francesc Torres de la exposición 'Food. La Utopia de la Proximitat', en Bòlit de Girona.
La moto de color rojo sangre de Francesc Torres de la exposición 'Food. La Utopia de la Proximitat', en Bòlit de Girona.Pere de Prada i Arana

En 1971 el ayuntamiento de Nueva York decidió recuperar un barrio industrial degradado y sus esfuerzos casualmente coincidieron con los de una comunidad de artistas llegados de diversos países, cargados de ideas y energía creativa. Así nació el Soho y allí en el 112 de Greene Street, tres jóvenes destinados a entrar en la historia del arte, Gordon Matta-Clark, Tina Girouard y Carol Goodden, fotógrafa y bailarina de la Trisha Brown Dance Company, abrieron el restaurante Food. Un lugar, que lejos de ser un negocio, fue una experiencia comunitaria sobre comida y arte en la que confluyeron también algunos de los más relevantes artistas catalanes, aunque por aquel entonces aún no eran tan conocidos.

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Esta historia constituye el núcleo simbólico y conceptual de Food. La utopía de la proximidad, una muestra que ocupa las tres sedes del Bòlit, el centro de arte contemporáneo de Girona, hasta el 30 de mayo. El proyecto, que tiene diversas líneas discursivas que van desde los años setenta hasta la actualidad, nace de la propuesta de una octogenaria Carol Goodden y del empuje de la directora del Bòlit, Carme Sais, que lo comisaría junto a Eudald Camps, encargado de escarbar en documentos y memorias y el coleccionista chileno Harold Berg, poseedor de buena parte del fondo del prematuramente fallecido Matta-Clark.

Procede de su colección la libreta original con los utensilios que Matta-Clark diseñó para el restaurante y la icónica fotografía del arquitecto Richard Landry de la fachada del Food, intervenida por Matta-Clark, en la que aparecen los tres fundadores. También hay obras que aluden a la relación sentimental entre Matta-Clark y Goodden, como la lata de bebida que el artista intervino antes de regalársela por San Valentín o las fotos de ella bailando en un edificio del Bronx intervenido por él. “También tenemos la película que recoge todo lo que sucedía en el restaurante, una pieza artística que testimonia como el Food había sido creado como una obra de arte en sí mismo”, explica Carme Sais, en la recta final de sus ocho años al frente del Bòlit que ha logrado consolidar con una programación ambiciosa, proyectos de producción propia y una profunda cohesión con el territorio. “A primera vista esta propuesta puede parecer un poco alejada de la línea habitual del Bòlit, pero también en este caso —excluyendo Matta-Clark— se trata de artistas vivos, hay producciones como la pieza de Marta Vergonyós y Mar Serinyà y muchas actividades”, continúa Sais.

Fotografías de la acción 'Raindrops', que Carol Goodden realizó hace 50 años en la que los bailarines se colgaban como gotas de aguas hasta el suelo.
Fotografías de la acción 'Raindrops', que Carol Goodden realizó hace 50 años en la que los bailarines se colgaban como gotas de aguas hasta el suelo.Pere de Prada i Arana

Obra de arte y espacio para el arte, Food fue como un imán para los artistas extranjeros llegados a la ciudad que había sustituido París como capital del arte contemporáneo. También había catalanes como Antoni Muntadas, Miralda, Àngels Ribé y Francesc Torres, que exhibe Accident, la instalación de una moto de color rojo sangre atravesada por un palo y rodeada de fotos del propio artista orinando y dos vídeos. “La pieza, que se estrenó en Food en 1977, representa el inicio del fin de la utopía, es la materialización del desencanto. De todas maneras, los artistas catalanes en Nueva York nunca se reconocieron como grupo, tal y como pasó en París”, explica Sais apuntando a los Ceremoniales, el documental de Benet Rosell que recoge las fiestas y rituales realizados por Miralda, Joan Rabascall, Dorothée Selz y Jaume Xifré. De aquella época se exhiben también las diapositivas hechas por Miralda y Muntadas en 1972 en el loft que compartían en Tribeca, durante una de sus primeras acciones juntos que consistió en una degustación de arroz coloreado y sangría, acompañada de proyecciones e intervenciones en el espacio público exterior.

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“El contexto en el que se llevó a cabo la acción era especialmente relevante: un país convulso, inmerso en la guerra de Vietnam, sacudido por movimientos políticos y sociales que desafiaban el sistema”, apunta Sais. La muestra se completa con obras de Pere Noguera, Fina Miralles y Àngels Ribé con la foto de una acción, de la que se perdió tanto el vídeo como la grabación en la que la artista enumeraba ideales y utopías, que ha sido reproducida para la exposición.

Bailarines colgados como gotas de agua

A través de la web https://foodutopia.cat es posible mantenerse informado sobre las actividades. Destaca la reproducción realizada por el colectivo Ocells al cap, de Raindrops, una coreografía de hace 50 años de Carol Goodden en la que unos bailarines colgados de una viga que atravesaba el Food caían como gotas de aguas en el suelo. Otra propuesta, a cargo de Nyam Nyam, involucra varios restaurantes del territorio y consiste grabar sus cocinas y reunirlas en un video sonoro que será emitida por radio y en el comedor de cada restaurante.


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