Dos republicanas aspiran a ser las primeras diputadas trans del Parlament
La dirección de ERC definirá si Fina Campàs y Clara Palau ocuparán lugares de salida en las listas para el 14-F
Fina Campàs y Clara Palau comparten varias cosas. Ambas militan en Esquerra. Han tenido que luchar contra el estigma social de ser quienes han elegido y ven en la política y la educación herramientas clave para cambiar su entorno. Las dos han sido votadas por sus compañeros de agrupación de partido (en Osona y Vallès Occidental, respectivamente) como elegibles para las listas electorales del próximo 14-F. La última palabra la tiene la Ejecutiva, que confecciona las candidaturas que la militancia ratificará el próximo fin de semana. ERC, si quiere, puede lograr que, por primera vez, Cataluña tenga diputadas trans.
“Es mi última oportunidad”, dice medio en serio medio en broma Campàs, de 64 años y nacida en Vic (Osona). Se afilió a ERC hace cuatro años y es vicepresidenta de la coordinadora LGTBI del partido. Ya ha ido a las listas electorales hasta en tres ocasiones distintas (municipales, generales y suplente en las europeas), pero en posiciones con pocas posibilidades. Palau, de 63 años, fue la número 10 en las listas al Ayuntamiento de Sabadell en las pasadas elecciones, pero no logró entrar (el partido consiguió siete ediles).
Sus trayectorias, evidentemente, están marcadas por su decisión de autodeterminarse como mujeres, pero insisten en que son mucho más que una mera representación o cuota. Y están seguras de que su partido también lo ve así. “Supongo que la edad hace que crees como un chubasquero. Si alguna persona te mira y piensa que soy un hombre disfrazado, eso ya te resbala. Me siento y soy una mujer”, asegura Palau, que hizo el tránsito cuando ya estaba en el partido, en el que decidió afiliarse “cuando Carod Rovira” era su máximo responsable.
Campàs es consciente de que el mensaje que transmite como política trans es fundamental para normalizar la diversidad sexual, pero cree que hay que alejarse del encasillamiento. “Por eso he intentado moverme siempre en un marco más amplio, que es el del feminismo”, explica. De su historia familiar también le viene el interés por los temas del pequeño comercio. Ambas, de hecho, también participan de la sectorial de mujeres del partido, además de la LGTBI, algo que, defienden, muestra la posición de los republicanos en ciertos debates que se dan hoy en el feminismo.
La confianza depositada por sus compañeros de partido para ir a las listas es lo que más valoran de todo el proceso de primarias de ERC. De Vic a Sabadell hay un mundo. Y un universo si se compara con los grados de libertad que permite Barcelona, por ejemplo. “La realidad de Osona es otra, el mundo rural, otras problemáticas que no están en la cabeza de la gente de la capital. Me siento muy feliz de que gente que nunca me imaginaría me haya dado su apoyo”, agrega Campàs. La actividad de Palau tiene origen en la asociación de vecinos del barrio de la Creu Alta, “los problemas del día a día”, explica. La misma motivación que le llevó a presidir la asociación de vecinos la empujó después a dar el paso a la política. “No me gusta que las cosas las decidan otras personas. Por eso me implico”, sostiene. Palau está casada hace 40 años con una mujer y tienen dos hijos: “Somos más felices desde que hice el tránsito”.
Ambas también comparten un largo historial de activismo. Campàs, que hizo su tránsito en 2010, recaló en el partido después de colaborar, entre otras cosas, en la plataforma Transforma la Salud, que buscaba darle una óptica trans al sistema sanitario. Palau estuvo vinculada a Actúa Vallès, una entidad que lucha contra los estigmas sociales y dirigida, entre otros, a trabajadoras sexuales. Pero insisten en que si llegaran a ocupar un escaño en la Cámara su agenda irá mucho más allá.
El sistema de los republicanos para confeccionar sus listas permite que territorial y sectorialmente se propongan candidatos. Las dos quedaron en segundo lugar en sus respectivas agrupaciones. Pero la Ejecutiva del partido se arroga la potestad de jugar con los nombres de cara a hacer listas que, en principio, reflejen la diversidad no solo de la militancia sino también de Cataluña. Las encuestas le sonríen y podrían superar los 18 escaños por Barcelona.
La primera diputada trans en España fue la socialista Carla Antonelli que, en 2011, llegó a la Asamblea de Madrid. La serie que cuenta la historia de La Veneno es mainstream pero crecen los ataques homófobos. Campàs y Palau coinciden en que hay avances, pero aún quedan muchas victorias por conseguir. Una muy actual, la de la reforma de la ley catalana contra la violencia machista, que ha generado choque entre las feministas. Se busca extender la protección más allá de las “mujeres biológicas” para incluir también a las trans e intersexuales. “Se tiene que dar cobertura a las personas que ante la ley, por muchos motivos, no viven el género que dicen sus documentos. La visión no puede ser biologista”, defiende Campàs. “Muchas mujeres llegan buscando refugio y se encuentran con que legalmente les cerramos las puertas”, dice Palau.
Roger Torrent será el número tres por Barcelona
Esquerra aprobará el próximo fin de semana, en un Consell Nacional, las listas electorales con las que concurrirá a los comicios del 14 de febrero. Para confeccionar las candidaturas hizo un proceso de primarias para elegir a los cabeza de lista. No hubo votaciones pues solo se presentó una propuesta por cada provincia cerrando el debate.
Pere Aragonès será el cabeza de lista por Barcelona y a la vez el candidato a la Generalitat. La portavoz de la formación, Marta Vilalta, liderará la lista de Lleida y Raquel Sans y Teresa Jordà harán lo propio por Tarragona y Girona, respectivamente. Las listas republicanas son cremallera, es decir, alternan hombres y mujeres.
Aragonès anunció la semana pasada que su número dos será la exdiputada y exalcaldesa de Santpedor (Bages), Laura Vilagrà. Y ayer se formalizó que el presidente del Parlament, Roger Torrent, irá en tercera posición. En las pasadas elecciones del 21-D, Torrent, exalcalde de su pueblo Sarrià de Ter (Gironès), fue el número dos por Girona.
La decisión es curiosa en tanto que Torrent es una de las cabezas visibles y activos del partido. Incluso se especuló con la posibilidad de que disputara a Aragonès la candidatura a la presidencia. Sin embargo, el actual president en funciones de la Generalitat lleva meses ungido por Oriol Junqueras como su sustituto en la candidatura de cara a las elecciones catalanas.
Torrent ha sido el dique de contención hacia los intentos de Junts y la CUP de volver a saltarse la ley para, por ejemplo, investir a Carles Puigdemont. Una decisión con carga simbólica pero cero efectos prácticos. Un perfil complicado para ser la cara visible de una provincia donde pesa el puigdemontismo.
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