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Illa sacude la campaña electoral catalana

El independentismo modifica su estrategia y considera al candidato del PSC el adversario a batir el 14-F

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, el pasado jueves, en Barcelona.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, el pasado jueves, en Barcelona.Joan Sanchez (EL PAÍS)

“El PSC apuesta fuerte para ganar las elecciones en Cataluña. Y los únicos que podemos ganar al PSC somos Esquerra Republicana. Ya lo hicimos en dos ocasiones el año pasado”. Así reaccionó en Twitter la portavoz de ERC, Marta Vilalta, al conocerse que el candidato socialista a la Generalitat sería el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y no Miquel Iceta, como todo el mundo daba por seguro.

El apunte no es una opinión aislada; refleja un parecer extendido en el independentismo sobre la sacudida política que ha provocado la designación de Illa y de ahí las expectativas electorales que le atribuye el secesionismo. “Estas elecciones habrá que escoger entre Esquerra y el PSC”, escribió Oriol Junqueras, presidente de ERC, el partido al que los sondeos otorgan la victoria el 14 de febrero. “Somos la única garantía para evitar un tripatito con el PSC, que ya no esconde su anticatalanismo”, reaccionó Albert Batet, presidente en la última legislatura del grupo parlamentario de Junts per Catalunya, que le pisa los talones a Esquerra en las encuestas.

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La sacudida del efecto Illa empieza en el propio PSC, que ha guardado en el baúl de los recuerdos o en el contenedor de papel los bocetos que tenía preparados con el lema “Cataluña necesita un cambio” y la imagen de Iceta. Ahora el mensaje convierte en virtud el reproche del independentismo al ministro de Sanidad por abandonar esa cartera. “Vuelve Illa, vuelve Cataluña”, dice el lema del PSC, aunque este nunca haya estado en primera línea de la política catalana, más allá de su cargo como secretario de organización del partido. En ese puesto, muñó pactos de Gobierno con Catalunya en Comú Podem (Ayuntamiento de Barcelona), Junts (Diputación de Barcelona), Esquerra y la CUP (Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès) o con Ciudadanos (Ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts, donde fue alcalde Junqueras).

La candidatura de Illa también permite al PSC esquivar en campaña el dilema “independencia sí o no” que siempre incomoda al partido. Que los socialistas no defiendan la secesión no les alinea con el PP y Ciudadanos sobre la salida política para la situación catalana, como les acusa a menudo el secesionismo. La estrategia del PSC en campaña pasa por reivindicar como prioridad la gestión de la fase final de lucha contra la pandemia, y ahí existen pocas voces más autorizadas que la de Illa para opinar en un debate que no podrá rehuirse. Otra prioridad de los socialistas catalanes, también difícil de cuestionar, es la salida de la crisis económica, en la que los socialistas podrán exhibir la gestión del Gobierno de coalición, y finalmente el “reencuentro” entre catalanes. Los movimientos a favor del indulto y la modificación en el Código Penal del delito de sedición, que impulsa el Gobierno de Pedro Sánchez, también son cartas que el PSC podrá jugar.

Junts per Catalunya, la enésima mutación de lo que fue Convergència, ha recuperado con la designación del ministro el discurso que ya ideó el partido de Jordi Pujol hace tres décadas. “Esto nos confirma que el PSC sigue siendo el PSOE”, escribió en Twitter la candidata efectiva Laura Borràs, porque la lista de Junts la encabeza Carles Puigdemont, huido de la justicia en Bélgica. Pese a ser un partido soberano, el PSC se siente en la actualidad muy cómodo con esa comparación, a diferencia de lo que hubiera ocurrido en otro tiempo, por la identificación plena con el Gobierno de Pedro Sánchez del que procede su candidato en Cataluña.

El efecto Illa, además, ha ensombrecido el fichaje por el PP de la que había sido jefa de la oposición, Lorena Roldán (Ciudadanos). El hundimiento electoral de este partido que pronostican las encuestas beneficiará a los de Pablo Casado. El sorpresivo cambio de partido de Roldán pretendía aumentar ese trasvase de votos, pero la candidatura del ministro de Sanidad es posible que también mitigue ese efecto en beneficio del PSC. Illa se ha lanzado a captar ese votante que en 2017 se movilizó para apoyar a Inés Arrimadas en las urnas y nada mejor para ello que emplear el castellano sin complejos en los lemas de campaña y las cuñas publicitarias.

Se antoja muy difícil que el vuelco electoral sea tal como para dar la victoria al PSC, pero nadie cuestiona que la llegada de Illa ha sacudido el debate político en Cataluña hasta el 14 de febrero.

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