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Un intruso en el hospital

Un joven de 21 años se hizo pasar por médico durante la pandemia en un centro de Martorell y en una residencia de ancianos

Rebeca Carranco
El falso médico, ejerciendo en el centro logístico de Amazon.
El falso médico, ejerciendo en el centro logístico de Amazon.

”El falso médico les llamó, les dijo que su padre había muerto y colgó”, recuerda el abogado de la familia de Josep. La brusquedad del interlocutor les puso en alerta. También el repentino empeoramiento de su padre, de 73 años, después de ingresar en abril en el hospital de Martorell por coronavirus. Pero no estaban solos en sus sospechas. Tras 20 horas en el hospital, el centro revisó el currículum del médico: los tiempos de formación no cuadraban para un neurocirujano infantil tan joven. Había ido demasiado rápido.

Unos y otros no tardaron en saber la verdad: quien había firmado el certificado de defunción de Josep no era un médico joven y brillante, sino un timador que aprovechó los peores momentos de la pandemia para colarse en el hospital, como contó la cadena SER. Jesús Giménez les había engañado usando el número de colegiado de un jubilado, falsificando su currículum y valiéndose de su aspecto, corpulento, para echarse una década más. Con 21 años ni siquiera hubiese acabado Medicina.

“No tiene ninguna formación en nada”, explican fuentes policiales sobre el joven, que está en prisión preventiva desde abril por intrusismo, falsedad documental y estafa. Los Mossos le detuvieron y registraron su casa en Terrassa (Barcelona), donde vive con su madre y varios de sus hermanos. “Reaccionó con tranquilidad, muy seguro de sí mismo. Dijo que lo había hecho, y que ningún problema”, recuerdan esas fuentes. Encontraron uniformes del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) y de bomberos, recetas falsificadas, altas médicas, tarjetas de neurocirujano, incluso pruebas de que se dedicaba a falsificar también títulos universitarios.

Su detención no sorprendió a algunos sanitarios de las emergencias en Cataluña. Un año antes, en abril, se coló en un parque de bomberos haciéndose pasar por voluntario. Logró acceder a un área reservada y al oír una emergencia por la emisora, se llevó una ambulancia y fue hacia allí. Tres meses después, una enfermera que presenció el robo de la ambulancia se sorprendió al encontrarse de nuevo con Giménez, esta vez con el fonendoscopio colgado al cuello. Era el médico del centro logístico de Amazon, un transportista había sufrido un ataque al corazón y los equipos de emergencias habían ido a asistirle. La mujer avisó a los Mossos, que le detuvieron. Ejerció un mes allí.

“Está denunciado y tiene antecedentes, pero el intrusismo es un delito leve”, explican fuentes policiales. Todas sus actuaciones se centraban siempre en el ámbito sanitario y de emergencias. “Tiene un vocabulario muy rico en el tema médico, que ha aprendido con el tiempo y a través de Internet”, cuentan. A lo que se suma una “labia y una verborrea muy elaborada”. A los Mossos les consta que intentó trabajar para los Sanitarios por la República, que actúan paralelamente al Sistema de Emergencias Médicas en protestas, y que trató de acceder a un hospital de Madrid, del que nadie revela el nombre.

“Hemos sido víctimas de un timador profesional”, lamenta el doctor Manuel Álvarez del Castillo, director-gerente de la Fundación Hospital Sant Joan de Déu de Martorell. “Era la primera semana de abril, en plena pandemia de covid. Tuvimos muchas bajas profesionales”, alega, para explicar su desesperación por conseguir personal. Entrevistaron a 240 personas de portales de trabajo y de colegios profesionales. Dieron con Giménez en Infojobs.

“Presentó sus credenciales, un currículum correcto y una serie de documentos para ser autentificados. Adjuntó cartas de un hospital grande de Madrid y de la Vall d’Hebron”, cuenta. “Tenían buena pinta”, admite Álvarez del Castillo. E insiste en que Giménez trabajó 20 horas en el centro, de las que 12 estuvo acompañado. En ese tiempo dio dos altas en urgencias de casos leves y firmó la defunción de Josep. “Pero en ningún momento actuó clínicamente sobre él”, afirma Álvarez del Castillo.

La familia de Josep tiene sus dudas y asegura que le cambiaron la medicación poco antes de morir. Lamentan que aún no han visto los informes clínicos de Josep. “Vamos a ciegas”, cuenta su abogado, Borja Hernández, porque no han podido acceder aún a la causa judicializada. “No sabemos si la actuación del falso médico pudo haber influido directamente o no en la defunción”, dice. Y acusa al hospital de las “malas formas con la familia” y de “obstaculizar información sobre lo ocurrido”. El centro defiende su transparencia y Álvarez del Castillo asegura que se reunió personalmente con la familia de Josep.

Los Mossos detuvieron a Jesús Giménez el 7 de abril, en la residencia de ancianos Altanova de Sant Gervasi, de Sanitas, donde ejerció 13 días. Un trabajo que dejó para irse al hospital de Martorell. Había regresado a recoger unos papeles, dijo. A raíz de su caso, Sanitas descubrió a una odontóloga que llevaba cuatro años trabajando con ellos con un número falso de colegiada en Medicina y la expulsó.

El hospital de Martorell, Sanitas y la familia de Josep han denunciado al falso médico. “Hay que tener muy pocos escrúpulos o algún trastorno de base” para hacerse pasar por médico, opina Gustavo Tolchinsky, del colegio de Médicos de Barcelona, que también ha denunciado al joven. Los Mossos repasan la trayectoria de Jesús, que arrastra una infancia complicada, con el paso por diversos centros tutelados de la Generalitat. Su familia ha declinado hablar con este diario.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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