Las acampadas irregulares en calas y bosques de la Costa Brava se multiplican
Entre enero y agosto los Agentes Rurales han realizado 325 inspecciones en Girona, un 36,9% más que en 2019
La presión humana sobre el medio natural, tras el confinamiento, ha hecho que entre el 1 de enero y finales de agosto los Agentes Rurales de la Generalitat en Girona hayan hecho más de 325 inspecciones relacionadas con acampadas o prácticas de vivac ilegales, un 36,9% más que el año anterior (205). Este incremento es extrapolable a toda Cataluña. En Girona la mayoría de actuaciones se han hecho en espacios protegidos, sobre todo en el Parque Natutal del Cap de Creus (196), y en el Parque Natural del Montgrí les Illes Medes i el Baix Ter, (62).
La mayor presencia humana ha incrementado prácticas prohibidas como acampar o circular en espacios protegidos y actuaciones de riesgo como usar hornillos o hacer fuego en bosques y playas.
Las inspecciones realizadas por el Cuerpo de Agentes Rurales (CAR) —muchas de las cuales han evitado que se acabara cometiendo diferentes irregularidades— han evidenciado que multitud de personas han acudido, este verano, al medio natural con poco conocimiento del mismo. Los agentes han hecho actuaciones en la Alta Garrotxa, Macizo de Cadiretes, las cabeceras del Ter y el Freser, la zona volcànica de la Garrotxa o la Muntanyes de Begur aunque la mayoría de inspecciones han sido en las calas del Cap de Creus y en la desembocadura del Ter en l’Estartit (Torroella de Montgrí).
Este ha sido un verano atípico en el que la meteorología ha contribuido a que mucha gente acudiera a ríos, riachuelos y pozas, donde centenares de autocaravanas han aparcado en parques naturales como si fueran campings, con sillas, mesas y toldos y donde excepcionalmente se ha podido ver a gente bañándose e incluso con hamacas dentro del río Ter, a su paso por Girona.
“La salida masiva a la naturaleza ha generado situaciones de riesgo en algunas zonas. En lugares como la cala Montjoi en Roses o la Gola del Ter en Torroella de Montgrí, no hubieran podido acceder los servicios de emergencias en el caso que hubieran sido necesario”, denuncia el jefe de los Agentes Rurales en Girona, Ignasi de Dalmases. Las acampadas y pequeños fuegos se han dado también a lo largo de toda la Costa Brava, desde la Selva a l’Alt Empordà. Personas que han decidido pernoctar en bosques o calas por ejemplo en Taballera, en el Port de la Selva, donde estas acciones se han multiplicado por dos o por tres respecto a otros años.
El alcalde de Port de la Selva, Josep Maria Cervera, aboga por la presencia de patrullas de agentes rurales asignadas al parque o por la presencia de vigilantes. “Lo que hace más daño al parque es que se detecten conductas prohibidas que pueden generar peligro y no haya capacidad de dar respuesta”, lamenta. Cervera, que recuerda que la gestión de los Parques Naturales no es de los municipios y advierte: “Si quieren que la gestión se haga desde los municipios que nos den más recursos para hacerlo”.
Otra de las zonas afectadas por las pernoctaciones y las hogueras ha sido la Gola del Ter, donde el temporal Gloria cambió la fisonomía de la playa. Es uno de los puntos a los que se refiere el Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya (ICGC), en la monografía técnica realizada sobre el impacto en el territorio del temporal Gloria, que azotó Catalunya entre el 19 y 23 de enero. El documento constata que las dinámicas fluviales, litoral y de vertiente asociadas al temporal causaron daños significativos en un 40% de municipios y pérdidas económicas. Concluye que una parte importante de los daños están asociados a procesos geológicos por el desbordamiento de ríos y por procesos de erosión y transporte en sus márgenes; por la variación de la línea de la costa, con la erosión y acumulación de sedimentos en las playas.
Cabañas de troncos a la orilla de la mar
La Gola del Ter es una de las zonas más afectadas. Miles de troncos arrastrados por la corriente han cubierto la arena de la playa y los usuarios ha construido con ellos esculturas como la de un caballo y más de una treintena de barracas en las que se ha pernoctado y hecho hogueras durante el verano. Los agentes han acudido varias veces para alertar de su prohibición y para sancionar a los improvisados constructores. Han advertido también del peligro de estar bajo estructuras inestables con troncos de gran peso. El alcalde de Torroella, Jordi Colomí, advierte que quemarán los troncos en octubre. Está “molesto” con las administraciones y pide “ayuda” porqué ve “injusto tener que limpiar troncos llegados de todo el cauce del río”.
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