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Un alga invasora de origen australiano pone en alerta el parque natural del Cap de Creus

La especie puede matar a corales, gorgonias, praderas de posidonia o esponjas de mar

La Caulerpa, al lado de un alga piadina, que tiene un tamaño similar a una moneda de 2 euros.
La Caulerpa, al lado de un alga piadina, que tiene un tamaño similar a una moneda de 2 euros.PARC NATURAL DEL CAP DE CRUS
Marc Rovira

La presencia de una alga invasora ha puesto en alerta el Cap de Creus. Se la conoce como Caulerpa cylindracea, es de origen australiano y bajo el agua hace enfermar todo lo que toca. Puede causar la muerte de todas las especies autóctonas que salga a su paso: corales, gorgonias, praderas de posidonia o esponjas de mar. Todo sucumbe a la Caulerpa. “Actúa como si fuera un abrigo sobre los otros organismos: no pueden comer ni respirar y se ahogan”, apunta Gerard Carrión, técnico de biodiversidad del parque natural del Cap de Creus. “Los ecosistemas variados que tenemos ahora pueden quedar afectados de manera importante porque cuando aparece, se expande y prolifera, tiene capacidad para formar colonias con facilidad”, abunda. El primer aviso de la presencia de la especie invasora lo dio un submarinista que hacía inmersión en la cala Galladera, un abrupto recodo del Cap de Creus, inalcanzable si no es por mar. La zona, al norte del faro, está ahora delimitada con unas grandes boyas amarillas, de donde cuelga un aviso que advierte de la presencia del alga.

Dos técnicos del parque natural patrullan siete días a la semana, si la tramontana no lo impide, por las 3.000 hectáreas marinas que abarcan desde la punta Falconera de Roses hasta la cala Tamariua, en el Port de la Selva (Alt Empordà). Se acercan a las embarcaciones que fondean cerca de la costa y avisan de la necesidad de extremar la vigilancia y no echar el ancla dentro de la zona prohibida de la cala Galladera.

El alga es pequeña pero matona. “No levanta ni un palmo del suelo pero el problema es que se dispersa con facilidad”, explica Carrión. Las peculiaridades de la planta han forzado a implantar una estrategia de supervisión y control y se ha optado por desechar métodos expeditivos: “Por mucho que la quieras arrancar, siempre queda algo y sigue dispersandose”. Técnicos de Ecología Marina de la Universitat de Barcelona, liderados por el doctor Bernat Hereu, son los encargados de hacer el seguimiento de la evolución del alga en el fondo marino. La prohibición de pescar o echar el ancla en la cala Galladera responde a la voluntad de evitar que trozos del alga queden pegados a los bajos de alguna embarcación y, desde ahí, se pueda propagar a otros puntos de la costa. La Caulerpa tiene capacidad para resistir viva varias horas fuera del agua y conservar su capacidad infecciosa.

El parque natural ha editado folletines informativos dirigidos a los habituales de la zona para alertar de la presencia del alga y para concienciar de la necesidad de dar aviso inmediato si se detecta algún foco en otra zona. ”Cuantos más ojos, mejor”, reconocen desde el parque natural. La Caulerpa cylindracea se detectó por primera vez en Túnez en 1926 y a partir de 1990 ha tenido una rápida expansión por el Mediterráneo. Es un alga verde que crece a ras de tierra formando estolones y que tiene unas estructuras verticales de 10 a 20 centímetros, en forma de pequeñas vesículas. Hasta ahora, la presencia más cercana del alga se había detectado en Roses, cerca de la playa de la Almadrava, y en Cerbère, en la costa francesa. Ambos focos están alejados más de veinte kilómetros de la cala Galladera, con lo que, de momento, no se ha podido concretar la causa del brote aparecido en pleno parque natural del Cap de Creus. “Está a poca profundidad, unos diez metros, con lo que parece muy difícil la opción de un barco pesquero. Podría haber llegado con otro tipo de embarcación o por causas naturales, arrastrada por efecto de las corrientes marinas”, señala Carrión.

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