Los dueños de los pisos turísticos se resisten a pasar a alquiler social
El Ayuntamiento solo consigue captar 22 inmuebles pero Apartur cree que el número subirá
La idea del Ayuntamiento de Barcelona de aprovechar la ausencia de visitantes en la ciudad durante la pandemia para captar pisos turísticos y sumarlos al escaso parque de vivienda social se salda por ahora con un magro balance: 22 pisos. Un 0,2% de los 9.600 apartamentos turísticos legales. El Consistorio ofrece hasta 1.200 euros mensuales a los propietarios por entre uno y tres años. La patronal del sector, Apartur, admite que son buenas condiciones, y asegura que con la segunda oleada del virus encima, la cifra no tardará en aumentar. Pero los propietarios se resisten a ceder sus pisos a alquiler social.
Apartur hizo una encuesta entre sus asociados y el resultado obtenido indica, paradójicamente, que el 65% de los pisos turísticos de la ciudad (5.900 de 9.600) han pasado al alquiler. Son de dos modalidades. Una, la mayoritaria, para estancias cortas, de hasta 11 meses, una fórmula que esquiva la LAU (Ley de Arrendamientos Urbanos), que obliga a hacer contratos de cinco años. Y dos, contratos para uso residencial.
En cualquier caso, que los propietarios hayan respondido que ofrecen sus pisos en alquiler no significa que todos estén ocupados, ni todo el tiempo. Otro muestreo de Apartur sobre 1.000 pisos en octubre indicó que el 12% habían permanecido vacíos todos los días y el 88% tuvieron por lo menos una noche ocupada, sin precisar cuántas.
Ante la falta de turistas en la ciudad, el desespero entre los propietarios y empresas gestoras es considerable. El presidente de Apartur, Enrique Alcántara, que también es empresario, lo resume así, a partir de la experiencia en su firma, Stay U-nique: “57 de 60 propietarios nos han dicho que alquilemos el piso en la fórmula que sea”. Se refiere, dice, a propietarios que de media tienen dos licencias, de las que vivían o les servían para complementar un empleo o la pensión".
Sobre la acogida testimonial de la cesión de pisos para alquiler social, Alcántara se muestra optimista: “No dudo de que crecerá, 22 no es una cifra cerrada”. “Es una salida atractiva, por las cantidades que ofrece el Ayuntamiento y por la garantía que ofrece de pagar y devolver los pisos en perfectas condiciones”, afirma. Añade que tendrá mejor acogida ahora porque, con la segunda oleada, el sector ha visto que la crisis va para largo. También apunta que si los alquileres hubieran sido para menos de un año se habrían sumado más propietarios, pero pensaban “que la crisis duraría hasta junio del año que viene”. Respecto a los pisos de temporada asegura que van “funcionando bien”: con estudiantes, profesionales que han venido a trabajar o gente que está de paso por unos meses.
Oscar López, de la empresa Alcam, es gestor de pisos de otros (138 apartamentos que daban empleo a 18 personas, 10 en ERTE) y también tiene cinco viviendas. No se plantea alquilarlas ni de temporada ni acogerse a las condiciones que ofrece el Ayuntamiento. “Las garantías sobre el estado en el que quedará la vivienda son mínimas, 2.000 euros”, argumenta y apunta que su experiencia “trabajando con colectivos sociales es que tienen poco cuidado de las viviendas”. Tampoco le atrae el alquiler residencial: “El precio de mercado no cubre los gastos de las hipotecas, y son cinco años, la Ley actual no seduce”. Por ahora, “capea” con ahorros y con los ingresos de una ocupación del 30% en alquiler de temporada, a empresas con profesionales en la ciudad. “Pero la caída de precios es del 60%”, lamenta.
Coincide con el desplome de precios Gustavo Carrasco —"un 50%", dice—, que gestiona 15 pisos: “Ocho propietarios han dicho que pasan a alquiler, de temporada o residencial, y los otros siete están abiertos, pero no hay reservas”.
280 empresas y 5.000 empleados
Afirma una fuente del sector que hoteleros y pisos son los más perjudicados por la pandemia. “No tienen la visibilidad ni capacidad de liarla de bares o taxistas”. El sector, recuerda Apartur, suma 9.600 pisos, 280 empresas y 5.000 empleados (comerciales, administración, mantenimiento y limpieza). “El volumen de personal es grande porque en condiciones normales el sector es muy intenso en operaciones”, señala Alcántara. “El alquiler temporal no genera ingresos para mantener estas estructuras desde marzo. La salida son ERTE, créditos ICO y aguantar sufriendo. Hay que rescatar al sector profesional”, pide.
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