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El Hermitage alega que el Ayuntamiento no puede vetar su proyecto

Los promotores del museo en la Nova Bocana del puerto aseguran que cumplen todos los requisitos y que la prohibición sería nula de pleno derecho

Maqueta virtual del proyecto de Toyo Ito para el Hermitage de Barcelona, para la nueva bocana del puerto.
Maqueta virtual del proyecto de Toyo Ito para el Hermitage de Barcelona, para la nueva bocana del puerto.Museo Hermitage Barcelona
José Ángel Montañés

Los promotores del Hermitage de Barcelona han presentado al Ayuntamiento las alegaciones a la negativa del Gobierno municipal a la construcción del museo en la Nova Bocana del puerto. En el documento de 108 páginas al que ha tenido acceso este diario, dirigido a la alcaldesa Ada Colau el 11 de junio, reivindican que su proyecto cumple con todos los requisitos normativos, urbanísticos y administrativos y recuerdan que la tercera modificación del Plan Especial de la Nova Bocana (PENB), aprobada el 27 de abril de 2018 con el voto favorable de BComú, implicaba que la parcela de la Nova Bocana se destinara para uso cultural, en concreto para “desarrollar un museo”, haciendo mención expresa de que sería el Hermitage; por lo que no es posible que “el Ayuntamiento impida el desarrollo de un proyecto cultural que expresamente contempló y admitió”.

A juicio de los promotores, el Ayuntamiento no tiene potestad para impedir que se lleve a cabo la construcción del edificio. “No es admisible que una vez admitido por el Ayuntamiento la conveniencia y la oportunidad del uso cultural de la parcela y de implementar el Museo Hermitage en ella, ahora interprete el artículo 6.1 del PENB como un mecanismo para prohibir el uso cultural en un caso concreto”. A juicio de los alegantes, de prohibirse, constituiría una “actuación nula de pleno derecho que carece de fundamento jurídico y supondría una violación del Derecho de la Unión Europea en cuanto a la libre prestación de servicios y libertad de establecimiento”.

En las alegaciones se repasan los informes de movilidad, urbanismo, sostenibilidad económica, turismo, distrito y cultura, en los que el Ayuntamiento se basó para decir no al proyecto en enero. Los promotores aseguran que ninguno de ellos es determinante, ni “cuestionan la viabilidad del proyecto”. Y concluyen que “ninguna de las razones esgrimidas en ……… el expediente municipal, así como en los informes que pretenden darle sustento, pueden amparar la pretensión de impedir el desarrollo del proyecto del Hermitage”.

Para ellos “no cabe duda de que el Ayuntamiento carece de habilitación legal para impedir la implantación del uso cultural que se ha pedido para esa parcela de la bocana, teniendo en cuenta de que dicho uso ya está admitido por el PENB, el cual fija, también, las condiciones edificatorias”. Por lo tanto, “las únicas facultades que el Ayuntamiento puede ejercer son las de verificación de su adecuación a las propias determinaciones del PENB mediante el procedimiento de otorgamiento de licencia urbanística”.

Según resaltan, el polémico artículo del PENB establece que, si el edificio central de esta bocana se destina a un proyecto cultural, la Autoridad Portuaria de Barcelona, “tendría que pedir, de forma previa, la conformidad expresa del Ayuntamiento, que quedaría establecida en un convenio específico”, pero esto, “no establece ninguna condición de carácter urbanístico”, sino “la conformidad expresa municipal”.

Desde Hermitage Barcelona se asegura que se han mantenido encuentros con la Autoridad Portuaria y con representantes de los grupos municipales, excepto BComú, del que, tras pedirlo, no han recibido respuesta. A todos les han hecho llegar las alegaciones. Los promotores insisten en que cualquier arbitrariedad del Ayuntamiento iría en contra de la potestad de la Autoridad Portuaria y basan la negativa municipal en “razones ideológicas” bajo el criterio de “falta de suficiente interés público del proyecto”. La Autoridad Portuaria estaría ultimando otras alegaciones que entregarían en los próximos días.

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Para el Hermitage, el proyecto que defienden es “una oportunidad para la ciudad y el desarrollo turístico de la misma”, e insisten en que la financiación es íntegramente privada, y que el proyecto permitirá recuperar y dinamizar la economía de la ciudad, con números como una inversión de 50 millones de euros, 400 puestos de trabajo, directos e indirectos, y un impacto de 30 millones de euros anuales. También agradecen el apoyo de la Cámara de Barcelona a la construcción del museo, ya que “representaría nuevas oportunidades desde el punto de vista cultural y económico y atraer futuros proyectos e inversiones”.

No tiran la toalla

El proyecto del Hermitage nació gafado. La primera noticia que tuvo el Ayuntamiento fue cuando este diario publicó, en octubre de 2012, que entre los acuerdos que suscribiría Artur Mas en un viaje a Rusia estaría el de instalar una sede del museo de San Petersburgo en Barcelona. Desde entonces, el Hermitage siempre ha sido visto como algo ajeno al Consistorio. Ni cuando se supo que estaría bajo la dirección científica del prestigioso Jorge Wagensberg, ni cuando este mismo lo presentó en junio de 2016, se vio con buenos ojos y siempre lo han calificado de franquicia y 'bolet' dentro del panorama cultural de Barcelona. Una ciudad que, tras la pandemia, ha sido incapaz de dar una imagen cultural de unidad y potente reabriendo todos sus museos en bloque, sobre todo por la presión del Ayuntamiento para que sus centros, entre ellos el Macba, se desmarcaran del acuerdo entre los directores.

Tocados ya por el fallecimiento de Wagensberg en 2018, parecía que el ‘no’ que recibieron en enero los impulsores del museo por boca del responsable de la cultura municipal, Joan Subirats, avalado por cuatro informes —encargados por el propio Ayuntamiento— los llevaría a tirar la toalla y que acabarían respondiendo al canto de sirenas lanzado desde otras ciudades, como Madrid, que se ofrecían para acoger el Hermitage con los brazos abiertos.

Pero no lo han hecho. El 23 de abril, coincidiendo con Sant Jordi, los promotores de este museo dejaron clara su voluntad y, a la vez que felicitaban a los barceloneses en esta 'diada' tan especial, anunciaban su voluntad de ofrecer pronto en Barcelona la experiencia del Hermitage. Una voluntad que ahora, con sus alegaciones, reiteran.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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