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Barcelona afronta la desescalada con la plantilla de limpieza bajo mínimos

El servicio funciona ahora con un tercio de los trabajadores e irá ampliándose conforme avancen las fases

Operarios del Ayuntamiento de Barcelona limpiando la ciudad.
Operarios del Ayuntamiento de Barcelona limpiando la ciudad.Carles Ribas (EL PAÍS)
Alfonso L. Congostrina

Los servicios de limpieza de Barcelona llevan, desde que se decretó el estado de alarma, trabajando con un tercio de la plantilla. “Un día normal somos 4.000 empleados. Desde mediados de marzo hacemos el servicio 1.300. El motivo es simple: tenemos que garantizar la recogida de basuras y, para ello, no podemos permitir que enferme la plantilla. Por eso preservamos grupos y así no ha fallado ni un día la recogida de residuos”, defiende Carlos Vázquez, director de este servicio en el Consistorio. Pero la falta de personal es evidente y las calles han empeorado notablemente su aspecto, especialmente con el desconfinamiento.

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Miles de vecinos salieron el sábado para hacer deporte en y recuperar —durante unas horas— las calles de la ciudad. Salieron, también, por primera vez —sin la bolsa de la compra como complemento— las personas mayores de 70 años para pasear. La ciudad era la misma pero las calles y los parques habían cambiado. La primavera había explotado. La vegetación había crecido —sin que nadie lo hubiera impedido— en los parques, en los alcorques de los árboles pero también en las aceras y en los caminos. Numerosas calzadas de la ciudad estaban repletas de semillas de los plataneros que pueblan la ciudad. Y en algunas calles se habían acumulado falta de barridos.

La teniente de alcalde de ecología y urbanismo, Janet Sanz, pidió ayer la comprensión de los vecinos y admitió que había carencias de limpieza. Sanz aseguró que se debía a la reducción de operarios y que se está “trabajando para recuperar la normalidad”.

El director de los servicios de limpieza y gestión de residuos del Ayuntamiento mantiene que “cada año” se prevé la época de caída de los plátanos. “Les llamamos polen pero en realidad es el fruto que se deshace y el viento lo dispersa”, puntualiza Carlos Vázquez. “Siempre nos adelantamos pero con un tercio de plantilla es evidente que no llegamos a todo. La pasada semana preveíamos que la gente iría a hacer deporte a la zona del litoral o a la Diagonal y movilizamos una serie de equipos allí. Somos reactivos pero ahora somos más lentos”, admite.

La reducción de plantilla ha hecho que solo 19 operarios hayan contraído el virus. “Ninguno de ellos se ha contagiado en su lugar de trabajo. Otros 120 trabajadores han estado algún periodo de tiempo en cuarentena. Gracias a que solo movilizamos una parte del servicio se ha ido complementando con el retén”, explica. El servicio de recogida de basura se ha mantenido al 100%, pero casi ha desaparecido el de barrido. Con el mismo personal se ha reforzado la limpieza de las zonas cercanas a hospitales, geriátricos, ambulatorios, hoteles medicalizados, la ampliación de hospitales en pabellones, supermercados y mercados. “El riego de calles se ha centralizado en estas zonas donde vamos diariamente, hay días que varias veces, a regar con una solución en base al 0,1% de hipoclorito sódico. Suficiente para acabar con el virus”, destaca. A parte del barrer, también se han suprimido algunos servicios como la recogida de muebles. “El 33% de la plantilla mantiene la limpieza de la ciudad salvo en zonas como el Raval, donde mantenemos al 50% de los operarios ya que la recogida de basura es manual”, admite.

La recuperación de los 4.000 trabajadores de limpieza de Barcelona depende de la activación de las siguientes fases de desescalada. “Cuando pasemos a la fase 1, pasaremos del 33% de la plantilla al 66% (en el Raval, del 50% al 75%), y cuando pasemos a la fase 2 se reincorporará el 100%”, asegura Vázquez, que también admite que la desinfección de puntos estratégicos se mantendrá hasta que finalice la pandemia.

El incivismo aumenta durante el confinamiento

El Ayuntamiento de Barcelona ha constatado que ha aumentado el incivismo durante el confinamiento. “Con las calles desiertas se ha reducido el control social. Han aumentado la presencia de excrementos de animales en las calles y de bolsas de basura que no se han tirado dentro de los contenedores. Es una falta de respeto a la ciudadanía y a los trabajadores de la limpieza”, lamenta Vázquez. El responsable de limpieza asegura que algunos justifican el aumento de excrementos a la picaresca: “Quizás ha paseado a mascotas gente poco acostumbrada a hacerlo”.

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