Rectificación sin ofender
Es necesario que la política española entienda que la humillación y el rédito político de meterse con la política catalana son del todo miopes y para nada ayudan a la reconducción de la crisis catalana

A nadie le gusta que le hagan notar que ha pasado años equivocado en las cosas del amor, de los negocios o de la política. Uno en su fuero interno ya puede haber llegado a tal conclusión pero le molesta que se lo recuerden a la cara. Le puede hacer rabiar. En el duelo del error los tránsitos son silenciosos. En este trance se encuentra parte de la sociedad catalana que llegó a vivir con entusiasmo la promesa de una independencia fácil, rápida e indolora. La promesa fue tan convincente que alcanzó a cautivar personas con aparente sentido crítico y alta capacidad de raciocinio. En muchas convers...
Inicia sesión para seguir leyendo
Sólo con tener una cuenta ya puedes leer este artículo, es gratis
Gracias por leer EL PAÍS