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La cuarentena a solas en un hotel: rondas por las habitaciones y ruidos de noche

La cadena Derby ha confinado a empleados en sus establecimientos para garantizar la seguridad y el mantenimiento de las instalaciones

Cristian Segura
José Luis Fernández, director del apartotel Suites Avenue de Barcelona, durante su recorrido de inspección por las instalaciones.
José Luis Fernández, director del apartotel Suites Avenue de Barcelona, durante su recorrido de inspección por las instalaciones.Joan Sanchez (EL PAÍS)

A la una de la madrugada, Oriol Juvé fue despertado por un estrépito que le heló la sangre. Juvé estaba durmiendo en su habitación de la cuarta planta del hotel Urban de Madrid. El ruido procedía de la planta baja. “En circunstancias normales, con el hotel lleno de clientes y el hilo musical en los pasillos, seguramente no lo habría oído”, dice el director de este establecimiento de la cadena Derby. Juvé se armó de valor y bajó a la recepción, donde se encontró que un cristal de cuatro metros de altura se había hecho pedazos. “Estuve una hora y media recogiendo unos 100 kilos de vidrio. Todavía hoy no sabemos cómo se rompió”. En los más de dos meses que lleva aislado en solitario en el Urban, Juvé asegura que es lo más similar que ha vivido a una escena de El resplandor, la película de Stanley Kubrick en la que Jack Nicholson enloquece en un hotel cerrado a cal y canto.

Derby pidió voluntarios entre su plantilla para un encargo inusual: ¿Alguien quiere pasar la cuarentena solo o con su familia en un hotel? A mediados de marzo, cuando fue decretado el estado de alarma, el turismo desapareció de golpe. “Pero nuestras instalaciones necesitan estar funcionando, la normativa requiere un mantenimiento constante”, explica José Luis Fernández, director de tres establecimientos de Derby en Barcelona. Fernández optó por confinarse en el Suites Avenue, un apartotel ubicado frente a La Pedrera. Él y su esposa, Maite Sánchez, se instalaron en una de las mejores habitaciones, con vistas al monumento de Antoni Gaudí. El único objeto que da un toque personal a la estancia es una planta que compró Sánchez.

Fernández y Juvé no tienen constancia de otras redes hoteleras que hayan optado por confinar a empleados en sus establecimientos. Sí fue la opción del Hotel W de Barcelona, donde reside un ingeniero, según informó The New York Times. Grupos como Barceló, Eurostars, o el hotel Mandarin de Barcelona han confirmado a EL PAÍS que sus trabajadores supervisan a diario sus instalaciones, pero no están 24 horas en el establecimiento. Juvé y Fernández reciben visitas semanales, sobre todo de mantenimiento. Juvé, que además del Urban es director del hotel Villa Real, enumera algunas de sus obligaciones: una vez a la semana comprueba el estado de las más de 200 habitaciones de los dos hoteles y también abre sus grifos, para evitar escapes de agua y que surjan brotes de legionela; lo mismo hace con los congeladores y neveras de los restaurantes; controla el estado de la piscina y riega el jardín. Lo más pesado ha sido estar todo el día disponible para abrir el garaje del Villa Real, para los abonados del barrio. “Eso sí, los vecinos me han traído tuppers de paella o de cocido”, destaca Juvé.


Oriol Juvé, director y único huésped del hotel Urban de Madrid.
Oriol Juvé, director y único huésped del hotel Urban de Madrid.KIKE PARA

Juvé limpia su habitación y la ropa cada sábado. De las sábanas y toallas no debe preocuparse porque la empresa le dejó en el pasillo un carro con recambios suficientes para todo el confinamiento, también chocolatinas, botellas de agua y jabones. Tiene sus espacios predilectos: en la amplia cocina de uno de los restaurantes tiene reservado un rincón para preparar sus platos; en la barra del bar improvisa cócteles y en la piscina ha dejado su guitarra, que toca a diario, aunque sin público. En el Suites Avenue, Fernández y Sánchez tienen el gimnasio y las piscinas del establecimiento para ellos. “Hay mucha calma, es como recluirse en un monasterio. Pero también hay intranquilidad, por los ruidos que rompen el silencio”, afirma Fernández. Una noche llamó un vecino preocupado por si había ladrones: veía el edificio vacío excepto por unas luces, las de su apartamento.

Medidas para la reapertura

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Fernández entró en Derby hace 32 años como botones y lleva 18 dirigiendo hoteles. Opina que el sector se reactivará poco a poco a partir de septiembre, cuando vuelvan a operar las compañías aéreas. La normalidad en Barcelona, añade, volverá a principios de 2021, coincidiendo con la celebración de la feria de telefonía Mobile World Congress. El objetivo es preparar los hoteles para la nueva época. Fernández explica que las habitaciones que hayan estado ocupadas, se dejarán vacantes durante 48 horas. El personal entrará a trabajar gradualmente para impedir un exceso de ocupación en los vestuarios. Las maletas, las tumbonas, las piscinas y los aparatos del gimnasio serán desinfectados después de cada uso. Y para utilizar estos espacios, los clientes deberán reservar una hora con antelación para que solo estén ellos y sus acompañantes.

José Luis Fernández y Maite Sánchez en la habitación que han ocupado durante la cuarentena.
José Luis Fernández y Maite Sánchez en la habitación que han ocupado durante la cuarentena.Joan Sanchez (EL PAÍS)

El Ministerio de Industria presentó este mes el borrador del protocolo de actuación para el sector hotelero. El documento establece las distancias de seguridad, cómo evitar aglomeraciones o la desinfección de elementos de uso común. También se indican los productos de limpieza requeridos o la obligación de retirar cualquier elemento compartido del servicio de restauración, como salseras, aceiteras o máquinas de bebidas.

“Las condiciones de higiene cambiarán el paradigma de la hostelería”, dice Juvé. La semana pasada recibió los dispensadores de desinfectante para la plantilla y las batas de protección del personal en caso de tener que atender un positivo de covid-19. Ahora no solo se realizarán cursos semestrales de preparación ante una alarma de incendio, también se formará a los trabajadores en el plan de acción frente a casos de coronavirus. Los cocineros usarán mascarilla, avanza Juvé, no así los camareros, ni tampoco se tomará la temperatura a los clientes. El borrador del protocolo del ministerio tan solo indica que las mascarillas serán necesarias para los camareros que accedan a una habitación y “si no pueden mantener la distancia de seguridad con el cliente”. El texto tampoco obliga a tomar la temperatura a los huéspedes.


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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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