Los gimnasios se rebelan contra el cierre exigido por la Generalitat
El sector considera que sufre un agravio comparativo con la industria cultural
Los gimnasios se han plantado. El sector del fitness se ha rebelado contra las medidas de la Generalitat de Cataluña, que ha cerrado los gimnasios de Barcelona y 12 municipios más durante 15 días. Los afectados aseguran que otro parón de la actividad deportiva puede suponer un golpe definitivo para el sector, debilitado por el cierre obligado por la cuarentena y la pérdida de la masa social. Bajo el lema “El deporte es salud”, centenares de afectados se concentraron este martes en la plaza de Sant Jaume de Barcelona para entregar una carta al Govern en la que reclaman que reconsidere su posición y les permita reabrir.
El sector fue de los primeros en cerrar por el estado de alarma, el pasado marzo, y ahora considera que un segundo cierre pone en peligro la continuidad de los gimnasios y salas de fitness. “Estamos decepcionados y molestos”, asegura August Tarragó, presidente de la Asociación de Empresarios de Clubes Catalanes de Fitness (Adecaf), la patronal del fitness en Cataluña. “Hemos hecho lo que nos pedían: adaptar los espacios, invertir en formación y garantizar la seguridad. Pero ahora nos cierran de nuevo. Así no se puede gestionar una crisis”.
Los centros dedicaron los tres meses del confinamiento a adaptar los espacios para garantizar las medidas de seguridad en la reapertura. En el Club Atlètic Barceloneta, por ejemplo, se han invertido 150.000 euros en readaptar los accesos, el control del aforo y la desinfección de los espacios y los usuarios. “Hemos iniciado un proyecto para garantizar el mejor tratamiento del agua de las piscinas descubiertas”, explica Héctor Cruz, director de proyectos del club. La entidad solo tiene habilitados los espacios exteriores y los acuáticos, como permite la normativa. “Además, ahora los bañistas pasan obligatoriamente por un recorrido por donde se les ducha con agua tratada para garantizar la seguridad”.
Pero la inversión para la readaptación estructural no es el principal problema de los centros. La naturaleza de la actividad del sector —espacios cerrados, sudoración colectiva y contacto en algunas disciplinas— ha alertado a algunos usuarios, que se han dado de baja por miedo a los contagios. Los centros consultados coinciden en que los abonados más recelosos son los de mayor edad. “Nos dicen que ya volverán cuando todo esté más tranquilo”. La patronal Adecaf calcula que en los centros ubicados en zonas con una alta densidad de población, la masa social ha llegado a reducirse más del 30%.
Los directores temen ahora que el nuevo cierre estigmatice aún más este tipo de centros deportivos. “Se ha transmitido la sensación de incertidumbre a los abonados. Ahora tienen la sensación de que ir al gimnasio no es seguro”, asegura Quico Cano, responsable de Sige Sport, en Castellar del Vallès (Vallès Occidental), población liberada de las restricciones. La medida ha tenido un impacto inmediato: antes del anuncio del Govern la semana pasada, según datos de Sige, el centro había perdido un 20% de los abonados; ahora la reducción alcanza aproximadamente el 25%. “Y eso que no ha habido ningún brote en un gimnasio”, reivindica Cano, que lamenta la falta de concreción de la Administración durante el confinamiento: “Desconocíamos qué teníamos que hacer para reabrir. La incertidumbre ha complicado mucho las cosas”.
Agravios comparativos
Los gimnasios lamentan, además, que las medidas tomadas por la Generalitat no han tenido en cuentas la realidad del sector. “No conocen todo lo que hemos hecho”, expone Jordi Calvet, excampeón europeo de kickboxing y responsable de un centro de entrenamiento de esta disciplina en Barcelona. Asegura que ha invertido más de 5.000 euros en cumplir los requisitos sanitarios y ha renunciado a la mitad de los 150 usuarios. “Ahora tengo solo a unos 80”. En el sector existe la sensación de que el Govern ha sido más benévolo con otros sectores. “Hay más problemas en el ocio nocturno o en la restauración que en los gimnasios, que cumplimos con todas las medidas”, agrega Calvet.
La exsecretaria general del deporte en Cataluña, Anna Pruna, ahora presidenta del clúster deportivo Indescat, también observa agravios: “Las terrazas de los bares siguen funcionando, los museos se mantienen abiertos... hay un agravio comparativo con otros sectores, como por ejemplo el cultural. A los gimnasios les han limitado al 100% la actividad. No hay ninguna flexibilidad”. La patronal Adecaf ve incoherencias en la propia normativa, que permite la celebración de los campus, pero no la práctica deportiva. “Si somos seguros para seguir haciendo los campus, también somos seguros para realizar nuestra actividad habitual”, esgrime Tarragó, su presidente, que concluye: “Si el cierre se alarga más de 15 días, muchos centros cerrarán definitivamente”.
"El deporte es parte de la solución"
Centenares de afectados se concentraron este martes delante del Palau de la Generalitat para mostrar su rechazo a las medidas del Govern. Cuatro representantes de la Plataforma Gimnasos Catalunya entregaron en sede gubernamental una carta dirigida al secretario general de Deportes, Gerard Figueras, para abrir un proceso de diálogo: “Queremos llegar a un acuerdo para adaptarnos a otras medidas si es necesario, pero que nos permitan abrir nuestras instalaciones”. En el escrito, la plataforma enumera todas las acciones realizadas para garantizar la seguridad de los usuarios. “Somos parte de la solución”, reivindican los afectados.
Requerida por EL PAÍS, la secretaria de Deportes rechazó hacer declaraciones.
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