Pianos que dejan de sonar en Gràcia
“Entre la crisis económica, el coronavirus y la edad, al final cierro, pero mantengo mi oficio de afinador”, explica el dueño de Pianos Puig, de Barcelona
La emergencia sanitaria a causa del coronavirus ha reducido la clientela de muchos establecimientos en Barcelona. Uno de los negocios afectados es la tienda de Pianos Puig, en el corazón del barrio de Gràcia, que informó el lunes pasado que echa el cierre después de 20 años de actividad comercial. El propietario, Josep Puig, explica que la medida se debe a que el mercado de los instrumentos “no muestra la vitalidad de tiempo atrás” y a que, por su edad, ya no puede compaginar sus servicios como afinador y estar al mismo tiempo al frente del local. “La situación que vivimos, naturalmente, ha precipitado mi decisión”, detalla, en llamada telefónica.
El dueño, de 68 años, señala que, después de dos décadas al frente de su proyecto, liquidará el inventario de lo que queda en su almacén con una media del 30% de descuento. “Espero que consideren esta oferta una buena oportunidad si tienen la intención de comprar un piano. Por lo menos, agradeceré que hagan llegar esta noticia a quien crean que pueda estar interesado”, comenta. Debido a las restricciones impuestas durante las fases de la desescalada, las visitas deben hacerse con cita previa. Pianos Steinway, Bechstein o Yamaha reposan detrás de la puerta del negocio, decorada con un pentagrama, a la espera de un comprador.
El propietario asegura que la pandemia anticipó su decisión de bajar la persiana, pero menciona que ahora podrá disfrutar de su tiempo libre al lado de sus seres queridos. Además, agradeció en un correo electrónico a todos los clientes que depositaron su confianza en su empresa. “No sé por qué se ha hecho viral. La gente hizo un corta y pega del texto y lo ha mandado a amigos, en grupos de Whatsapp, por redes sociales. Ha sido una movida bestial, no me la esperaba, sinceramente”, asevera. Desde que anunció la liquidación, no para de recibir llamadas y mensajes de apoyo.
Pianos Puig abrió su establecimiento en 1999 con la intención de ofrecer instrumentos de segunda mano de calidad a un coste accesible en Barcelona, según su dueño. “Para mí será siempre un recuerdo imborrable”, dice. A lo largo de los años, ha acogido iniciativas como conciertos de músicos que deleitaron con sus habilidades a la clientela en el local. “Se han juntado diabólicamente una serie de circunstancias. Entre la crisis económica, el coronavirus y la edad... pues al final ha salido esto. Cierro, pero mantengo mi oficio de afinador”, concluye Puig, que tiene que colgar porque una visita lo está esperando en la puerta de la tienda.
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