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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

De los ensayos a la vida real

Pese a los excelentes resultados, con una eficacia de entre el 70 y el 95%, los inicios de los programas de inmunización en muchos países han ido acompañados de cierto grado de escepticismo

Vacunación contra la covid-19 del personal sanitario del hospital Sant Pau de Barcelona.
Vacunación contra la covid-19 del personal sanitario del hospital Sant Pau de Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI
Magda Campins

Los ensayos que se han realizado con las vacunas ya autorizadas contra el SARS-CoV-2 mostraban excelentes resultados, con eficacias de entre el 70 y el 95%. A pesar de ello, los inicios de los programas de vacunación en muchos países del mundo ha ido acompañado de cierto grado de escepticismo. Una cosa son los ensayos clínicos, en que los factores que se estudian están muy bien controlados, y en los que no se han incluido determinados grupos de población (por ejemplo, niños, personas muy mayores o con determinadas enfermedades de base) y otra cosa es lo que sucede cuando las vacunas se administran de forma masiva a la población. Pues bien, ya se empieza a observar el impacto de la vacunación frente a la covid en aquellos países que han logrado ya inmunizar a un porcentaje elevado de población.

En este sentido, Israel es el país que va a la cabeza en cobertura vacunal. En este país ya se ha vacunado a más del 57% de la población con al menos una dosis. Es decir, ya se ha administrado la primera dosis a 4,8 millones de personas, y 3,5 millones ya han recibido las dos dosis. Los resultados de la efectividad del programa vacunal es espectacular. Así lo indica un estudio publicado en The New England Journal of Medicine, en el que se comparó la incidencia de infección, hospitalizaciones, casos graves y muertes entre vacunados y no vacunados (vacuna de Pfizer/BioNTech) entre el 20 de diciembre de 2020 y el 1 de febrero de 2021. La efectividad de la vacuna para evitar infecciones sintomáticas fue del 94%, del 87% para la prevención de hospitalizaciones y del 92% para evitar casos graves. La efectividad estimada en cuanto a la reducción del riesgo de muerte fue del 72%. Estos resultados se mantienen para todos los grupos de edad y también en las personas con hipertensión, diabetes mellitus tipo II y obesidad.

El Reino Unido inició la campaña de vacunación el 8 de diciembre, inicialmente con la vacuna de Pfizer/BioNTech, a la que se añadió la de AstraZeneca a partir del 4 de enero. Según datos del 8 de marzo, había vacunado ya al 33% de su población. El 22 de febrero, se presentaron los primeros datos del impacto inicial del programa en la población mayor de 70 años. Se ha observado una reducción del 50% de casos a las tres semanas de la administración de la primera dosis y del 88% tras la segunda dosis, con una disminución del 63% de hospitalizaciones y de más del 60% de muertes por esta causa.

Las coberturas vacunales en los países de la Unión Europea son aún muy bajas, alrededor del 6%, debido a los problemas de distribución de vacunas, por lo que aún no se pueden observar resultados del impacto de la vacunación a nivel población. No obstante, en entornos de alta vulnerabilidad, como las residencias geriátricas, en que según datos de Cataluña se ha vacunado ya a mas del 90% de estas personas, la incidencia de casos, de hospitalizaciones y de muertes por covid ha disminuido mas del 90%. La vacunación de los profesionales sanitarios está mostrando el mismo efecto en los hospitales. En los últimos 15 días, en el Hospital Universitario Vall d’Hebron donde trabajan más de 8.000 personas, no se ha detectado ningún caso de covid en profesionales sanitarios vacunados.

Todos los datos muestran sin ninguna duda que las vacunas contra el virus funcionan. Lo indican los ensayos clínicos y lo indican los resultados de su aplicación en la vida real. Este es el camino para superar la pandemia. Pero, mientras no aumente la disponibilidad de vacunas, debemos aplicar cambios de estrategia que nos permitan acelerar el proceso, al igual que están haciendo ya muchos países de nuestro entorno. No hay argumentos científicos en este momento para seguir manteniendo el límite de edad de la vacuna de AstraZeneca hasta los 55 años, es urgente que nuestras autoridades sanitarias permitan aplicar esta vacuna sin límite de edad.

Magda Campins es jefa del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Vall d’Hebron en Barcelona

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